TRABAJADORES QUE
ROZAN LA ESCLAVITUD EN EL HOTEL OLIMPO DE ISLA (CANTABRIA)
Me gustaría hacer
pública el indignante trato que se da a los trabajadores del Hotel Olimpo
(cuatro estrellas) en Isla, Cantabria. A continuación relato mi experiencia
personal.
Me desplacé desde Valladolid a trabajar la temporada de verano, las condiciones pactadas con el director del hotel, eran 10 horas diarias, seis días a la semana, un día de descanso. Me daban alojamiento y manutención.
El alojamiento en una habitación aguardillada compartida dónde a penas se podía andar por mitad de la habitación de pié. No quiero dar detalles de la limpieza de esa habitación dónde me hospedaron, porque podíamos contar por decenas las telas de araña y las arañas colgando de la ventana del techo. Cuestión que no me extraña, ni culpo a las compañeras de limpieza porque sabía feacientemente que estaban desbordadas de trabajo. Tampoco quiero dar detalles de lo que no se ve del hotel, porque me daban hasta arcadas de la M----- que había por todas partes.
Una vez que llego allí, tanto las condiciones laborales, como las salariales fueron totalmente un engaño. Mi caso personal real es que trabajaba una media de 13-14 horas diarias, Atendía montaje y desmontaje de desayunos, comidas y cenas. A penas podía dormir 6 horas diarias, ya que entraba a trabajar alas 7.15 de la mañana, se salía a las 17.00 horas y por la tarde entrabas a las 19.30-20.00 horas hasta las 12 de la noche, con suerte. Por supuesto, por el mismo sueldo.
Las condiciones salariales que me dijo explícitamente el director eran 1925 euros brutos, 1300 netos. Una vez allí me dijeron que en nómina declarados 1100 y el resto en B. El caso es que haciendo cuentas, trabajando 26 días al mes, con esa media de horas, salía la hora a 3,57 euros. Una absolutísima vergüenza. A mi que me expliquen si eso es un sueldo, o es limosna. Una persona con amor propio y dignidad no puede aceptarlo.
Nos daban de comer a las 12.30 y de cenar a las 19.30, había días que había tanta gente en el comedor de personal que no podías ni sentarte a cenar y si esperabas a que la gente se levantase se te pasaba la media hora que teníamos, por lo que la recomendación de la metre del comedor fue que cogiera mi plato y me fuera a las escaleras a cenar, peor que los perros.
Si quería desayunar un café podía, pero si hablamos de comer una galleta o una tostada ya tenía que esconderme por el hotel para que no me vieran. Ese es el alojamiento y la manutención que daban a sus empleados, o por lo menos a mí. Por cierto, la fruta ni la olías, de postre sólo yogures, imagino (no lo puedo afirmar porque no lo sé firmemente) que se los regalarían comprando la leche o estarían a punto de caducar. Por tanto, pasaba sin comer nada 15, 16 o 17 horas, tranquilamente.
Después de esas jornadas infernales, fuí testigo de como el director del hotel se sentaba a cenar y después de trabajar 14 horas, había gente que se tenía que quedar a darle de cenar a la carta a él y a sus acompañantes. Cada uno que catalogue esa forma de actuar como quiera, la mia me la reservo. Careceré de muchas cosas pero de educación, amor propio y dignidad, os aseguro que no.
Aguanté 4 días trabajando, hasta el día que me quejé a la encargada del restaurante que me dijo literalmente que ese no era su problema, me tachó de vaga públicamente y que si me pensaba que había ido allí a no hacer nada. Supongo que la tomó conmigo porque allí nadie tiene los huevos suficientes para enfrentarse a quién debería y no a una simple camarera que acababa de llegar y que hacía todo lo que podía. En ese momento me largué del restaurante subí a recoger mis cosas, hice las maletas y me marché. De lo único que me arrepiento es del tremendo disgusto que me llevé y pasé sola en la habitación. Si hubiera podido controlar mi estado de ánimo en ese momento, me hubiera despachado a gusto. Aunque si hubiera perdido los papeles, quizás ahora mismo tendría un gran problema. Daremos las gracias de que no fuera así.
Si quieres trabajar allí tienes que dejar la dignidad en la entrada del hotel. El trato y la condiciones eran totalmente inmorales, pretendían tratarte como si fueras una auténtica basura.
Contaría más detalles que vi en 4 días, pero supongo que con lo que he dicho muchos se imaginarán el resto.
En este hotel se pasan por el forro los derechos laborales y te tratan de una manera prácticamente inhumana.
Me gustaría hacerlo público porque no hay derecho a que pasen estas cosas, por mucha crisis que haya. Yo no les tengo miedo, ni a ellos ni a nadie.
Si en algun momento quisieran tomar represalias, por estas declaraciones públicas, nos veremos dónde nos tengamos que ver. Ésta no es mi verdad, ésta es simplemente la verdad y con la verdad se llega a todas partes. La verdad no entiende de miedos.
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