Excelentísima Ministra Fátima Báñez,
Me dirijo a usted como un ciudadano ciertamente preocupado por la situación
actual. Supongo que hoy en día, con los tiempos que corren, no le resulta
sorprendente ni digno de mención que haya ciudadanos preocupados, a fin de
cuentas, va a ser difícil encontrar alguno que no lo esté.
Si he llegado a la conclusión de que usted no es una persona adecuada para
llevar un Ministerio, es debido a sus declaraciones sobre la Virgen del Rocío
que han recogido diversos medio, como se puede leer aquí o aquí. Si me lo permite,
primero voy aclarar lo que no estoy argumentando, hago esto, porque sé que cada
vez que en este país se intenta debatir o criticar algo lo que acaba surgiendo
es un festival de falacias lógicas. Suele ser moneda común que si uno crítica
A, B y C se le conteste con críticas a C, D y E, es decir, se contesta a algo
que en realidad no se ha dicho. En este país es fácil crear hombres de paja
contra los que luego arremeter.
Así pues, procedo a la aclaración. Verá señora Ministra, no estoy en contra
de que usted tenga unas determinadas creencias religiosas, considero que todos
los seres humanos deben tener el derecho a sostener las creencias religiosas
que así estimen oportuno, es más, creo que los estados deben promulgar leyes
para proteger ese derecho, dicho de otro modo, los estados deben ser laicos.
Así que esté tranquila, no voy a criticar ni a poner en duda su derecho a tener
las creencias que tiene, por muy carente de fundamento que me parezca el creer
en seres mitológicos.
Aclarado esto, pasaré a exponer las razones que creo que justifican lo poco
idóneo que es que usted esté al frente del Ministerio de Empleo y Seguridad
Social. Según se recoge en los medios usted ha declarado sentirse muy
emocionada por:
El regalo que ha hecho la Virgen del Rocío, aliada privilegiada y
embajadora universal de Huelva, en el camino hacia la salida de la crisis y en
la búsqueda del bienestar ciudadano
No tengo nada en contra de que usted se sienta aliviada por las causas que
sean, pero de estas declaraciones se desprenden concepciones ciertamente
preocupantes.
Como ya he señalado usted tiene todo el derecho del mundo a creer lo que
quiera, pero debe tener en cuenta que desde el momento en el que aceptó el
cargo de Ministra, no sólo es una persona, sino que también es un cargo
público, y aquí es donde empiezan los problemas. Verá no podemos confundir el
espacio privado con el público, es decir, como persona puede usted creer lo que
quiera, pero como Ministra no puede promover, leyes, normas, reglas, etc.
basándose en sus creencias personales. El ámbito público es el ámbito
compartido por toda la sociedad (es el relativo a las leyes, las normas de
convivencia, etc.). En ese ámbito no caben las creencias privadas. Es decir,
las normas, leyes, etc., no pueden hacerse en relación a creencias privadas de
nadie, pues las creencias privadas no son compartidas por todos. En el ámbito
público solo son válidas las normas, leyes, etc., que se hagan según un
procedimiento acordado por todos. Un procedimiento de debate racional e
inclusivo cuyas conclusiones sean válidas independientemente de las creencias
privadas. Por lo tanto sostener que la Virgen del Rocío nos está ayudando a
salir de la crisis, es una forma peligrosa de mezclar ambos ámbitos. Usted debe
hacer políticas que acaben, por ejemplo, con el problema del paro en este país,
dejar la solución de ese y otros problemas a la intervención divina como
comprenderá es algo que no corresponde.
No obstante, se lo voy a poner fácil a su postura. Por el bien del
argumento voy aceptar que esas entidades divinas en las que usted cree,
realmente existen. Podemos incluso suponer que a partir del momento en que
alguien les ha rezado pidiendo ayuda a esas entidades, éstas han empezado a
hacer que descienda la tasa de desempleo de este país. Pues bien, aun en ese
caso, lo único que tendríamos serían dos hechos. Uno, la pedida de ayuda
mediante el rezo a esos seres divinos, y dos, el descenso de la tasa de
desempleo. Pues bien, a partir de esto no se puede concluir que los entes
divinos nos estén ayudando, lo que tenemos es una simple sucesión temporal de
dos hechos, pero no tenemos la demostración de que el primer suceso sea la
causa del segundo. Creer o sostener que realmente es así, como parece que hace
usted, es incurrir en una falacia lógica conocida como post hoc ergo proter
hoc, es decir, después de esto luego a consecuencia de esto. El
incurrir en este error es una clara muestra de la ausencia de pensamiento
racional, o al menos, de un defecto de razonamiento en la persona que así
“razona”.
Fíjese que ni en el mejor de los casos su postura parece sostenerse. Ni que
decir tiene cómo quedaría su postura si esas entidades divinas no existen.
Pero la realidad es incluso más dolorosa, porque lo cierto es que los datos
no parecen indicar que haya ninguna ayuda de ningún tipo, ni divina ni humana.
Según los últimos datos
de la EPA el paro aumento en el primer trimestre de 2012 en 1,59 puntos, lo cual
eleva la tasa de paro al 24,44% lo que viene a ser unos 5.639.500 personas.
¿Dónde está esa ayuda divina? Tal vez, esté usted pensando que la ayuda de la
Virgen se nota en la mejora del dato del paro para el mes de mayo. Pero lo
cierto, es que tampoco parece que ese sea el caso. Como usted bien sabe en el
mes de mayo se produjo una reducción del 0,63% de la tasa de desempleo, lo cual
sin más parece una buena noticia. Pero a veces para saber la realidad de las
cosas y poderse hacer una idea aproximada de lo que está pasando, hay que
comparar los datos. En el mismo periodo de 2011 se produjo una reducción del
1,87%, en 2010 fue del 1,84% y en 2009 del 0,68%. Señora Ministra los datos no
parecen que apoyen la creencia de que algo o alguien nos está ayudando, la
situación no parece ir a mejor sino a peor.
Estas son las razones que me hacen temer que usted no es una persona
adecuada para ese tipo de cargos. Por un lado, parece tener una mezcla del
espacio privado y público peligrosa, parece tener defectos y problemas a la
hora de razonar, y por último, no parece ser consciente de la realidad, ya que
sostiene que recibimos ayuda divina cuando en realidad los datos muestran que la
situación no mejora sino que empeora, vamos, que de ayuda nada.
¿Ve como tengo razones para estar preocupado? Creo que es comprensible mi
preocupación y zozobra al saber que usted está al frente ni más ni menos que
del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. No espero ni de lejos que la
dimisión se le pase por su cabeza, soy bien consciente de que eso no es
costumbre en este país. Espero que al menos la carta le haga pensar, quizá,
quien sabe, con un poco de suerte, si no se da cuenta de que no es la apropiada
para ese cargo, al menos empiece a razonar como es debido.
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