Cinco familias sin casa ocupan otro
edificio en la Alameda
El bloque había sido devuelto ayer a sus dueños tras
frustrarse un alquiler para construir un hotel.
Cinco
familias en grave situación social ocuparon ayer un edificio en el Centro de
Sevilla, esta vez un bloque abandonado de aspecto ruinoso, sin agua y sin luz,
entre las calles Quintana y Conde de Torrejón, junto a la Alameda.
Con las
mismas necesidades que las 36 familias que desde hace un mes viven en un bloque
vacío en la rotonda de San Lázaro, esta quincena de personas precipitó ayer su entrada
en el edificio al verse en la calle por no poder pagar sus alquileres o
hipotecas, en una operación que no nació auspiciada por el 15M y que
está a todas luces menos organizada que la de San Lázaro. De hecho,
aunque el bloque estaba vacío, sus propietarios lo habían recepcionado ayer
mismo: sus inquilinos lo habían devuelto a los dueños después de tres años de alquiler,
en los que no habían logrado rehabilitarlo para abrir un hotel en el
inmueble, como tenían previsto. Así lo indicaron los mismos dueños, que se
presentaron allí para preguntar qué ocurría.
"Lo que
ocurre es que no tenemos casa, que debo cuatro meses de hipoteca y me van a
echar", explicaba María
José, de 33 años, que no recibirá más dinero que una ayuda social de 400
euros en agosto y que se ha mudado sola al edificio, con la esperanza de que en
breve se le unan su marido y sus dos hijos, que están con un familiar
mientras la ocupación cristaliza. Así lo explicaba ayer, con un discurso
igual de crudo que el de sus compañeras del bloque de San Lázaro, aunque mucho
menos ideológico y concienciado. "Si nos echan de aquí nos tendremos
que ir a otro lado", aseguraba, admitiendo que las familias no han
valorado mucho más allá qué puede pasar en los próximos días.
"No, si
yo hasta los entiendo", admitían a pocos metros de distancia los representantes de la propiedad
del edificio, que estuvieron hablando amigablemente con miembros del 15M que
acudieron para apoyar la ocupación, y con el parlamentario Juan Manuel
Sánchez Gordillo, que se ofreció a mediar, como los abogados de la comisión
de Vivienda del 15M. "Pero así no se arreglan las cosas",
matizó también el propietario a este periódico, ante el que prefirió no
identificarse.
Las familias
se han mudado a un edificio que no tiene agua ni luz, y que ni siquiera ha sido
limpiado a fondo ni tiene muebles, pero quienes han entrado confían en aguantar con los
víveres de emergencia que tienen. "Yo estaba en casa de mi madre con mi
pareja y mi hija, y he preferido meterme aquí", explicaba otra de las
vecinas, Pilar, de 25 años, a través de una ventana enrejada del bloque,
tan amplio que cada familia ha podido ocupar una vivienda. Pilar trabaja en una
casa dos horas a la semana y gana 100 euros al mes, los únicos que entran en su
casa, porque su pareja, albañil y pintor, lleva cuatro años parado.
Al igual que
una veintena de simpatizantes del 15M, varias parejas de la Policía Nacional
permanecieron junto al edificio durante toda la tarde, aunque no se produjo
ni el más mínimo roce con los ocupantes a los que, al entrar en el bloque a
plena luz del día, algunos vecinos llegaron a jalear y a aplaudir desde sus
balcones.
A última
hora de la tarde se presentaron también algunas de las mujeres que iniciaron
la ocupación del bloque de San Lázaro, para ofrecer apoyo y consejo a estas
familias. El 15M se ha ofrecido a mediar en una situación que se antoja más
compleja que la de San Lázaro, al estar clara la propiedad y existir un dueño
interesado en el edificio, en el que desde ayer ondean ya pancartas con el
lema "Vivienda digna".
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