“En mi vida escuché que el
amianto era malo”
El Colectivo de Afectados por el
Amianto en Puerto Real sigue dando pasos para su demanda en los tribunales
frente a Navantia. Hasta quince personas ya se han puesto en contacto con el
colectivo con el fin de reclamar sus problemas de salud por el contacto con el
amianto en las distintas factorías.
El Colectivo de Afectados por el
Amianto en Puerto Real sigue dando pasos para su demanda en los tribunales
frente a Navantia. Hasta quince personas ya se han puesto en contacto con el
colectivo con el fin de reclamar sus problemas de salud por el contacto con el
amianto en las distintas factorías.
Este jueves, el Colectivo de
Afectados por el Amianto en Puerto Real tenían una nueva cita en su sede de la
Calle San Francisco, donde reside la actual CNT, para seguir dando pasos
adelante en la formulación de las respectivas demandas ante Navantia. Todos sus
problemas de salud derivan, bajo informes médicos que lo justifican, del
contacto directa o indirectamente con el amianto. Un material que, desde 2005,
tiene prohibido su uso dentro de la Unión Europea debido al gran índice de
mortalidad por cáncer que provocaba.
De hecho, enfermedades como la
asbestosis o la fibrosis pulmonar son algunas de las que se encuentran entre los
afectados del colectivo, quienes ahora reclamarán sus derechos ante el
perjuicio provocado por la empresa durante sus años de trabajo. Para ello,
cuentan con Dionisio Sordo, del Despacho de Abogados de Agustín Grosso, quien
tiene más de veinte sentencias favorables, incluso recurridas ante el Tribunal
Superior de Justicia de Andalucía, con distintos afectados.
“Damos
una información exhaustiva y resolvemos todas las dudas que se le presenten
sobre todos estos temas derivados por la enfermedad”, asegura Sordo a Puerto
Real Hoy. Esta no es la primera denuncia por este tipo de dolencias en los
antiguos trabajadores, ya que desde 2001 se conocen demandas por parte de
algunos trabajadores de la factoría. “Hay mucha gente afectada y no lo saben,
no se le ha comunicado”, añade el abogado, quien insistió durante la rueda de
prensa en que “la empresa debería haber informado”.
“Cuando
se jubila una persona, la empresa debe comunicarle que pase reconocimientos
anuales a través de la Seguridad Social. Si no se lo comunican, difícilmente
esa persona puede tener conciencia de que está padeciendo. Solo hasta cuando la
enfermedad llega a un punto, muchas veces irreversible”, comenta el letrado,
quien incide en que, para formular la denuncia, es necesaria la presentación de
informes médicos que identifiquen la conexión del trabajo con amianto con la
enfermedad.
Uno de los precursores de este
Colectivo es Francisco Aragón, también ex trabajador de Navantia afectado. “Hay
un montón de trabajadores que no tienen conocimiento de la enfermedad que
tienen, y a través de los medios queremos que cada persona que lo tenga se
acerque, les informamos, les asesoramos y que ellos tomen en cuenta la decisión
de denunciar o no denunciar”, afirma el ex trabajador.
“Han
estado muriendo personas de astilleros que tanto la dirección de la empresa
como los comités de empresa y sindicatos han ocultado este tipo de
enfermedades. Si fueran a los servicios médicos o a la dirección de la empresa
y decirle que les den una relación de personas que tienen fibrosis pulmonar o
placas pleurales, nos quedaríamos asustados seguro. A mí me lo detectaron
también, estuve trabajando desde el año 1975 hasta cerca de los noventa
trabajando con el amianto. Cuando niegan que a partir del año 1982 aquello se
quitó”, hace hincapié Aragón, quien insiste en que “los trabajadores no
conocíamos cuando se quitó el amianto. Tenemos constancia de que existía en
1986, 1987 y 1988”.
Varios casos
José Alcedo también es uno de
esos trabajadores puertorrealeños que estuvieron en Matagorda. Trabajador desde
1956 hasta que se jubiló en 1995, Alcedo confirmó también que trató con amianto
durante su trabajo en la factoría. “Todos los mamparos de los camarotes,
departamentos y demás eran de amianto. Eso ha existido siempre en Matagorda. No
he tenido conocimiento nunca de que el amianto era malo. Mira si no lo tenía,
que hasta he dormido encima del amianto en las horas del bocadillo. Descansabas
una hora y te tirabas ahí porque era calentito”, explica.
En 2012, Alcedo comenzó a no
encontrarse bien y, gracias a tres informes de neumólogos, pudo comprobar que
estaba afectado por fibrosis pulmonar a cuenta de su trabajo cercano con el
amianto en la factoría de Matagorda.
Otro de los afectados, desde el
año 1985, es Manuel Blanco. Afectado con asbestosis, Blanco sufrió un derrame
que le provocó su marcha de la factoría en 1989. Sin embargo, su caso es uno de
los más complejos, ya que tras estar en pleito, el Juzgado determinó que su
causa había prescrito. De hecho, el último TAC al que fue sometido sirvió para
detectarle que tenía un derrame pleural.
Pero no todo eran trabajadores de
Navantia en la factoría. También muchos trabajadores de subcontratas de la
empresa estuvieron en contacto con el amianto. Este es el caso de Daniel
Arquero, quien comenzó a trabajar con este material en 1968. “Éramos contratas,
pero solo pertenecíamos al forrado. Directamente con el amianto. Ignorábamos lo
que era. No teníamos protección de ninguna clase”, finaliza.
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