Una consultora implicada tenía a sueldo al exdirector de los
ERE y a su esposa
Si yo te premio, tú me devuelves el favor. Esa sencilla
ecuación era una máxima para el ex director general de Trabajo, Javier
Guerrero. El político lideró el desvío de dinero procedente del fondo de los
ERE junto a tres artífices en la cúspide de la trama. Y su tajada fue
considerable gracias sobre todo a la consultora Vitalia, del grupo Eurobank,
que tramitó la mayoría de los ERE fraudulentos, después de que Guerrero así lo
ordenara. El cerebro de la trama cobró 249.000 euros gracias a 94
transferencias por importe de 161.600 euros y otras 76 operaciones por importe
de 87.400 euros a otra cuenta de su esposa. Siempre en cantidades inferiores a
3.000 euros para no levantar sospechas.
Esos ingresos
bancarios son la prueba más evidente recabada por la investigación, bajo
secreto de sumario, de cómo Guerrero entendía las relaciones sociales y
políticas desde su dirección general de la Junta, que gestionó como un
chiringuito personal sin orden ni concierto, pero con altos beneficios.
La juez le envió a
prisión de nuevo el miércoles por cohecho, asociación ilícita, y dos delitos
continuados de malversación y prevaricación. En la pirámide del desvío de
dinero, Alaya sitúa al ex director comercial de Vitalia, Antonio Albarracín; al
intermediario Juan Lanzas; y al dueño de Uniter, José González Mata. Guerrero
“permitió a ambas consultoras unas comisiones elevadísimas”, que llegaron al
20%, muy superiores a la media del mercado (sobre el 3%). Alaya destaca los
siete millones que percibió Uniter como comisión en el expediente de Delphi y
los 1,4 millones de Vitalia en Dhul.
La Guardia Civil ha
elevado a 50 millones el dinero desviado por las comisiones pagadas a las
consultoras Vitalia y Uniter, que recibieron en total 68 millones, según la
Cámara de Cuentas. Los investigadores avisaron del próximo “aumento
significativo” de dicha cantidad al analizar la documentación incautada.
Durante los registros del miércoles, los investigadores hallaron 82.000 euros
en billetes de 500 en casa del intermediario Juan Lanzas.
La nueva dimensión
del caso es clara para Alaya, según el auto de prisión dictado contra Guerrero.
Hasta ahora, existía “un otorgamiento arbitrario de ayudas públicas (...) con
un supuesto desinterés por los principios de objetividad, igualdad y no
discriminación (...) ayudas que escandalosamente se otorgaban a personas que no
tenían derecho a ellas, creándose así una especie de clientelismo en torno al
PSOE y a la Junta de Andalucía”.
Ahora el panorama ha
cambiado “radicalmente”: “Estamos ante un sistema perfectamente establecido: la
concesión de ayudas se convierte en el verdadero negocio, cuyo volumen se
incrementa mientras más ayudas se otorguen (...) La sobrecomisión ha dejado de
ser algo que pasara desapercibido para la Administración, con una pasividad que
irritaba a muchos, a ser el verdadero alimento de esta trama corrupta del que
se nutre, no solo la mediadora, sino presuntamente y a espaldas de ésta, sus
principales responsables”.
Guerrero también se
enriqueció con métodos más sutiles que las transferencias desde Vitalia. Los
investigadores añaden que junto a los 249.000 euros que Vitalia ingresó en
cuentas de Guerrero, el ex director general también recibió en efectivo dinero
no cuantificado de las comisiones, en concreto, en sobres que su chófer, también
imputado en la causa, recogía en Madrid de manos de Albarracín.
Además, Vitalia
incluyó como intrusa en el ERE de SOS Cuétara a la suegra de Guerrero,
Victorina Madrid, por el que esta percibió 198.876 euros. También la juez
resalta otra póliza a favor de la madre del chófer, Estrella Blanco, por
122.649 euros, en un momento en que el conductor y Guerrero “necesitaban dinero
para sus adicciones”. Alaya utiliza esta expresión para recordar la confesión
del chófer Juan Francisco Trujillo sobre el gasto en cocaína, fiestas y copas
que realizó durante varios años.
El conductor recibió
en subvenciones que otorgó Guerrero 1,3 millones a través de tres empresas sin
actividad. El chófer, para devolver la subvención a su jefe, le agasajó con
dinero en metálico “entre 40.000 y 60.000 euros” y todo tipo de regalos como un
piano antiguo, ropas y relojes. Una de las empresas de Trujillo recibió 13.920
euros del bufete Estudios Jurídicos Villasís, cuyo responsable está imputado.
Este dinero se lo repartieron Guerrero y Trujillo, según la investigación.
A los sobres de
Vitalia se le suman otros que su amigo el intermediario Juan Lanzas le entregó
para agradecerle que facilitara sus gestiones entre las empresas, los
sindicatos y las consultoras. Lanzas llegó a la Dirección General de Trabajo y
dejó un sobre con dinero encima de una mesa, según subraya Alaya. Asimismo,
Lanzas premió la colaboración de Guerrero en la trama organizada con viajes a
China y Egipto y estancias en hoteles en Almería y Jaén por 11.000 euros.
Cuando la consultora
Vitalia dejó de acaparar los ERE y fue sustituida por Uniter, Guerrero siguió
cobrando. Estudios Jurídicos Villasís recibía ingresos desde Uniter y a
continuación transfería cantidades a las empresas vinculadas al entorno de
Guerrero. Un ejemplo: Uniter transfirió a Estudios Jurídicos Villasís 190.000
euros, de los cuales desvió 60.000 euros a la empresa del chófer Shaphire Grupo
Empresarial (en referencia a la ginebra Bombay Shapphire) y Promociones
Vinícolas, controlada por Gregorio Martínez, supuesto camello de Guerrero,
según declaró Trujillo. Los agentes resumen cómo Guerrero adquirió cuatro
inmuebles, tres de ellos sin hipoteca, e ingresó 303.588 euros en total.
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