La Iglesia de Mallorca expulsa al párroco de Can Picafort
por abusos sexuales a menores
Redacción. Palma El rector de Can Picafort, apartado
cautelarmente de la parroquia desde principios de 2011, ha sido finalmente
considerado culpable por el tribunal eclesiástico que le juzga de haber abusado
sexualmente de varias niñas menores de edad, tal como publicó Diario de
Mallorca. Pere Barceló Rigo ha sido condenado a la máxima pena canónica, que
conlleva la expulsión del ministerio sacerdotal.
Se trata del primer cura de España al que la Iglesia
católica aplica la llamada doctrina de la ´tolerancia cero´, impuesta por el
anterior Papa Benedicto XVI para atajar los escándalos de pederastia en el seno
de la institución. El pontífice, hoy emérito, ordenó a todos los obispos que
investigaran las denuncias contra sacerdotes por abusos sexuales a menores, y
que paralela o independientemente de la Justicia ordinaria, éstos fuesen
juzgados según el Derecho canónico, propio de la Iglesia.
Pere Barceló fue denunciado ante el Obispado de Mallorca en
enero de 2011, por una joven de Cala Rajada, mayor de edad, que aseguró haber
sido víctima de abusos sexuales cuando era solo una niña y Barceló era el
párroco de la localidad, antes de ser destinado a Can Picafort. Previamente, la
joven había contactado con la ONG RANA (Red de Ayuda a Niños Abusados), con
sede en Palma, que la ayudó y animó a denunciar los hechos ante el anterior
obispo, Jesús Murgui. El prelado ordenó la apertura de un proceso canónico
contra el capellán, y en marzo del mismo año, le apartó cautelarmente de la
parroquia de Can Picafort, suspendiéndole de todas sus funciones pastorales.
El vicario judicial de la diócesis, Nadal Bernat, fue el
encargado de instruir la causa, y durante meses recabó diversos testimonios
incriminatorios contra el cura. Además de la primera joven, otras dos chicas
denunciaron ante la Iglesia a Barceló, otra joven de Cala Rajada y una tercera
de Can Picafort. Esta última también asegura que además de tocamientos, fue
violada repetidamente por Barceló entre 1997 y 1998, cuando ella solo tenía 10
y 11 años, respectivamente.
El tribunal eclesiástico, formado por tres jueces, ha
sentenciado que Barceló es culpable de todas estas acusaciones, y le aparta
definitivamente del sacerdocio. Ahora Barceló dispone de quince días para
apelar la sentencia, en cuyo caso deberá hacerlo directamente en el Vaticano,
en concreto ante la Congregación para la Doctrina de la Fe (antigua
Inquisición).
Al mismo tiempo, la magistrada del juzgado número 3 de Inca
ha imputado a Barceló por los mismos delitos, tras haber denunciado las tres
víctimas al todavía sacerdote ante la Guardia Civil. La joven de Can Picafort
fue la primera que acudió a la Justicia, en noviembre del año pasado, tras
haber confesado a su familia lo ocurrido supuestamente cuando solo era una
niña. La juez instruye las diligencias del caso y ya ha llamado a declarar a
Barceló, que negó las acusaciones.
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