LA AUDIENCIA PROVINCIAL VUELVE A FUSILAR A LOS CINCO DE SAN
LORENZO
Los volvieron a matar, los fusiles sonaron de nuevo en el
vacio brutal de la represión, de la tortura, del miedo, del olvido, de la
memoria. Los mataron de nuevo, los
asesinaron y el pañuelo rojo de la madrasta entristecida volvió a volar en el
viento nocturno de La Isleta.
El fusilamiento de
los cinco fusilados de San Lorenzo se volvió a ejecutar y esta vez el pelotón
vino vestido con togas, con leyes infames, oscuras, siniestras, ajenas al dolor
de sus familias, al drama de perder seres queridos en manos de los asesinos
fascistas.
Los fusilaron otra
vez a Juan Santana, a Manuel Hernández, a Antonio Ramírez, a Matías López, a
Francisco González… Los volvieron a ejecutar con un Auto Judicial de la
Audiencia Provincial, donde no se permite a los familiares recuperar sus huesos
queridos. Prohíben desde sus tinieblas
de poder y egoísmo, les niegan el pan y la sal a las víctimas de los asesinos
franquistas, impiden que se abra la fosa común del Cementerio de Las Palmas,
consiguen que los más de 60 republicanos asesinados sigan ocultos, enterrados
bajo toneladas de odio y tierra manchada de sangre,
¿Dónde queda la verdad y donde la mentira?
¿Por qué en una supuesta democracia del siglo XXI se sigue
ocultando el genocidio?
Los volvieron a
matar, el pelotón rugió y esta vez no hizo falta el cura traidor, el confesor
que apadrina el crimen, los militares criminales, los sanguinarios falangistas,
les bastó con un frio documento firmado, con cerrar las puertas a la libertad,
a la pureza. Dictaron y callaron
ocultos, temerosos tras las paredes de sus palacios de injusticia. El dolor no les importa porque se nutren, se alimentan
de la tristeza, de la desesperación de quienes solo pretenden darle una digna
sepultura a sus parientes asesinados.
La muerte de nuevo cegó los ojos de la esperanza y parece
que no han pasado los años, que seguimos enterrados en la nebulosa gris de la
dictadura, de los abusos de poder, del maltrato, de la humillación, de la
corrupción y el robo.
La lucha sigue y lo
que no saben quienes fusilan cada día la libertad y la esperanza, lo que
ignoran los seguidores de la oscuridad, es que la fuerza de las personas que
luchan por amor radica en sus principios nobles, en no tener nada que perder,
en existir para transformar lo injusto hasta la victoria o la muerte.
Los volvieron a
matar, a fusilar, a masacrar de nuevo en este marzo de falsa democrática y
mentiras.
La lucha sigue y no
cesará hasta poder acariciar, besar y enterrar dignamente los huesos de
nuestros amados muertos.
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