FERNANDO
TARRIDA DEL MARMOL, ANARQUISTA SIN MAS ADJETIVOS
Tarrida es conocido, especialmente, por su teoría del anarquismo sin
adjetivos, aceptada de manera amplia en el movimiento; en 1890, en el periódico
Anarquista francés La Revolte, que dirigía Jean Grave, se produjo una
polémica, en la que unos propiciaban el mutualismo y otros el colectivismo;
Tarrida envió una carta a La Revolte exponiendo cómo el movimiento
español interpretaba el desarrollo y desenvolvimiento de una sociedad que llega
al anarquismo: "pues no somos quienes para marcarles lo que han de
hacer otros, ellos crearán a su mejor conveniencia la forma de organizar sus
vidas". Esta teoría fue expuesta en el Segundo Certamen Socialista,
celebrado en Reus en 1889, en varios artículos de Le Révolté y en
diversos folletos; fue un ejemplo de superación eficaz de las confrontaciones
en la difusión del ideal anarquista evitando todo dogma político, económico o
religioso. En este enlace de acracia.org, puede leerse el texto íntegro de este
valioso documento.
Fernando Tarrida ha sido descrito como un hombre sencillo e inteligente, de
ideas afines a las de Kropotkin, fue introductor en España del concepto de
"el apoyo mutuo" antes de que se tradujera la obra del mismo título y
tuvo la aspiración de dar fundamento racional y científico a las cuestiones
sociales. La confianza de Tarrida en la ciencia para resolver los problemas
sociales se muestra en la siguiente reflexión aparecida en La Revista Blanca
en 1904 (publicación en la que Tarrida, después de su exilio en Londres,
tendría una sección fija sobre cuestiones científicas):
"Cualquier matemático se reiría de aquel que pretendiera dar valores a
una función algebraica (…). Y sin embargo esto es lo que hace todo legislador o
inventor de dogmas políticos, económicos o sociales. Dictar una ley para la
colectividad o función, con objeto de obtener que los individuos de dicha
colectividad, esto es, las variables obren de tal o cual modo es, no sólo un
acto tiránico, sino también una herejía matemática. Lo es igualmente al querer
suprimir un mal social, función de una porción de variables, sin dar a esas
variables los valores que reducirían a cero su función: por ejemplo, querer
suprimir por medio de leyes, el robo, la usura o el asesinato, funciones
inseparables de una porción de circunstancias variables que nadie ignora, sin
modificar estas circunstancias."
Tarrida, como buen anarquista, tuvo amplias preocupaciones sobre cualquier
ámbito de desenvolvimiento humano. Combatió la moral religiosa y estoica, y
alabó un vitalismo, una liberación de las pasiones humanas, visión tal vez
influida por Stirner y Nietzsche, como garante del goce individual y de la
armonía social, aunque no dejó de estar compensada por una fuerte convicción
moral (en lo que puede ser un ejemplo, que algunos quieren ver como
contradicción, pero puede denominarse mejor equilibrio o armonía de la propia
moral anarquista asumiendo tendencias humanas aparentemente contradictorias).
Jose María Fernández Paniagua
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