Javier Couso, hermano de José Couso, corresponsal de guerra de Telecinco abatido en el Hotel Palestina de Bagdad el 8 de abril de 2003, dio ayer una conferencia en el salón de actos de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Murcia. «La muerte de mi hermano y sus compañeros fue premeditada, por defender el derecho a la información». Con esta frase abrió de nuevo Couso el debate de la neutralidad y el derecho a la información en los medios de comunicación.
En la conferencia tuvo cabida una reflexión sobre el derecho internacional humanitario, el silencio de los grandes medios de comunicación y sobre la distinción entre el periodismo independiente y los grandes medios o 'todólogos', como bien remarcó.
Javier Couso dijo que «cuando se mata a un periodista por hacer su labor, es asesinato, no es un accidente laboral». Y prosiguió diciendo que 360 periodistas muertos en Irak y más de 100 heridos no son accidentes laborales. «Se sufre mucho cuando no tienes un poco de justicia», concluyó.
En todo momento, el hermano del cámara de Telecinco José Couso estuvo arropado por José Mateo, licenciado y graduado en Derecho, junto con algunos de los coordinadores del Centro de Estudios 15-M de Murcia, Martín Stutz, María García y José Manuel Hernández, que organizaron el acto para invitar a los ciudadanos a la reflexión.
Javier Couso contó que muchas personas le dicen a su familia que dejen su lucha, pero él siempre les responde que «¿por qué se tiene que olvidar? No me da la gana de olvidar. Queremos justicia. Tenemos memoria». Remarcó que esto se lo enseñaron las madres de la plaza de mayo y que no están dispuestos a perder la memoria.
Según afirmó Couso, aquella mañana del 8 de abril, su hermano y los periodistas que estaban cubriendo la guerra de Irak se cambiaron de hotel porque la CNN les dijo que era más seguro estar en el hotel Palestina; en los carros de combate se veía perfectamente quién había en la habitación por los infrarrojos con sensor al calor que tienen los carros y éstos estuvieron cinco horas en el puente que había enfrente. Si hubieran tenido dudas de un ataque inminente se hubieran ocultado, no hubieran estado allí tanto tiempo, aseguró Javier Couso, que es hijo, nieto y bisnieto de militares. «No quisieron testigos esa mañana, había tres cámaras dando información en directo. Las tres fueron destruidas. Hasta la caída de la estatua de Sadam Husein no se dio información al mundo de lo que pasaba en Bagdad. EE UU quiso matar a los periodistas, está demostrado que ellos sabían que mi hermano y sus compañeros estaban allí», afirmo Javier.
La querella fue presentada en mayo de 2003 contra crímenes de guerra; en julio de 2011 se reactivó la orden de búsqueda y captura que dictaminó el juez Santiago Pedrá, y la Interpol se negó a cumplirla. Actualmente los tres militares a los que se les atribuye el crimen, se encuentran en busca y captura en el espacio europeo y la fiscalía pide 3 millones de euros de fianza a los acusados, según declaraciones de Couso. «El caso sigue, no hay fin de la historia, hemos ganado la batalla moral, pero si no luchas no podrás cambiar la cosas», dijo Javier en su reflexión final.
fuente: kaosenlared
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