El futuro de la histórica planta de la Fiat en Mirafiori (Turín) está en el aire. Su plantilla se enfrenta hoy a un referéndum-ultimátum que ha suscitado un encendido debate ideológico, político y mediático en Italia. Los 5.431 trabajadores de la división de carrocerías han sido llamados a votar el polémico acuerdo propuesto por el consejero delegado, el italo-canadiense Sergio Marchionne, que fue firmado la semana pasada por la empresa y todos los sindicatos salvo el ex comunista.
La consulta empezó anoche y acabará hoy. La impresión general es que vencerá el sí, aunque la FIOM, federación metalmecánica de la poderosa central ex comunista CGIL, está tratando de movilizar a los trabajadores hacia el no. El primer ministro Silvio Berlusconi, ha tomado parte por la empresa y ayer afirmó que, si los empleados rechazan el acuerdo, "la Fiat tendría buenas razones para irse de Italia y fabricar en otros países".
El pacto que propone Marchionne consiste en esencia en que la empresa se compromete a crear una joint venture entre Chrysler y Fiat que llevará a la planta de automóviles de Mirafiori una nueva plataforma de Estados Unidos que producirá coches SUV para las marcas Jeep y Alfa Romeo, pero solo si los trabajadores aceptan una serie de condiciones, consideradas "esclavistas" y contrarias al Estatuto de los Trabajadores por la CGIL.
Los empleados deben renunciar a sus permisos sindicales y aceptan limitar las bajas por enfermedad a los casos graves (hemodiálisis, hepatitis, problemas circulatorios...) que requieran ingreso hospitalario.
El pacto, que supondrá la extinción del convenio colectivo vigente, es un documento muy detallado que regula incluso las pausas de 10 minutos en la cadena productiva y el momento de la media hora del almuerzo.
La empresa se fija el objetivo de reducir el absentismo por enfermedad por debajo del 3,5%; anula las bajas por enfermedad cercanas a fiestas, descanso o puentes y estipula nuevos sistemas de turnos, tres de ocho horas de lunes a sábado, que derogan las leyes en vigor y pueden ser modificados en función de las necesidades del mercado.
La secretaria general de la CGIL, Susanna Camusso, ha acusado a Marchionne de "insultar a Italia" con sus amenazas de cerrar la planta y llevarse la producción a Serbia, aunque hoy ha afirmado que la FIOM "volverá a la fábrica vaya como vaya el referéndum". Según la sindicalista, la Fiat esconde los detalles de su plan fábrica Italia con la connivencia de un Gobierno que no hace su trabajo y milita por la reducción de los derechos.
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