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lunes, 10 de enero de 2011

«Al menos que nos despidan»

Las siete trabajadoras reconocen sentirse «al límite» tras estar seis meses sin que la Fundación Sauce les pague sus nóminas .Las empleadas del centro Dora Reyes retoman las protestas ante el Consistorio.Tan presionadas por sus deudas, olvidadas por los que le privan del pan y desesperadas por los seis meses sin percibir su salario que la única salida que ven factible es el despido. Cómo no será la situación que dicen estar viviendo las siete trabajadoras del Centro de Recursos Dora Reyes -destinado a mujeres en riesgo de exclusión social- que la única luz que ven al final del túnel es tener entre sus manos la carta de despido que la Fundación Sauce lleva semanas prometiéndoles pero que no les termina de entregar. «Al menos así tendremos derecho al paro», sentencia con amargura Manuela Ferrari, trabajadora del centro y delegada sindical de CC OO.


La situación que experimenta Ferrari y sus otras seis compañeras es la constatación empírica de los desastres de la crisis: el Ayuntamiento no paga las subvenciones a la fundación que las tiene contratadas y la entidad dice no tener fondos para pagas sus nóminas. El resultado es que la crisis cae como una losa sobre el bolsillo de las siete trabajadoras. A partir de las 11 de la mañana de hoy volverán a concentrarse a las puertas del Ayuntamiento ante «una situación caótica», como reconoce Ferrari.

Vuelta a San Juan de Dios

Lo cierto es que no es la primera vez que están a las puertas del Consistorio. Ya estuvieron en septiembre, día tras día, exigiendo una solución que no llegaba. En un principio les acompañaban otros siete trabajadores del Centro de Transeúntes -un albergue gestionado por la misma entidad- que tampoco percibían sus nóminas. Tras la renuncia oficial de la Fundación a seguir gestionando el servicio, el Ayuntamiento sacó concurso el pasado 29 de octubre el albergue con la cláusula de mantener a los trabajadores. Los empleados del Centro de Transeúntes se retiraron de la plaza de San Juan de Dios con esperanzas renovadas. Pero las trabajadoras del Centro Dora Reyes quedaron allí. «Lo mismo ocurrió con los trabajadores de Sufi Cointer y a ellos también les terminaron pagando. Todos encuentran solución menos nosotros», reconocía ayer Ferrari entre lágrimas.

La delegada sindical hace referencia al limbo laboral en el que se ven inmersas desde hace meses. La Fundación Sauce también dejó claro su interés por renunciar al Centro Dora Reyes. Pero en este caso el Consistorio no respondió como en la situación del albergue. El mayor compromiso arrancado fue el de reestructurar el servicio. «Pero no se concreta en nada», puntualizó Ferrari.

Mientras, las empleadas continúan su agonía diaria en su centro de trabajo, cada vez con menos mujeres atendidas: «En un principio eran cinco mujeres y ocho niños, pero ya sólo queda una y dos niños, el resto han sido realojadas en pisos por el Ayuntamiento». Unas señales que las trabajadoras interpretan como el fin del Centro de Recepción Dora Reyes, a pesar de «no haber recibido comunicación del Consistorio».

Así las cosas, la única salida que ven viable es que, al menos, la fundación las 'libere' de su contrato para poder cobrar la prestación de desempleo. Pero ni siquiera eso parecen quererle conceder a las trabajadoras: «Llevan semanas diciéndonos que las cartas de despido están preparadas, pero nada».

Ferrari hace culpable de su situación tanto al Ayuntamiento como a la propia Fundación Sauce. De hecho, a pesar de que las cifras no están claras, las trabajadoras hablan de un atraso en las subvenciones que ya asciende a los 300.000 euros. Un montante que lleva a la entidad a apuntar un culpable de la situación: «La vicepresidenta nos dice que no hay dinero para pagarnos las nóminas».

Sin embargo, el Ayuntamiento se defiende. «Conozco la situación de las trabajadoras. Les pagaremos mejor o peor las subvenciones a la Fundación pero eso no es motivo para que haya dejado de pagar a sus trabajadores», puntualizó a este medio el concejal de Hacienda, José Blas Fernández. Aunque el edil no entró a valorar cantidades si apuntó «a la reducción de ingresos del Estado» como culpable de la situación que experimenta el Ayuntamiento con las subvenciones.

Mientras, Ferrari se lamenta de que su deuda sea la última en liquidar. «Ya se ha anunciado hasta el pago a las cofradías de penitencia, pero a nosotros nada. Sólo recordar que nosotros pasamos una penitencia todos los días». Una contrición obligada que las empleadas atraviesan desde el pago atrasado de sus nóminas de junio y julio y el 40% de sus pagas extras de verano. Desde entonces, sus cuentas bancarias no reciben un ingreso de Sauce. Mientras, Ferrari deja un lamento entre lágrimas, de esos para los que no se sabe cómo dar consuelo: «Nadie sabe lo que se siente en esta situación, nadie sabe lo que es no poder pagar la hipoteca y todos los recibos».

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