Andrés perdió su brazo mientras trabajaba, no tenía papeles ni contrato. El día del accidente su jefe le quitó el mono de trabajo y le abandonó en el hospital. Seis años después y con dos sentencias favorables, este joven colombiano no ha recibido ni un sólo euro de los 249 mil que le reconoció el juez.
Andrés está molesto porque además no haber cobrado se ha enterado de que su jefe, el mismo que le acusó en el juicio de haber provocado su propio accidente va a recurrir la sentencia de la Audiencia Provincial a través de un recurso de amparo ante el constitucional.
No tenía papeles, tampoco contrato, pero llevaba dos años trabajando en la empresa "Parra Ramos", una fábrica de embutidos de Getafe. Trabajaba picando carne, y aquel día, hace ya seis años, el anillo de seguridad estaba estropeado. La máquina se tragó su mano y la aplastó. "Cuando apareció mi jefe subió al despacho para hablar con el gerente, y antes de ayudarme decidió quitarme el mono de trabajo y dejarme en el hospital, después me forzaron para que firmase mi contrato, pero no lo hice", recuerda hoy Andrés Betancourt, este joven colombiano de 28 años que también nos ha relatado que cuando salió del hospital, volvió a por su cosas a la fábrica pero comprobó que "me habían vaciado mi taquilla, decían que no me conocían de nada".
Justicia sí, dinero no
Hasta en dos ocasiones la justicia le ha dado la razón a Andrés, primero un juzgado de lo penal, que condenó a este empresario a dos años de cárcel y a pagar una indemnización de 249 mil euros. Esa sentencia de hace cuatro años ha sido ratificada ya por otra de la Audiencia Provincial de Madrid. Sin embargo, después de años esperando Andrés aún no ha visto ni sólo euro "no he recibido nada, la aseguradora dijo en un primer momento que se harían cargo de la mitad del pago de la indemnización, pero nada de nada. Han pasado seis años, han dictado la sentencia pero aún no se ha hecho efectivo el cobro", apunta Andrés.
Un futuro sin presente
Seis años después Andrés no ha conseguido cobrar, pero sí los papeles. Gracias a los servicios jurídicos de UGT ya tiene el permiso de residencia. Sin embargo, con esos documentos no le permiten trabajar, vive sólo y malvive con la pensión que le han concedido de 700 euros. Desde que perdió el brazo ha tenido que afrontar una vida completamente nueva aunque todavía no se ha acostumbrado a ella "he tenido que aprender a hacer todo con la izquierda, algo tan sencillo como atarme el cordón de los zapatos es una tarea muy incómoda".
Seis años después Andrés se replantea su futuro. Lo hace perplejo y sorprendido por el empeño con el que su antiguo jefe pretende desmentir lo que dos jueces han ratificado ya. Andrés se ha enterado de que ese empresario, el mismo que se lavó las manos cuando tuvo el accidente, el mismo que le acusó en el juicio de haber provocado su propio accidente para conseguir los papeles, va a recurrir por tercera vez la sentencia, esta vez a través de un recurso de amparo ante el Constitucional.
fuente: cadenaser
No hay comentarios:
Publicar un comentario