Un paciente presenta una demanda contra Dental Line, el dentista que le atendió en la desaparecida clínica de Cádiz y el seguro de éste, a quienes reclama una indemnización de 41.266 euros porque en una operación de implante dejaron olvidado un tornillo incrustado en el seno maxilar derecho entre la nariz y el ojo, que estuvo alojado en el interior del demandante durante siete meses.
Según la demanda, a la que tuvo acceso Europa Press y que ha sido admitida a trámite, los hechos se remontan a agosto de 2007, cuando este gaditano de 35 años acudió a la citada clínica a realizarse una serie de implantes y limpieza bucal, lo que le presupuestaron en 11.040 euros.
El odontólogo en cuestión le colocó el implante en la pieza número 26 --incisivo lateral inferior derecho--, que le dio una serie de problemas y malestar en las encías. Por ello, tres meses más tarde, se le extrajo el implante y se le colocó uno nuevo en el mismo lugar.
José Luis Ortiz, letrado del paciente y adscrito a los servicios jurídicos del Defensor del Paciente en Cádiz, explicó a Europa Press que cuando el dentista extrajo el primer implante, pensó que el tornillo, que no aparecía, había sido ingerido o tragado por el paciente.
No obstante, resultó que había quedado incrustado y alojado en el seno maxilar derecho, entre el ojo y la nariz. Por ello, aseguró que se trata de un "oblito quirúrgico" por parte del odontólogo, consistente en el olvido de material extraño al organismo en el interior del paciente.
Según la demanda, a la que tuvo acceso Europa Press y que ha sido admitida a trámite, los hechos se remontan a agosto de 2007, cuando este gaditano de 35 años acudió a la citada clínica a realizarse una serie de implantes y limpieza bucal, lo que le presupuestaron en 11.040 euros.
El odontólogo en cuestión le colocó el implante en la pieza número 26 --incisivo lateral inferior derecho--, que le dio una serie de problemas y malestar en las encías. Por ello, tres meses más tarde, se le extrajo el implante y se le colocó uno nuevo en el mismo lugar.
José Luis Ortiz, letrado del paciente y adscrito a los servicios jurídicos del Defensor del Paciente en Cádiz, explicó a Europa Press que cuando el dentista extrajo el primer implante, pensó que el tornillo, que no aparecía, había sido ingerido o tragado por el paciente.
No obstante, resultó que había quedado incrustado y alojado en el seno maxilar derecho, entre el ojo y la nariz. Por ello, aseguró que se trata de un "oblito quirúrgico" por parte del odontólogo, consistente en el olvido de material extraño al organismo en el interior del paciente.
EXTRACCIÓN DEL TORNILLO
Según relató, ante los "terribles dolores" que refería el paciente, fue examinado por un especialista en Otorrinolaringología del Hospital Puerta del Mar de Cádiz, quien le hizo un TAC y detectó la presencia del tornillo en un lugar "muy delicado para la supervivencia del enfermo".
Por ello, se le intervino quirúrgicamente con anestesia general para la extracción del tornillo en marzo de 2008, con lo que el objeto estuvo en el interior del paciente durante siete meses.
En su demanda, el joven sostiene que el "considerable deterioro" de su salud, no ha sido un hecho casual ni fortuito, sino que se debió a una "inadecuada y deficiente praxis". Además presentó una denuncia ante la comisión deontológico del Colegio de Dentistas por estos hechos. También sometió el caso al estudio de un especialista en Odontología e Implantología, quien afirmó que hubo "mala praxis del dentista".
Por ello, se le intervino quirúrgicamente con anestesia general para la extracción del tornillo en marzo de 2008, con lo que el objeto estuvo en el interior del paciente durante siete meses.
En su demanda, el joven sostiene que el "considerable deterioro" de su salud, no ha sido un hecho casual ni fortuito, sino que se debió a una "inadecuada y deficiente praxis". Además presentó una denuncia ante la comisión deontológico del Colegio de Dentistas por estos hechos. También sometió el caso al estudio de un especialista en Odontología e Implantología, quien afirmó que hubo "mala praxis del dentista".
RECLAMACIÓN
Por tales hechos, el paciente remitió una reclamación a Dental Line y al dentista, contestándole este último que el riesgo de olvido venía expresamente contemplado en el consentimiento informado que firmó. Sin embargo, el demandante examinó dicho consentimiento, constatando que dicho riesgo no venía contemplado. Asimismo, argumentó que la firma de un consentimiento "no exime de responsabilidad al dentista si existe infracción de lex artis".
Finalmente, el paciente reclamó al dentista, a Dental Line y a su seguro, AMA, una indemnización de 41.266 euros en concepto de daños, perjuicios, daño moral y lucro cesante, incluyendo los más de 11.000 euros que tuvo que emplear para someterse a las intervenciones.
La demanda considera que se ha producido un funcionamiento "anormal" de la sanidad privada, y que los profesionales "negligentes" deben de responder, concluyó el letrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario