Alrededor de 125 vecinos de la aldea bujalanceña de Morente se encuentran, en pleno siglo XXI, aislados por carecer de servicio de transporte público que los conecte con el municipio del que dependen pero también con la capital cordobesa. Un problema que se ha visto incrementado en los últimos años por la alta tasa de envejecimiento que hay en esta aldea.
Así, las personas mayores se encuentran 'prisioneras' en su lugar de residencia a falta de que la Administración le solucione el problema. No obstante, puede decirse que, al menos, estos vecinos cuentan con 'la condicional' dos días a la semana: Desde hace cinco años, un coche público recoge cada martes y viernes a un máximo de nueve personas en Morente y las traslada a Bujalance, localidad a la que pertenece, para que éstos puedan resolver sus asuntos médicos o puedan ir al Servicio Andaluz de Empleo (SAE) a sellar el cartón del paro, por ejemplo.
No obstante, el coche va a la aldea estos dos días tantas veces como sean necesarias para llevar a quienes necesiten desplazarse. Sin embargo, si el asunto que tienen que resolver conlleva poco tiempo, tienen que estar a expensas del horario del coche para poder regresar a sus casas.
Miércoles o jueves para ponerse enfermo
Otra cuestión es que la cita con el médico la tenga un vecino un miércoles o un jueves, cuando el coche público no acude a recogerlos. Entonces "te tienes que buscar la vida o ponerte a la entrada del pueblo a ver quién va para Bujalance que te pueda acercar", puntualiza la presidenta de la Asociación de Mujeres de Morente 'Grailla', María Coca.
Y es que en Morente, por no haber, ni siquiera hay panadería. Un servicio con el que cuentan gracias a la buena voluntad de un panadero de Bujalance, que reparte pan todos los días en la aldea. Igual ocurre con el frutero. No obstante, la cosa se complica si en lugar de tener que acudir a un médico de atención primaria, el enfermo es derivado a un especialista. Entonces es necesario el desplazamiento hasta la capital cordobesa. Hace muchos años el autobús público que discurría por Bujalance, dirección Córdoba, paraba en Morente, pero el servicio se suprimió.
Por tanto, a los vecinos de esta aldea que ahora tengan que ir a la ciudad sólo les queda una opción: contratar el servicio de un taxi, que les supone desembolsar unos 50 euros por viaje.
Según ha explicado María Coca, lo que más abundan en la aldea son personas mayores o mujeres que se han quedado viudas o que están separadas y no disponen de vehículo particular. Así, "a la persona que está enferma no le queda más remedio que coger un taxi para ir a Córdoba, pero por gusto no se va a costear este servicio con lo caro que resulta. Si no tienes que ir a cuestiones de médicos, no vas".
Así, las personas mayores se encuentran 'prisioneras' en su lugar de residencia a falta de que la Administración le solucione el problema. No obstante, puede decirse que, al menos, estos vecinos cuentan con 'la condicional' dos días a la semana: Desde hace cinco años, un coche público recoge cada martes y viernes a un máximo de nueve personas en Morente y las traslada a Bujalance, localidad a la que pertenece, para que éstos puedan resolver sus asuntos médicos o puedan ir al Servicio Andaluz de Empleo (SAE) a sellar el cartón del paro, por ejemplo.
No obstante, el coche va a la aldea estos dos días tantas veces como sean necesarias para llevar a quienes necesiten desplazarse. Sin embargo, si el asunto que tienen que resolver conlleva poco tiempo, tienen que estar a expensas del horario del coche para poder regresar a sus casas.
Miércoles o jueves para ponerse enfermo
Otra cuestión es que la cita con el médico la tenga un vecino un miércoles o un jueves, cuando el coche público no acude a recogerlos. Entonces "te tienes que buscar la vida o ponerte a la entrada del pueblo a ver quién va para Bujalance que te pueda acercar", puntualiza la presidenta de la Asociación de Mujeres de Morente 'Grailla', María Coca.
Y es que en Morente, por no haber, ni siquiera hay panadería. Un servicio con el que cuentan gracias a la buena voluntad de un panadero de Bujalance, que reparte pan todos los días en la aldea. Igual ocurre con el frutero. No obstante, la cosa se complica si en lugar de tener que acudir a un médico de atención primaria, el enfermo es derivado a un especialista. Entonces es necesario el desplazamiento hasta la capital cordobesa. Hace muchos años el autobús público que discurría por Bujalance, dirección Córdoba, paraba en Morente, pero el servicio se suprimió.
Por tanto, a los vecinos de esta aldea que ahora tengan que ir a la ciudad sólo les queda una opción: contratar el servicio de un taxi, que les supone desembolsar unos 50 euros por viaje.
Según ha explicado María Coca, lo que más abundan en la aldea son personas mayores o mujeres que se han quedado viudas o que están separadas y no disponen de vehículo particular. Así, "a la persona que está enferma no le queda más remedio que coger un taxi para ir a Córdoba, pero por gusto no se va a costear este servicio con lo caro que resulta. Si no tienes que ir a cuestiones de médicos, no vas".
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