Celsa exige un duro ajuste salarial para mantener la
actividad en Trefilería Moreda
M. CASTRO Celsa Group,
multinacional de origen español con presencia en 14 países, prevé trasladar a
una de sus fábricas en Cataluña la mayor parte de la producción de la factoría
gijonesa de Moreda Rivière Trefilerías (antigua Trefilería Moreda), si sus
trabajadores no asumen una drástica reducción salarial y un incremento de su
jornada laboral. La empresa exige una reducción de emolumentos del 6% en 2013,
la congelación de sueldos de 2014 a 2017 inclusive e incremento de la jornada
anual en 24 horas. A cambio ofrece no llevarse la producción a Cataluña, lo que
dejaría en el aire el futuro de la fábrica gijonesa y abocaría al paro a la
mayor parte de sus alrededor de 200 trabajadores.
Así se lo trasladó ayer el director de la trefilería
gijonesa, Jordi Gotor a los representantes de los trabajadores en la reunión
que mantuvieron en el Servicio Asturiano de Solución Extrajudicial de
Conflictos (Sasec), negociación que proseguía sin acuerdo al cierre de esta
edición. Después de más de siete horas de debate entre las partes el acercamiento
de posturas entre las partes aún era insuficiente. Los trabajadores están
dispuestos a ceder en sus salarios, pero exigen inversiones e incremento de
plantilla como muestra de compromiso de permanencia la multinacional en Gijón.
La intención inicial de la empresa fue la de reducir los
salarios un 12% este año y congelarlos luego hasta 2017. Para ello aprovecharon
la reforma de la legislación laboral que permite a las empresas descolgarse de
los convenios. El de Trefilería Moreda había sido pactado en 2011 y con
vigencia hasta finales de 2015. La respuesta del comité de empresa ante este
hachazo salarial fue impugnarlo ante la Comisión Consultiva Nacional de
Convenios, órgano que el pasado mes de agosto dictó una resolución que concedía
a la empresa una reducción salarial del 6% este año para la mayoría de la
plantilla y del 8% para los sueldos más altos, pero sin congelación posterior.
La reacción de la empresa fue plantear a los sindicatos el
traslado de la mayor parte de la producción de Gijón a la planta de Moreda
Rivière en Cerdanyola (Cataluña), que ahora tienen bajo mínimos. Se llevarían
las lineas de alambre pintado y galvanizado. Una medida que supondría reducir a
la mínima expresión la factoría gijonesa, con previsibles regulaciones laborales
y pérdida de empleo, según explican fuentes sindicales.
En la reunión de ayer, el comité de empresa se mostró
dispuesto a asumir la prolongación de la rebaja salarial hasta 2017, tal como
reclama la compañía, pero planteó que en 2013 el recorte del 6% se mitigara con
la subida del IPC. En todo caso, el recorte salaria supondrá unos ahorros
anuales de alrededor de cuatro millones de euros. A cambio, los sindicatos le
exigen a la empresa una inversión de unos 300.000 euros en una nueva planta de
pintura y el traslado a la factoría gijonesa de una máquina que tienen en la
factoría de Cerdanyola, como muestra del compromiso de Celsa con el futuro de
Trefilería Moreda.
La empresa se niega a aceptar esas inversiones. La compañía
también rechaza la petición de los sindicatos de hacer fijos de plantilla a 30
eventuales por la misma razón. Tanto las inversiones como el afianzamiento de
los eventuales estaban contemplados en el convenio colectivo del que se
descolgó Moreda Rivière.
Los sindicatos tampoco asumen un incremento de la jornada
anual de 24 horas.
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