José Luis García Rúa, Fundador de la Academia de Cura Sama «Desde la Transición se hizo mal todo; se jugó a una falsa democracia y al movimiento obrero lo han constreñido, y comprado a los sindicatos»
José Luis García Rúa (Gijón, 1923) sigue siendo un referente ético desde su larga militancia en el anarquismo y uno de los pocos intelectuales que todavía se atreven a analizar la situación de España desde los planteamientos de la izquierda heterodoxa. Anoche pronunció una conferencia, titulada «La revolución semiótica, el arma pesada del Sistema: medios y globalización», dentro de la XV Semana del aula popular que lleva su nombre. Antes, hizo las siguientes reflexiones:
-¿Qué representan actualmente los medios de comunicación de masas?
-Son un arma muy poderosa del Sistema; empezaron siendo una herramienta del sistema de producción capitalista, pero desde hace unos cuantos años han adquirido carácter independiente y han tenido su propia globalización, ya son el Sistema propiamente; ya son el poder.
-Usted conoció muy bien la dictadura franquista y el papel de los medios en ella, ¿qué ocurre ahora, en democracia?
-Son cosas diferentes, pero la situación es mucho más grave hoy. Por ejemplo, Franco podía permitirse iniciar la Seguridad Social y ahora están tratando de liquidarla, vamos a peor desde ese punto de vista. La dictadura cruel y férrea de Franco pasa a otra forma de dictadura, digamos suave, es decir, no hay peor situación para el esclavo que aquélla en la que el esclavo no se reconoce como tal. La Transición sirvió para crear un sistema de manipulación, de cautivación y de integración que, cuando te ves dentro de él, ya no te reconoces y no sabes si enciendes la televisión por tu gusto o por el imperativo de la costumbre, del consumo compulsivo; es decir, has sido manipulado sin saberlo, poco a poco.
-¿También internet?
-Es otra cosa, pero por donde circulan trescientos billones, con be, de dólares y con la posibilidad, tal vez no muy lejana, de que sea privatizado y se convierta en un oligopolio. Desde ese punto de vista internet es un instrumento que nace en el sistema capitalista. Junto a ello internet tiene algunas ventajas; los medios de comunicación se definen por dos elementos antitéticos, en el sentido de que son asimétricos, o sea, un medio que emite y que es eminentemente activo en la emisión, y otro que es perfectamente pasivo como receptor, no hay posibilidad de intercomunicación, lo que impide la devolución de la palabra, no hay respuesta. En internet ya es otra cosa, en internet el hombre puede buscar no los medios que le dan oficialmente, sino los que él quiere buscar, y de esa manera hay un porcentaje de actividad ganado para el usuario. Momentáneamente, internet sí puede ser contemplado como la comunicación total.
-¿Los llamados «papeles de Wikileaks» pueden ser un ejemplo de ello?
-Es una de las cosas que deben aprovecharse para poner al Sistema donde hay que ponerlo. Tampoco hay que olvidar que internet puede favorecer al periodista, pero también puede ser su enemigo, y hay que poner al periodista en su sitio para que, en la medida en que pueda, deje de ser un instrumento de los medios y, por tanto, cómplice, obligado o no, de la pasividad y de la situación en la que se encuentra el conjunto de los receptores. En ese sentido, internet es una de las cosas de las que hay que servirse y valerse para romper con esta pasividad del Sistema.
-Los medios lanzan prácticamente a diario casos de corrupción. ¿Ese altavoz mediático constante y bien cebado acaba por convertir el mensaje en ruido para el receptor?
-Es una forma astuta del Sistema de descargar su propia culpa en otros. La fuente de corrupción es el Sistema, pero hay un desplazamiento de la culpabilidad hacia individuos que realmente son corruptos como derivado de la propia corrupción del sistema. Por ello, al convertirse el Sistema en divulgador de las corrupciones de individuos, lo que quiere es descargarse de su propia culpa de ser la fuente propiamente de todas esas corrupciones.
-¿Le preocupa la situación de España?
-Es gravísima y, además, los medios ahora están desempeñando un papel de tapadillo también. Como lo que temen es la revuelta social, entonces están justificándose argumentando que no quieren agravar la cosa y dando, por tanto, informaciones, o falsas, o atenuadas, o desplazando la información hacia otros sitios. Ninguna nación de Europa tiene el índice de paro de España y la deuda española es incalificable, pero no van a más, no convendría que fuera a más. La reciente visita de Angela Merkel a España tiene esa misión: taparlo, para que no les fastidiemos el euro.
-¿Qué se hizo mal?
-Desde la Transición se hizo mal todo; se jugó a una falsa democracia, y al movimiento obrero lo han constreñido, y han comprado de mala manera a los sindicatos oficiales para que pactaran con ellos. Les interesaba una España socialmente estable, ya que España fue siempre, sobre todo desde el siglo XX, un país con un crecimiento obrero muy fuerte y avanzado. Así hicieron una llamada transición falsa (de la dictadura) a base de crear una democracia de apariencia.
-¿Dónde están los intelectuales para marcar el camino?
-Hay intelectuales orgánicos. Mire, una de las cosas de la falsedad de la Transición consiste precisamente en eso, en dar apariencia de que se quiere libertad, pero con un punto en el que hay que callarse cuando llegas al Estado, a la monarquía... Eso es intocable. La falsedad también tiene su propia lógica, como todo, que es que la falsedad redunda en falsedad y se multiplica y así va creciendo.
-¿El Estado de las autonomías, ahora combatido desde una parte de la derecha, forma parte de la falsedad?
-Las autonomías en sí mismas, que como tales, parecen el inicio de un camino a la federación, es un concepto asequible y defendible, pero aquí se establecieron las comunidades autónomas como tope para cerrar el paso a la federación; de manera que no hay posibilidad de una situación federal conjunta y por ello las autonomías tienen un poder falso, el que les permiten, lo mismo que este régimen falso permite las grandes corrupciones y el acaparamiento de riqueza. Una de las maneras de que las autonomías no exigieran libertad real para llegar a la situación federal conjunta era, precisamente, darles una situación falsa y con ello una posibilidad de desarrollar, en el sentido material de la palabra. Lo mismo ocurrió con los intelectuales, hay ese tope y, entonces, el intelectual entiende que tiene una libertad limitada, pero a cambio de eso no serán mileuristas... En una palabra, viven como dios y, claro, ese vivir como dios amengua las ganas de combatir.
Lne.es
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