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martes, 19 de octubre de 2010

Comienza el juicio por el suceso de la Feria chiclanera de 2002 en las que decenas de personas resultaron heridas por los fuegos artificiales

"Parecía que veníamos de una guerra, oliendo a pólvora", "Estaba todo oscuro y lleno de humo, la gente corría y gritaba y se pisaba", "Vi cómo un cohete le daba a una mujer en el pecho"... Son sólo algunos de los recuerdos a retazos del caos que se originó hace ocho años en la feria de San Antonio de Chiclana, en junio de 2002, cuando los fuegos artificiales que debían cerrar la fiesta se desbocaron e hirieron a medio centenar de personas, algunas de ellas graves, que se vieron acorraladas en un mirador. Hoy, más de ocho años después, casi una treintena de ellos han testificado en la primera sesión del juicio contra los supuestos responsables del accidente, en el que se trata de averiguar cuáles fueron las causas de que los fuegos fallaran, pero sobre todo, si hubo falta de prevención por parte del Ayuntamiento a la hora de situar al público tan cerca de los fuegos -a menos de 60 metros, en un mirador junto al lago de las marismas-.


La Fiscalía acusa de los hechos a la entonces concejal de Fiestas, Teresa Varo, y al ex concejal responsable de Protección Civil, Antonio Delli-Paoli (ambos del PSOE), para los que pide penas de dos años de prisión por los delitos de lesiones. Las acusaciones particulares se adhieren a la petición fiscal. Además de ellos dos, estaba acusado el responsable de la empresa pirotécnica, Juan Torralba, pero falleció el pasado verano.

Ambos ex concejales se han declarado inocentes de la responsabilidad y alegaron que ellos, como "cargos políticos" no supervisaron la seguridad del castillo de fuegos artificiales, ni de la contratación de Torralba (que al parecer no contaba con los permisos requeridos). Eso era trabajo de los técnicos municipales. "Yo soy política y confío ciegamente en los técnicos", reconocía Varo, que sin embargo matizó: "Trabajábamos en equipo, no echo balones fuera".

Sobre la ubicación del público, junto a la laguna artificial, Varo ha explicado que no decidió "donde debía colocarse el público" y tampoco el Ayuntamiento dijo "a nadie que tenía que colocarse en aquel lugar", ya que los fuegos artificiales "se veían por toda la Feria". Sin embargo, una de las testigos ha reconocido que en los medios y por carteles se anunciaban que los juegos pirotécnicos de ese año tendrían lugar en el lago, como principal atracción.

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