Pasada la euforia de la localización con vida de los 33 mineros chilenos atrapados desde hace ya 19 días en un yacimiento de cobre, ayer comenzó el desafío de mantenerlos a salvo a 700 metros de profundidad durante los próximos tres o cuatro meses. Ese es el tiempo necesario para excavar un conducto de salida hasta el refugio de los trabajadores.
El reto no estará exento de riesgos, pero el ánimo de los responsables de la operación está por las nubes después de haberse hecho realidad el milagro de San José, el nombre de la explotación cerca de Copiapó, a 800 kilómetros al norte de Santiago. Muy pocos albergaban la esperanza de hallar con vida a los operarios hasta la tarde del domingo. «Estamos bien en el refugio los 33», rezaba el mensaje que adosaron a una de las sondas que intentaban encontrarles en el yacimiento. Ayer, las imágenes de una cámara de vídeo confirmaron que todos se encuentran en perfecto estado.
Según Eduardo Guerra, uno de los operarios que trabaja en el rescate, creyó que el corazón se le salía cuando, al recoger la sonda que había alcanzado los 700 metros, la punta estaba pintada de rojo. Era la primera señal. «Comencé a aplaudir y ahí mis compañeros encontraron el mensaje y al leerlo ya no pude contener las lágrimas. Escribieron con plumón rojo y letras grandes que estaban vivos. Me tiré al suelo a llorar», relató el joven de 28 años. Él pudo ser uno de ellos. Es mecánico en la mina, pero no le tocaba trabajar cuando ocurrió el derrumbe el 5 de agosto.
Guerra describió cómo el ministro de Minería, Laurence Golborne, se abrazó al compañero que tenía a su lado. Los técnicos del Ministerio cayeron de rodillas y «todos llorábamos». «Algunos cantaban el himno nacional y otros movían la cabeza y aplaudían como si no creyeran lo que pasaba», añadió.
El ministro prefirió ser cauto y pidió a los trabajadores que esperaran antes de dar la noticia. Pero fue imposible contener la emoción en el campamento de familiares bautizado con el nombre de 'Esperanza'. «La gente me preguntaba qué pasó y yo no respondía. Eso sí, mi cara debió de estar muy alegre porque me abrazaban y lloraban», contó Guerra.
Una vez confirmado que los mineros resistieron más de dos semanas a base de agua, los responsables del rescate les enviaron una sonda con agua enriquecida con sales minerales, gel reconstituyente, glucosa y medicamentos. El Ministerio de Salud, que conoce la historia clínica de los atrapados, prepara un cuestionario para saber cómo están. Primero, sin embargo, deberán prepararlos para una larga espera ya que el rescate no es inminente.
El grupo está en un refugio de 50 metros cuadrados. Aparentemente estarían utilizando dos vehículos que quedaron abajo para tener luz. Tienen, además, linternas y según se puede detectar en el vídeo, están con el torso desnudo debido al intenso calor de más de 35 grados.
Hasta ahora lograron sobrevivir casi sin alimentos, bebiendo agua no muy segura que ellos mismos se procuraron construyendo una canaleta. En este tipo de refugios suele haber alimentos no perecederos y agua potable para dos o tres días en caso de emergencia. Pero se presume que ni siquiera eso había en este caso. Los propios mineros recurren a esas reservas cuando están trabajando, y probablemente ahora había poco o nada.
La comida irá bajando poco a poco. También les enviarán oxígeno, porque no hay certeza sobre la calidad del aire que respiran. Por suerte, todos están sanos y algunos tienen sobrepeso, o sea que la dieta obligada de estos días no los puso en riesgo y es necesaria para pasar por el conducto de 76 centímetros de diámetro que se proyecta.
Un nuevo conducto
Hasta este lugar llegó el domingo la primera sonda tras varios intentos fallidos y es por ahora el único conducto de comunicación. Ayer fue acondicionado para evitar que se cierre, mientras se comienzan a abrir otras vías alternativas. El accidente taponó la mina desde el primer momento y la chimenea de ventilación se derrumbó poco después. Estos primeros contactos se hicieron mediante un canal de menos de 15 centímetros, pero para sacar a los mineros será necesario perforar otro conducto, más ancho, para que puedan ascender por allí en cestas o camillas. Esa es la tarea que retrasará varios meses su vuelta a la superficie.
La perforadora bajará a 15 metros por día. Uno de los canales que ya se están horadando les servirá para establecer una vía de comunicación permanente. Y una vez repuestos, los mineros también colaborarán desde el refugio con una retroexcavadora que tienen.
El presidente Sebastián Piñera, presente en el momento de anunciar el milagro, quedó comprometido con el éxito del rescate. El mandatario conservador, que se volcó con los familiares desde el primer día, pidió a su ministro de Minería que permanezca en el campamento como uno más. Ayer, además, creó la Comisión para la Seguridad del Trabajo para «sacar lecciones» del accidente. Piñera confesó que «sueña» con ver a los mineros abrazados a sus familias. La imagen está más cerca de hacerse realidad
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