Hace meses que ya no se envasa ni una sola lata de conservas Miau. Una inmobiliaria, propietaria de laemblemática firma, está en suspensión de pagos. Esta no es la historia de otra empresa damnificada por la crisis, sino las consecuencias de un ‘pelotazo urbanístico’ frustrado. Más de 60 trabajadores llevan desde principios de año sin cobrar.
Arremolinados junto a la verja de la factoría de Vigo, los empleados de la conservera gallega Alfageme, conocida sobre todo por sus productos de la marca Miau, siguen sin resignarse al cierre al que se ve abocada la empresa. “Cuando Juan Lago –dueño de la inmobiliaria Promociones y Madera Lago Rey (Promalar)– nos compró, llegó a decirnos que con él nos había tocado la lotería. Nos hemos dado cuenta de que esta gente carece de escrúpulos, que ha llevado a la ruina a una marca que se vendía sola dentro y fuera de España”, destaca Rosa María Ferreira, con 31 años de trabajo a sus espaldas y que, ahora, con tres hijos adolescentes y un marido afectado por un ERE, está a punto de perder su empleo.
La empresa acumula una deuda que ronda los 59 millones. Sus principales acreedores son dos entidades bancarias, frente a las que sirvió de avalista el Instituto Galego de Promoción Económica (Igape), dependiente de la Xunta, pero también debe unos diez millones a proveedores. Los 350 empleados directos de la conservera –60 de la factoría de Vigo y 290 en otras tres fábricas– tampoco cobran desde hace casi cuatro meses. “La causa que nos mantiene unidos es la lucha contra la impunidad con la que con dinero público se ha hundido un negocio no afectado por la crisis. Estamos sorprendidos de que un organismo público como el Igape carezca de mecanismos de control para evitar que se pueda especular con recursos públicos”, advierten los sindicatos. “Para Alfageme, estos dos años de recesión hubieran podido ser positivos porque hay informes que demuestran que cuando la situación económica es mala, las conserveras facturan más, pero aquí no nos hemos podido beneficiar de eso”, explica José Manuel, el jefe de sistemas.
fuente: Interviu
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