• Estaba en paro y acudió a un curso de soldadura de la fundación de Comisiones Obreras en Gijón. Sufrió un accidente. Nadie le aplicó el extintor mientras se quemaba y ella misma tuvo que meterse en un barril de agua sucia para calmar su dolor.
Reportaje por: Luis Miguel MONTERO
Aquel viernes 4 de mayo de 2007 la desgracia se cebó con Montserrat Méndez, una parada asturiana de 44 años que recibía un curso para formarse como soldadora de estructuras metálicas ligeras. “Yo estaba en paro, y aunque no hay muchas mujeres soldadoras, pensé que era un trabajo que se me daría bien porque requiere concentración y perfección”, explica Montserrat, que recuerda el día del accidente con amargura: “Eran como las cuatro menos cuarto de la tarde y yo estaba haciendo un cordón de soldadura sentada en el suelo, con las piernas abiertas, las chispas botaban en el suelo y de repente me encontré con calor en la pierna y cuando quise reaccionar tenía las piernas en llamas”. Podría ser uno más de los 7.000 accidentes graves que se sufren al año en el ámbito laboral, según datos del Ministerio de Trabajo, pero su caso llama la atención porque se produjo en un curso del Forem Asturias, Fundación para la Formación y el Empleo, un organismo tutelado por el sindicato Comisiones Obreras (CC OO). Según establece la sentencia del caso, el curso no cumplía varios protocolos de actuación en materia de seguridad. Al respecto, Forem Asturias, que según los datos que facilita a esta revista forma anualmente a cerca de 6.000 alumnos en distintas especialidades, argumenta: “El accidente es un hecho excepcional y lamentable en la impecable trayectoria de nuestra fundación en materia de seguridad”.Lo cierto es que cuando esta mujer gijonesa, casada y madre de dos hijos, salió de la cabina donde soldaba y comenzó a gritar en la nave, donde había una docena de compañeros en sus respectivas cabinas, el monitor y tutor responsable del curso, José Ramón Estrada, no se encontraba allí y nadie supo reaccionar y rociarla con un extintor, hasta que ella misma se introdujo como pudo en un barril con agua sucia que se utilizaba para enfriar las planchas calientes de los trabajos de soldadura. “Después me llevaron al hospital de Gijón y desde allí a la unidad de quemados de Oviedo, porque tenía quemaduras de tercer grado”, recuerda Montserrat. La mujer permaneció 21 días internada en el hospital y necesitó siete meses más para recuperarse.La sorpresa fue que cuando denunció el accidente para cobrar el seguro, desde el Forem comenzaron a acusarla de imprudencia: “Dijeron que el pantalón de pana que llevaba había provocado más llama, que también llevaba unos ‘leggins’ puestos y que avivaron el incendio. Eso era mentira”, asegura. Además, dice que “el sindicato se portó mal. No reconocieron nunca su negligencia, porque el monitor del curso no estaba en ese momento y tampoco nos dieron los cursos de prevención antes de iniciar el cursillo”. El Juzgado de Primera Instancia número 2 de Gijón sentenció a favor de Montserrat Méndez y fijó una indemnización de 32.000 euros; la fundación no ha recurrido la decisión, que ya es definitiva. Durante el juicio, Forem Asturias justificó la ausencia del monitor porque “se encontraba en un taller contiguo cogiendo material para el curso”. “Grave negligencia” La sentencia también determina la “clara y grave negligencia que al tiempo de ocurrir el siniestro, según parece, cuando habían transcurrido dos meses desde el inicio de las prácticas de soldadura, todavía no se hubiese impartido en debida forma el preceptivo curso o módulo de prevención de riesgos”. En el juicio, la propia experta propuesta por CC OO admitió que es obligatorio realizar previamente un módulo de prevención de riesgos para orientar a los alumnos, que no se realizó y prueba de ello, argumenta la sentencia, es que cuando Montserrat tuvo el accidente “nadie tuvo la reacción de buscar un extintor, que estaba allí mismo”.Forem Asturias ha enviado un comunicado a esta revista en el que señala que “tras el análisis de las causas del accidente, efectuado en su momento por nuestro Servicio de Prevención, se detectaron fallos en los protocolos de actuación y en su puesta en práctica que han sido inmediatamente corregidos”. Añade Forem que antes del juicio rechazaron “la pretensión de Montserrat Méndez de ser contratada como trabajadora de Forem Asturias a cambio de paralizar las acciones judiciales que en caso contrario iniciaría”. El abogado de Montserrat matiza: “Cuando comenzamos la negociación antes de ir a juicio, pedí ayuda para encontrar trabajo a mi clienta durante seis meses, nunca para trabajar en Forem, porque yo sé que eso es casi imposible por la composición de este tipo de fundaciones. Lo que me contestaron fue: «Miraremos qué podemos hacer», y ya no supe más porque pusimos la demanda”.También deja zanjado la sentencia el asunto de la ropa que Montserrat llevaba el día del accidente: “Se ha discutido el tipo de ropa que vestía doña Montserrat el día que ocurre el accidente y en concreto si portaba unos ‘leggings’ de material acrílico, como ha sostenido la parte demandada para desplazar toda responsabilidad del siniestro a la actora por su culpa exclusiva y al respecto cabe concluir que no existe prueba suficiente de que ello fuera cierto porque ningún testigo ha declarado con contundencia al respecto”. Por su parte, Montserrat explica: “Dijeron que con pantalones vaqueros quizá no hubiera ocurrido tan fácil como con la pana, pero reconocieron que el mono que daban no era totalmente ignífugo y que sólo asegura segundos en retardar la acción del fuego”. El resto del equipo, compuesto por mandil, careta y polainas sí era el adecuado, según la sentencia.
Reportaje por: Luis Miguel MONTERO
Aquel viernes 4 de mayo de 2007 la desgracia se cebó con Montserrat Méndez, una parada asturiana de 44 años que recibía un curso para formarse como soldadora de estructuras metálicas ligeras. “Yo estaba en paro, y aunque no hay muchas mujeres soldadoras, pensé que era un trabajo que se me daría bien porque requiere concentración y perfección”, explica Montserrat, que recuerda el día del accidente con amargura: “Eran como las cuatro menos cuarto de la tarde y yo estaba haciendo un cordón de soldadura sentada en el suelo, con las piernas abiertas, las chispas botaban en el suelo y de repente me encontré con calor en la pierna y cuando quise reaccionar tenía las piernas en llamas”. Podría ser uno más de los 7.000 accidentes graves que se sufren al año en el ámbito laboral, según datos del Ministerio de Trabajo, pero su caso llama la atención porque se produjo en un curso del Forem Asturias, Fundación para la Formación y el Empleo, un organismo tutelado por el sindicato Comisiones Obreras (CC OO). Según establece la sentencia del caso, el curso no cumplía varios protocolos de actuación en materia de seguridad. Al respecto, Forem Asturias, que según los datos que facilita a esta revista forma anualmente a cerca de 6.000 alumnos en distintas especialidades, argumenta: “El accidente es un hecho excepcional y lamentable en la impecable trayectoria de nuestra fundación en materia de seguridad”.Lo cierto es que cuando esta mujer gijonesa, casada y madre de dos hijos, salió de la cabina donde soldaba y comenzó a gritar en la nave, donde había una docena de compañeros en sus respectivas cabinas, el monitor y tutor responsable del curso, José Ramón Estrada, no se encontraba allí y nadie supo reaccionar y rociarla con un extintor, hasta que ella misma se introdujo como pudo en un barril con agua sucia que se utilizaba para enfriar las planchas calientes de los trabajos de soldadura. “Después me llevaron al hospital de Gijón y desde allí a la unidad de quemados de Oviedo, porque tenía quemaduras de tercer grado”, recuerda Montserrat. La mujer permaneció 21 días internada en el hospital y necesitó siete meses más para recuperarse.La sorpresa fue que cuando denunció el accidente para cobrar el seguro, desde el Forem comenzaron a acusarla de imprudencia: “Dijeron que el pantalón de pana que llevaba había provocado más llama, que también llevaba unos ‘leggins’ puestos y que avivaron el incendio. Eso era mentira”, asegura. Además, dice que “el sindicato se portó mal. No reconocieron nunca su negligencia, porque el monitor del curso no estaba en ese momento y tampoco nos dieron los cursos de prevención antes de iniciar el cursillo”. El Juzgado de Primera Instancia número 2 de Gijón sentenció a favor de Montserrat Méndez y fijó una indemnización de 32.000 euros; la fundación no ha recurrido la decisión, que ya es definitiva. Durante el juicio, Forem Asturias justificó la ausencia del monitor porque “se encontraba en un taller contiguo cogiendo material para el curso”. “Grave negligencia” La sentencia también determina la “clara y grave negligencia que al tiempo de ocurrir el siniestro, según parece, cuando habían transcurrido dos meses desde el inicio de las prácticas de soldadura, todavía no se hubiese impartido en debida forma el preceptivo curso o módulo de prevención de riesgos”. En el juicio, la propia experta propuesta por CC OO admitió que es obligatorio realizar previamente un módulo de prevención de riesgos para orientar a los alumnos, que no se realizó y prueba de ello, argumenta la sentencia, es que cuando Montserrat tuvo el accidente “nadie tuvo la reacción de buscar un extintor, que estaba allí mismo”.Forem Asturias ha enviado un comunicado a esta revista en el que señala que “tras el análisis de las causas del accidente, efectuado en su momento por nuestro Servicio de Prevención, se detectaron fallos en los protocolos de actuación y en su puesta en práctica que han sido inmediatamente corregidos”. Añade Forem que antes del juicio rechazaron “la pretensión de Montserrat Méndez de ser contratada como trabajadora de Forem Asturias a cambio de paralizar las acciones judiciales que en caso contrario iniciaría”. El abogado de Montserrat matiza: “Cuando comenzamos la negociación antes de ir a juicio, pedí ayuda para encontrar trabajo a mi clienta durante seis meses, nunca para trabajar en Forem, porque yo sé que eso es casi imposible por la composición de este tipo de fundaciones. Lo que me contestaron fue: «Miraremos qué podemos hacer», y ya no supe más porque pusimos la demanda”.También deja zanjado la sentencia el asunto de la ropa que Montserrat llevaba el día del accidente: “Se ha discutido el tipo de ropa que vestía doña Montserrat el día que ocurre el accidente y en concreto si portaba unos ‘leggings’ de material acrílico, como ha sostenido la parte demandada para desplazar toda responsabilidad del siniestro a la actora por su culpa exclusiva y al respecto cabe concluir que no existe prueba suficiente de que ello fuera cierto porque ningún testigo ha declarado con contundencia al respecto”. Por su parte, Montserrat explica: “Dijeron que con pantalones vaqueros quizá no hubiera ocurrido tan fácil como con la pana, pero reconocieron que el mono que daban no era totalmente ignífugo y que sólo asegura segundos en retardar la acción del fuego”. El resto del equipo, compuesto por mandil, careta y polainas sí era el adecuado, según la sentencia.
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