José Antonio Emmanuel: La anarquía explicada a los niños
“…Débiles y pequeños, los niños son, por eso mismo, sagrados…”
Eliseo
Reclus
N. B.
P.
Este
folleto está escrito para contestar a la pregunta que nos han formulado varios
camaradas: ¿Cómo educaré a mis hijos? Pregunta que ya esperábamos y a la que respondemos ateniéndonos a los
dictados de la Razón y de la Ciencia.
Dedicado
a los hijos del proletariado español, esperamos que, estas páginas
–modestamente escritas– orientarán la educación de nuestra infancia en un
sentido verdaderamente renovador.
A los
padres y a los maestros nos dirigimos para que –en el hogar y en la escuela–
propaguen las sanas doctrinas de una educación donde se destierre todo
fanatismo y se aspire a libertar a la infancia de la nefanda opresión que sobre
ella se ejerce.
Por
culpas de unos y otros, la educación ha quedado estancada en un marasmo de
servidumbre, de la que debe salir redimida y reconfortada.
Sean
estas breves páginas estímulo para todos.
EL
GRUPO EDITOR
La Anarquía explicada a los niños
A los Hijos del Proletariado Español
I
¿QUÉ ES LA ANARQUÍA?
ANARQUÍA,
queridos niños, es la doctrina que no conformándose con la organización que se
ha impreso a la humanidad, desde los tiempos en que empezaron a crear la
Sociedad, intenta dar una constitución a la vida basada en los principios
sacrosantos del amor universal y de la solidaridad humana.
Su
misión es hacer cesar la desigualdad reinante entre los seres que los divide en
pobres y ricos, explotados y explotadores, esclavos y dominadores.
Que la
Vida sea tal cual debe ser: la libre manifestación de las facultades, la espontaneidad
de los actos, la liberación final destruyendo las causas que se oponen a que la
sociedad se base en la más plena libertad y en la más absoluta independencia.
Entre
las causas que la Anarquía quiere destruir por considerarlas nocivas y
perjudiciales al desarrollo libre del individuo y de la colectividad puedo
enumerar las siguientes para que no olvidéis nunca que, al combatirlas, laboramos
por el bienestar de todos.
El MILITARISMO es la
fuerza armada de que se valen los que se han apoderado de la vida, para imponer
sus injusticias y cimentar sus maldades.
Esta
fuerza no retrocede ni ante el crimen; arma a los seres entre sí, los lanza contra
los que, como vosotros, como vuestros padres, vuestros hermanos, han hecho del
trabajo una virtud. Cuando nos rebelamos a este modo de proceder, cuando nos
alzamos contra la injusticia que con nosotros se comete, caen sobre nosotros.
No contentos con querernos destruir, suscitan guerras,
diezman
la humanidad, y los crímenes se amontonan en el camino que recorremos.
La
anarquía opone a esta fuerza bruta, la Paz. El anarquista no quiere la guerra, se opone a la guerra, ansía la
paz, porque es el punto fundamental de su doctrina salvadora. Considera a todos
los seres hermanos; no quiere fronteras que nos separen, sino corazones que se
fundan en un solo amor: la emancipación total y absoluta de los seres humanos.
Las armas del anarquismo es el libro, es el trabajo, es la palabra. Con éstas
combate la fuerza organizada del militarismo y con ellas triunfará sobre los
carniceros y devoradores de hombres. Con el libro, con el trabajo, con la
palabra llama a todos, haciéndoles ver que sobre la fuerza bruta se alza la
fuerza de la idea
cuyo
triunfo final no puede discutirse.
El CLERICALISMO es la
farsa de que se han rodeado los usurpadores de la vida para demostrar que sus
imposiciones, sus tiranías, sus opresiones son justas y agradables a un “dios”
que se han forjado para revestir de bondad sus actos. Con este “dios” se
dirigen al corazón de los creyentes, y rodeándole de un fausto y un lujo inusitados en los templos que le
han erigido, dirígenle oraciones y preces para hacer creer a todos que son los directores
de la vida, los organizadores de la vida, y que la sociedad constituida cae en
pecado de no seguir a este dios, los mandatos de este dios, las tiránicas
órdenes de este dios. Sobre todo, se apodera de vosotros, queridos niños, para
atemorizaros con los fabulosos tormentos de un infierno y los goces de un cielo
que habéis
de
ganar supeditándoos a los que representan a este dios en el mundo. A los que no
le siguen, a los que se apartan de ellos asqueados y rebelándoseles, los
declaran “enemigos” y frente al poder de su dios, a la omnipotencia de su dios,
crean el demonio que
tienta al hombre, a la mujer, a vosotros mismos condenándonos a penas eternas
de un fuego infinito.
Para
afianzarse, para asegurar su dominio en el mundo y sobre todos los seres, llama
en su auxilio al militarismo que tiene organizada la vida en ejércitos
dispuestos a hacer triunfar el principio divino. La Anarquía opone a este poder
omnímodo, a este poder absoluto, a esta potestad terrorífica, la cultura por la
Ciencia. La ciencia, que es el ordenado conocimiento de la vida, descubre las
leyes porque se rigen los mundos y la sociedad; investiga que todo lo atribuido
a dios, lo innato a dios, es falso y erróneo; que sólo existe una ley que
derroca la ley divina, que destruye la omnipotencia divina: la ley natural del
progreso humano. En virtud de este progreso se llega fácilmente a contemplar la
vida en toda su pureza; que la tierra no es la morada de dios, ni
el
templo de dios; que el ser humano no tiene origen divino, sino que aparecimos
en el mundo en virtud de hondas e incesantes transformaciones evolutivas en el
organismo animal hasta llegar a nuestra especie; que el fin del mundo tampoco
está sujeto a los providenciales destinos de dios, sino que la ciencia fija su
fin de un modo racional y de acuerdo con las leyes naturales.
La
Anarquía destruye las religiones porque son absolutistas, despóticas, crueles y
sanguinarias. Y contra ellas quiere preservaros, queridos niños, para que os
rebeléis al temor de ser condenados, al miedo de ser castigados, al placer de
ser premiados. El castigo y el premio sólo pueden existir en la sociedad
burguesa creada por los religiosos y los militarizantes. Sólo existe una recompensa:
la del deber cumplido con la Vida, de ser útiles a los semejantes y de
coadyuvar a implantar la nueva sociedad donde no existen odios, ni rencores, ni
clases, ni vanidades, ni tiranías.
El CAPITALISMO es la
sociedad organizada en el egoísmo brutal y antihumano, detentando el poder
absoluto sobre la humanidad que produce y trabaja, aprovechándose del esfuerzo
común para crear riquezas y privilegios sin los cuales no podría vivir. Erige
un poder para sostenerse, funda los estados, divide a los hombres en naciones;
sus tentáculos se clavan en las entrañas de la tierra para sacar el dinero que
monopoliza y distribuye inicuamente; penetra en todos los ámbitos, desde el
taller y la fábrica hasta el acaparamiento absoluto de vidas y haciendas, dicta
leyes y las impone para robustecerse y consolidarse; señor absoluto de las
existencias, no repara en medios para desnaturalizar el trabajo, atribuirse la
producción, regularizar la vida a base de la usurpación y la violencia. Amo y
señor del organismo social, tiene al “clericalismo” porque le ayuda en sus
nefandos designios y cuenta con el “militarismo” porque le sostiene y le sirve
de apoyo. Quiere que su “ley” sea acatada y obedecida por todos: cuenta para
ello con los sicarios y escribas para hacerla cumplir. A esto llama su mandato: a esto da el nombre de poder.
Pero la
Anarquía, queridos niños, se levanta contra este modo de concebir la vida y se
rebela a esta manera de organizar la existencia. La Anarquía aspira a suprimir
todas estas causas que sumen a la humanidad en el letargo del opio. No quiere
estados que, por el solo hecho de existir, llevan en sí desigualdades
irritantes e injusticias cruentas. Al dinero opone el libre cambio de
productos; al trabajo remunerador para los privilegiados, opone el trabajo
distribuido a cada cual según sus fuerzas; al egoísmo insano de los poderosos,
opone que las necesidades de cada uno sean cubiertas con arreglo a las
necesidades de todos. A la ley opresora, opone la ley del amor. Al egoísmo,
opone la tesis de que la tierra pertenece al que la trabaja y produce.
Esto es
la Anarquía, amados niños. Esto, y mucho más que no puedo explicaros en estas
breves páginas, pero el tiempo os irá enseñando y la vida os irá descubriendo.
La
Anarquía quiere que investiguéis el origen de todas estas desigualdades, el por
qué de todas estas injusticias; que os capacitéis para que comprendáis que la
vida que vivís, reflejo de la vida amarga de vuestros padres, no es así, ni
puede ser así. La vida es belleza; la vida es la justicia; la
vida es
la paz y el bienestar.
La
Anarquía os pone en el camino de conseguirlo y obtenerlo; y, pues sois los mas
débiles, los más inocentes de esta malhadada organización, que sepáis rebelaros
a cuanto os oprime y aprisiona. No estáis solos. Hay quien lucha por sacaros de
la amargura que os rodea, de las zarzas que hieren vuestras carnes, de los
venenos que se filtran en vuestros corazones puros y
sagrados.
Estos
no os ofrecerán templos, ni os harán adorar divinidades, ni pondrán el temor en
vuestros espíritus, ni corromperán vuestras conciencias encenagándolas con el
dolo y el engaño.
Alzad
los ojos, mirad a vuestro entorno. La hora de las alegrías sanas, de la
felicidad y de la paz llega para vosotros.
La
Anarquía acelera esta hora, esta alegría, esta felicidad, esta paz que aún no
tenéis.
II
¿CÓMO LLEGAR A LA ANARQUÍA?
La Anarquía,
queridos niños, os facilita el camino para llegar a ella.
Cuenta
con la Escuela, el Sindicato y el Ateneo Cultural. Vamos a explicaros estas
tres poderosas fuerzas a las que tendréis que acudir siempre.
La Escuela
Comprenderéis,
fácilmente, que no podemos referirnos a la escuela burguesa y reaccionaria en
donde hasta ahora os han hecho asistir. Nuestra escuela, la escuela que os
ofrecemos, no es la cimentada a base de necias y estultas enseñanzas, sino la escuela racionalista.
Es
preciso que sepáis que nuestra escuela tiene un fundamento científico que es el
que ha de orientar vuestras vidas. Vuestro maestro, el único tal vez a quien
debéis agradecer sus esfuerzos por educaros, definía esta escuela diciendo, que
secundaba el desarrollo espontáneo de vuestras
facultades
buscando libremente la satisfacción de vuestras necesidades físicas,
intelectuales y morales.
He
nombrado a Ferrer. Estudiad su vida, seguid su labor y erigidle en vuestro
apóstol y guía. A él se debe la escuela racionalista que, para honra de la
humanidad, creó en esta España. Desterró de la escuela las tres farsas de que
antes os hablaba: el militarismo, el clericalismo y el capitalismo. Hizo penetrar
la ciencia en el cerebro de los otros niños que con él se educaban e
infiltró
la razón en los corazones. Él hizo sagrado vuestro derecho a instruiros y educaros
fuera del antro de las viejas escuelas y de los maestros apergaminados. Él
desterró de vuestras mentes la idea de la divinidad y la reemplazó por el culto
a la justicia y la bondad. Él abrió la cárcel de las ideas para convertirla en
lugar agradable y deleitable. Él vio en vosotros lo que la humanidad debe ver
en vosotros: el germen de la humanidad nueva.
Honrad
a Ferrer siguiendo sus doctrinas redentoras. Era anarquista Ferrer; es decir,
luchaba contra las potentes fuerzas clericales, militaristas y capitalistas que
convierten la sociedad en un caos informe de ignominia. Así debéis aprender a
luchar. Iniciaos en esta doctrina salvadora y de vosotros mismos surgirá el
mundo nuevo que estamos construyendo.
Es hora
que sepáis que si no os redimís, si no os libertáis en la escuela costará
trabajo redimiros y libertaros cuando seáis grandes. La redención debe empezar
en vosotros. Por eso, la Anarquía os da la Escuela. Que vuestros maestros se
compenetren también de esta altísima verdad. De no ser así, quedaríais
abandonados a vuestras escasas fuerzas y, por culpa vuestra, caeríais en brazos
de los que esclavizan la vida.
La
escuela os ha de enseñar a ser rebeldes, rebeldes de esta sociedad corrompida y
desgraciada. Los enemigos de vuestros padres, de vuestros hermanos son y serán
los enemigos vuestros. La causa de vuestro malestar y vuestra amargura también
pesa sobre los que os dieron el ser y viven con vosotros. Debéis uniros a nosotros
en esta lucha santa de la que depende cese, en absoluto, nuestro dolor y
nuestra infelicidad.
No os
queremos resignados; quede la resignación para los maestros burgueses y las
cárceles escolares que rigen.
La
escuela que os da la Anarquía es la de la libertad. Hay tres libros que os
ayudarán a conseguirla. Tres libros que han educado a tres generaciones. Tres
libros que deben quedar en vuestras escuelas como guiadores y conductores de
vuestras vidas: El dolor universal,
La Conquista del Pan y La Montaña. Sus autores son tres
luces que aún brillan:
Sebastian
Faure, Pedro Kropotkine y Eliseo Reclus. Estos tres nombres no los olvidéis. Al
llegar a los doce años no pueden faltar en la biblioteca que iréis engrandeciendo.
Ellos os darán a conocer las causas de vuestros sufrimientos, el origen de
vuestra esclavitud en el trabajo, los gérmenes de la vida y de la existencia,
la historia de la tierra. En ellos aprenderéis a vencer las dificultades que se
os presenten en la lucha, la fortaleza para resistirla y la esperanza en el porvenir.
Que sean vuestros primeros pasos en la vida: báculo preciado para vuestro
progreso.
El Sindicato
La
Anarquía, una vez salidos de la Escuela, no os podrá dejar abandonados. A
medida que crecéis, a medida que avanzáis –ya jóvenes–, os hace continuar la
lucha acrecentando vuestra rebeldía. Os dio una escuela para que supieseis y
conocieseis el mundo en que vuestros ojos se abren; os hizo ver la desigualdad,
os mostró dónde radica el egoísmo, dónde está la
maldad,
dónde se oculta nuestro eterno enemigo. Os lo mostró, os lo hizo ver para que
os preparaseis a combatirle y derrotarle.
Conseguido
esto, abre las puertas de otra organización: el Sindicato. Si en la infancia
tuvisteis una escuela, en la juventud no os faltará otra: la escuela del
proletario.
Los
mismos enemigos que os cercaron de niños, los mismos enemigos os cercan ahora.
Precisa un organismo de lucha, un hogar a donde acudáis a refugiaros para
recobrar la fe, para robustecer el ideal y centuplicar las fuerzas que debéis
acumular para la batalla decisiva y final. Las mismas angustias, las mismas
amarguras que os asediaban de niños, os asedian de hombres. Entrad en él;
cobijaos en él. Unidos todos, identificados todos, resistiremos mejor. Sed
fieles
y solidarizaros con el compañero, hermano vuestro en lucha y en rebeldía.
Esta
nueva escuela –escuela de la vida–, no la abandonéis. Junto a vuestros padres,
seguid luchando por un mundo mejor.
El Ateneo
Para
que en esta lucha titánica no perdáis ni la fe, ni el entusiasmo, la Anarquía
os brinda una tercera escuela donde se practica la lucha por la cultura. Son
los Ateneos libertarios, complemento de los Sindicatos, guiadores de los
Sindicatos, conductores de los militantes.
No sólo
es la lucha por el mejoramiento material la que debe unirnos, es también la
lucha por la cultura la que debe solidarizarnos. Aquellas ansias que sentíais
en la escuela por adquirir conocimientos, aquí las debéis continuar, ensanchándolas,
aumentándolas, intensificándolas.
Ya
veis, pues, como la Anarquía vela por vosotros, queridísimos niños.
III
¿CÓMO HACERNOS DIGNOS DE LA ANARQUÍA?
Para
que os identifiquéis con la Anarquía, para que dignifiquéis vuestra vida,
debéis cumplir estos postulados ácratas.
§ 1. Ayuda
No te
desentiendas jamás de los que luchan como tú, de los que sufren como tú. Son
hermanos tuyos. En la escuela los tuviste a tu lado. Ahora, los tienes en el
taller, en la fábrica, en las minas, aún sedientos de justicia.
Dondequiera
que veas un hermano tuyo, ayúdalo. Por encima de las fronteras alzadas por los
privilegios, tiende tu mano a todo el que es víctima de la sociedad actual
burguesa.
§ 2. Apoya
Al que
vacile, infúndele alientos; al que se desespere por ver lejano el triunfo, dale
ánimos. La ayuda mutua es un deber sagrado y universal.
§,3. Copia lo bello
No
imites lo perecedero, lo efímero. Todos los males, ahuyéntalos y aléjalos de
ti: son aún la herencia de la imperfección humana a que estamos encadenados.
Por encima de este caos de ignominia, levanta tus ojos a la belleza de la Vida.
§4. Labora
Todo es
trabajo en la naturaleza y tu misión es contribuir, en la medida de tus
fuerzas, a la perfección de este trabajo, No te resignes a ser siervo de la máquina,
ni esclavo del músculo. Dignifica el trabajo, embellécelo, purifícalo.
§ 5. Estudia
Que el
libro sea tu mejor amigo, tu consejero, tu guía. Nunca sabremos bastante. Quien
añade ciencia, añade anarquía. Investiga por ti mismo, aclara los misterios que
te rodean. Instrúyete, edúcate. Esta es la única herencia que debes dejar en la
Vida.
§ 6. Ama
La
ciencia no pone piedras en el corazón. Un amor puro y humano hace penetrar en
nosotros. Por alejados que estén, por distanciados que se hallen, cada ser es
un amado nuestro.
§ 7. Protege
Quien
mucho ama, mucho ayuda. Al ser débil, protégelo. Al anciano, al inválido, al
enfermo, nos une mucho más amor porque son débiles. Ese pobre anciano que ves,
fue fuerte como tú, valeroso como tú; ese doliente inválido también fue como
tú. Piensa que puedes ser como ellos; piensa que el trabajo burgués te
envejecerá y te enfermará. ¡Protégelos!
Piensa
en los que no están con nosotros: en los presos; Por luchar, por defendernos,
no tienen libertad. ¡Acuérdate de ellos!
§ 8. Cultiva
La
tierra es tu madre; el campo es tu sustento. Sazonados frutos y óptimas
cosechas recogeremos si los cultivamos. No dejes ninguna tierra estéril. Da a
la tierra el cuidado que necesita para que te alimente y te haga vivir. En el
mundo ideal, siembra ideas, esparce pensamientos, escribe y acciona. En el
mundo real, que la semilla caiga en toda la tierra que, bien
abonada
y preparada, fecundará la semilla y la convertirá en flor y en fruto.
§ 9. No tengas esclavos
Aspira
a ser libre y que las ansias de tu libertad abrase a todos. No esclavices a
nadie. Ni pájaros, ni ningún ser viviente puedes encerrarlos impunemente. Abre
las puertas de todas las jaulas, lima las rejas de todas las cárceles, donde
–como el pájaro enjaulado– seres humanos sufren y padecen.
Sé
libre y haz libres, contigo, a los demás. Abre las puertas de tu corazón para que
salgan de él todos los vicios, todos los defectos que lograron filtrarse. Sé libre
y sé puro: ni tengas esclavos, ni te conviertas en esclavo.
§10. Trabaja
Trabaja
y lucha la Anarquía te dice. Antes te dijeron: Trabaja y reza.
Deja los
rezos, deja las oraciones. Sólo hay una oración que no debes olvidar nunca: la
del trabajo. Trabaja por el bien de la Humanidad, para que cesen los dolores,
para que terminen los sufrimientos, para que la amargura se aleje para siempre.
Sé feliz en una humanidad feliz. Sé libre en una humanidad libre.
Esto es
la Anarquía, queridos niños. ¡Bienaventurados, vosotros, si la comprendéis y la
practicáis!
Empiece,
pues, para vosotros la visión de una vida nueva de purezas y bondades.
JOSE
ANTONIO EMMANUEL 1931
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