Llevamos ya
mucho tiempo sumergidos en la “crisis” comenzada a finales de la primera década
del siglo XXI. Las agresiones de la clase capitalista hacia la clase
trabajadora en todos sus formas (asalariados, estudiantes, parados...)
utilizando las fórmulas de reformas, recortes y otros ataques directos a la
clase obrera parece no tener fin, y los tiempos venideros no auguran un buen
presagio. La juventud, en concreto, ha sufrido especialmente estos ataques
mediante el aumento de la precarización de los puestos de trabajo, el paro, la
falta de oportunidades en lo específicamente laboral y en todos los ámbitos de
nuestras vidas, como el ocio, la educación y el control social en general. Todo
esto viene generado por la falta de respuesta organizada y efectiva que como
clase no hemos sabido dar. Las tibias respuestas que se han dado desde el
ciudadanismo y el reformismo, destinadas a “parchear” los errores estructurales
del Sistema, han demostrado ser insuficientes.
Por ello
vemos ahora más que nunca la necesidad de autoorganizarnos, sin líderes ni
intermediarios para empezar a plantar cara de forma eficaz y contundente. No
podemos esperar nada de la clase política, ni de sindicatos oficiales, ni de la
caridad de banqueros y empresarios, pues son nuestros enemigos irreconciliables
que se enriquecen con nuestra explotación.
Por nuestra
parte no vamos a seguir aguantando estas claras agresiones contra nosotros,
organizándonos desde la base mediante el asamblearismo, la solidaridad y el
apoyo mutuo, y la unión mediante el federalismo, entendido este como la libre
unión entre iguales sin distinción alguna de raza o sexo. No nos conformamos
con tibias mejoras que hagan más soportable el sistema, pretendemos acabar con
las bases que lo sustentan: el autoritarismo en el que se apoyan las
estructuras de poder jerárquicas y corruptas; el individualismo que nos aisla
los unos de los otros y fomenta la competitividad impidiendo el desarrollo de
la solidaridad y el apoyo mutuo; y todas las formas de control social como los
medios de comunicación de masas, cuerpos represivos, ocio dirigido y el
adoctrinamiento en escuelas y facultades.
Hemos de
empezar desde ya, a frenar el voraz desarrollo del capitalismo que nos afecta
en todas las facetas de nuestra vida, incluida aquella que nos relaciona con la
naturaleza. El capital expande sus garras a todo lo que sea rentable y se pueda
explotar. La imposición del actual modelo de vida basado en la velocidad y en
la mercantilización de nuestra vidas hace que proliferen grandes
infraestructuras como los trenes de alta velocidad, la construcción desaforada,
la explotación descontrolada de la tierra y los animales....
Frente a
todo esto apostamos por las tácticas del anarquismo: la acción directa, la
huelga, el sabotaje y el boicot y todas aquellas que vayan destinadas a acabar
con el actual régimen de explotación del Capital y el Estado, siempre en
consonancia entre nuestro medios y fines, luchando desde las bases y la
horizontalidad, sin líderes ni vanguardias. Aspiramos al comunismo libertario,
siendo éste la mayor expresión de orden y clímax del desarrollo humano.
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