«Esto ha sido un atraco a mano armada», se queja Martínez Torreblanca, un hombre de mediana edad que se refugiaba ayer de la lluvia bajo una escalera del centro comercial Bahía Mar, rodeado de un centenar de personas, clientes todos del gimnasio Body Factory, que como él, se sienten «estafados y robados». Hace una semana el centro de 'fitness y wellness' -que traducido es algo así como, «buena salud y bienestar»- cerró sus puertas sin previo aviso, con una escueta nota en la que pedían disculpas y dejaban un teléfono móvil, en el que hasta ahora apenas contestaban.
Durante una semana, con una velocidad de reacción apabullante, todos estos 'socios' -como denomina el gimnasio a sus clientes- han comenzado a dar los primeros pasos para movilizarse y reclamar sus derechos. Por medio del boca a boca, el teléfono, pero sobre todo, por Internet y las redes sociales como Facebook, donde ya hay un grupo con un importante número de visitas. A pesar de esto, querían verse las caras, saber cuántos son y hacer fuerza juntos, así que ayer al mediodía se convocaron ante las puertas del gimnasio, que siguen cerradas a cal y canto, para dar los primeros pasos. La lluvia los sorprendió a todos, pero no los amedrentó y al menos un centenar de clientes se consolaban con sus historias particulares, bajo la escalera del Bahía Mar».
«Creía que vendrían unos quince, no esperaba que fuéramos a venir tantos, si no, convoco esto en otro sitio», reconocía Vicente Porra, otro de los clientes del gimnasio que tuvo la iniciativa de convocar la reunión de ayer. Como tal, tomó la voz cantante y, sobre una escalera, explicó su propuesta a quienes le quisiera seguir. Su intención es mandar una carta conjunta a la empresa matriz, «que es con la que firmó los contratos y sigue abierta», y hacer un frente común para demandarla por la vía civil.
Un primer encuentro
La idea convenció a medias, pues algunos consideraban conveniente tomar el camino de la reclamación en Consumo, ya fuera a través de las oficinas de la Junta o de asociaciones de consumidores. Cualquier solución para recuperar el dinero invertido por adelantado, en algunos casos por el total de un año y en otros, por trimestres. «Está claro que vamos a tomar medidas, que haremos algo, pero el siguiente paso todavía no está decidido. Nos hemos reunido sin conocernos, que ya es importante», afirmaba Consuelo Cordero, que el pasado mes de mayo renovó el contrato por segundo año. Pocos meses después, recuerda, comenzaron los problemas: «En agosto, pensábamos que cerraría, porque cortaron la luz, pero los trabajadores lo negaban constantemente». El problema de la luz, sin embargo, tardó 21 días. «Primero nos dijeron que había un fallo, después que habían pagado tarde el recibo. Se ve ahora que eran excusas».
Por si fuera poco, a finales de septiembre Body Factory envió un comunicado que indicaba que el gimnasio de El Puerto -que es una franquicia- ya no ofrecía los mínimos de calidad de la cadena y quedaba fuera de su red. Volvieron entonces los rumores de cierre: «Creíamos que cambiarían el nombre y seguirían abiertos», explica entre el gentío Alejandro Pérez, que es cliente desde febrero de 2009. Juan Torres, otro de los socios, reconoce que entonces trató que le devolviesen las cuotas de un año y lo consiguió. «Vine otra vez a principios de octubre y me cobraron tres meses y el uso de la taquilla», explica. Pagó 80 euros, aunque lo que teme perder son las zapatillas y ropa deportiva que metió en la taquilla, y que aún siguen dentro del local, sin que pueda acceder. «Yo ya no quiero ni el dinero, lo que quiero son mis cosas, esto es un cachondeo».
El futuro del gimnasio se mantiene por ahora en el aire, aunque los propietarios parecen tener esperanzas en reabrir en breve, a juzgar por el email que han enviado a cada cliente, en el que, como adelantó ayer LA VOZ, asegura que «siguen trabajando a marchas forzadas para poder darles una solución definitiva en el menor plazo de tiempo posible».
El acuerdo con Activa Club
En esa misiva electrónica, la dirección adelantaba también un acuerdo al que ha llegado Body Factory portuense y un gimnasio jerezano -Activa Club-, que permitirá a los clientes de El Puerto usar las instalaciones de Jerez sin coste alguno durante 15 días, con la esperanza de que en ese tiempo la actividad haya vuelto a sus cauces. Los socios de Body Factory también tenían la posibilidad de utilizar, según la compañía, el gimnasio de la cadena en la capital, aunque los clientes debían pagar la diferencia de las cuotas que pagaban en El Puerto, al ser más baratas.
Pero ninguna de las alternativas convencen a los usuarios: «No es una solución, porque el gasto de gasolina no compensa», afirma Consuelo Cordero. Martínez Torreblanca opina lo mismo: «Es lavar los platos con agua sucia».
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