Traición sindical en BabcockLos trabajadores y prejubilados de babcock se concentraron ante el palacio de justicia de bilbo para denunciar la corrupcion y fraude del ex secretario del comite que, junto a otros de ugt y ela, negociaron condiciones diferentes al margen de la mayoria de la plantilla. Tras explotar el escandalo, ATB deshizo las prebendas y los ex sindicalistas creen que se ha cometido una injusticia
L a demanda de cantidades del ex secretario del anterior comité de Babcock, Luis Alberto Pardo, quedó aplazada al 15 de marzo al no presentarse a la vista oral tras alegar baja por enfermedad, según expuso su abogado. No es una reclamación cualquiera, puesto que Pardo, igual que sus compañeros Miguel Angel Elices y Agustín Aguirre Diego, todos ellos responsables sindicales de CCOO hace dos años, exigen por esa vía que los actuales propietarios, los austriacos de ATB, les paguen las cantidades que «fueron pactadas y firmadas» al margen de las condiciones impuestas a la mayoría de trabajadores que se prejubilaron en el último expediente de regulación de empleo. Entre las mejoras están los ascensos en las categorías laborales y el pago de cotizaciones de la Seguridad Social hasta los 65 años, cuando para el resto no rebasa los 61 años. Además del aumentado en la escala salarial, tendrían derecho a una pensión por jubilación íntegra.
Tras rebrotar el escándalo, ATB dio marcha atrás y deshizo esos privilegios. Esos tres delegados de CCOO interpusieron la demanda por considerarse discriminados con lo pactado a parte. De momento, los ex representantes de UGT y de ELA se han mantenido al margen de esa vía judicial en el ámbito laboral.
Trabajadores en activo y prejubilados de Babcock se concentraron ante el Palacio de Justicia de Bilbo para denunciar «la corrupción y la cara dura de quienes nos traicionaron», según explicaron. El actual secretario del comité, Alfredo Laureiro, de CCOO, reconoció «la doble negociación» que se produjo en 2004 por parte de los ex sindicalistas «con el agravante de ser representantes de los trabajadores que, en vez de defender los derechos de los trabajadores, lo único que hicieron fue negociar a parte, para engrosar su propio bolsillo».
Nada más conocerse el aplazamiento de la vista, los prejubilados recordaron que «el ‘chorizo’ está enfermo. No quiere dar la cara», a la vez que anunciaron, como acordó el comité, que «en cada una de las comparecencias nos tendrán en frente porque son ladrones y vendidos».
En la larga historia de Babcock, la corrupción, la negociación de beneficios económicos y de ascensos laborales por la puerta falsa han estado en el orden del día en cada expediente de regulación o cambio de manos de la empresa, tal y comohan denunciado continuamente ESK y LAB. Ocurrió cuando estuvo en manos públicas desde 1978 a 2001 y pasó cuando fue vendida, primero, a los alemanes de Borsig, y, después, a los austriacos de ATB.
En el último expediente de regulación de empleo, que se negoció en otoño de 2004, quienes negociaron en Madrid con cierto peso, es decir los representantes de CCOO y UGT, tuvieron prisa por cerrar «a la baja» las condiciones de prejubilación y salida de la empresa de casi 300 trabajadores, pero sí que estuvieron listos para negociar condiciones ventajosas para su marcha, muy distintas a las del resto de los empleados. En este caso, también se sumaron dos delegados de ELA, que fueron expulsados de la organización al conocerse el fraude.
Fue la principal «traición sindical» que saltó a la luz en abril de 2005. «Mientras quienes nos vendieron, dicen ser víctimas de la injusticia, Babcock se muere por inanición. Hasta octubre, SEPI nos ampara y hasta enero de 2007 se mantiene el acuerdo trianual con ATB. Después es una incógnita total», dijeron los trabajadores.-
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