Secuestrados al nacer por los militares argentinos: Hablan los hijos del horror Los hijos de los desaparecidos durante la dictadura argentina en la segunda parte del siglo XX impactaron en el VI Foro Social Mundial de Caracas al informar sobre su dramática búsqueda para reconstruir su identidad y memória histórica Carolina Castro (IPS ipsterraviva.net) [28.01.2006 11:27] - 7 lecturas - 0 comentarios
"Lo único que faltaba era decidirme a ir. Lo hice a los 25 años; la duda la tengo desde la adolescencia. Me dieron el resultado de ADN y eso dijo que yo no era más César Castillo, sino que me llamaba Horacio Pietragalla Corti. Desde ese día me encontré con mi familia y empecé a reconstruir mi historia". Tienen entre 25 y 30 años de edad. No vivieron los años de horror entre 1976 y 1983, durante la "guerra sucia" de la dictadura militar en Argentina, pero están marcados por la tragedia: son los hijos de los muertos y desaparecidos durante esos años turbulentos, que en el VI Foro Social Mundial de Caracas, testimoniaron sobre la búsqueda de su identidad y memoria histórica, como mimebros de la agrupación Abuelas de la Plaza de Mayo. Los jóvenes señalaron que su participación en el FSM apunta a contribuir en el intercambio de experiencia en la lucha por el respeto de los derechos humanos, la verdad y justicia en distintos países de América Latina. La dictadura militar, especialmente en los años de gobierno del general Jorge Rafael Videla, tras el golpe de Estado que derrocó a la presidenta Isabel Martínez de Perón, (1976) arrojó la cifra de 30.000 detenidos-desaparecidos y más de 400 recién nacidos, hijos de las víctimas, fueron apropiados por los militares quienes los adoptaron, o los entregaron a personas conocidas para su crianza. Muchos de estos jóvenes se encuentran viviendo, sin saberlo, en una familia que no es la propia, desconociendo su verdadera identidad. Horacio Pietragalla Corti es uno de esos niños cuyos padres fueron asesinados y él fue entregado a una familia que se encargó de criarlo. "Hace casi tres años que me puedo llamar Horacio y que conozco mi verdad porque cuando mataron a mi mamá un militar me secuestró y regaló a una familia amiga", relató. El joven también contó que decidió a ir a la agrupación de derechos humanos tras años de dudas e interrogaciones sobre su verdadera identidad. "Lo único que faltaba era decidirme a ir. Lo hice a los 25 años; la duda la tengo desde la adolescencia. Me dieron el resultado de ADN y eso dijo que yo no era más César Castillo, sino que me llamaba Horacio Pietragalla Corti. Desde ese día me encontré con mi familia y empecé a reconstruir mi historia", recordó. Para la reconstrucción de esa historia jugó un rol fundamental el "archivo biográfico familiar" elaborado tras búsquedas dramáticas por las Abuelas de Plaza de Mayo y que se ha ido construyendo con testimonios y entrevistas al grupo familiar de los desaparecidos. Esto fue explicado por Cristina Betanin, quien se encuentra trabajando en un proyecto sobre la experiencia de los hermanos de los desaparecidos que participaron en la construcción del archivo. "Se construye esta biografía de la persona desaparecida a fin de que el joven apropiado, cuando recupere su identidad, se encuentre con los testimonios del grupo familiar. Entre todos los relatos se va conformando la biografía del padre y la madre para el proceso de restitución", reveló. Ambos jóvenes reconocen que el trabajo de las Abuelas de la Plaza de Mayo resulta primordial en la búsqueda de los niños apropiados durante la dictadura. "Si tienes dudas, acércate" o "entre todos te estamos buscando", son algunos de los slogan con que "Abuelas" intenta sensibilizar a jóvenes que tengan dudas sobre su verdadera identidad e instarlos a buscar la verdad, informaron. Hasta ahora esta conmovedora cruzada se tradujo en 81 casos de jóvenes que recuperaron su identidad, pero los miembros de la agrupación argentina reconocen que aun queda mucho por hacer. "Estamos trabajando para que esto sea un tema social y de Estado de verdad y aparezcan los 400 jóvenes que estamos buscando", concluyó Horacio Pietragalla.Maite
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