Isaac Puente Amestoy nació el 3 de junio de 1896 en Las Carreras (Bizkaia). Su padre, Lucas Puente García, había sido alférez en el ejército de Carlos VII en la Segunda Guerra carlista y ejerció como farmacéutico en Gasteiz. Su madre, Josefa Amestoy Hermoso de Mendoza era natural de Lantziego (Araba). Era el tercero de siete hermanos. Los primeros estudios los realizó en las escuelas de su pueblo natal, mientras que el bachiller lo completó en el colegio de los jesuitas de Orduña y el Instituto de Gasteiz. En 1913 comenzó la carrera de Medicina en Santiago, terminándola en Valladolid en el año 1918. Una vez terminada la carrera y habiendo sido licenciado anticipadamente del servicio militar por una epidemia de gripe, comenzó a ejercer su profesión en Cirueña (Logroño), donde trabajó durante un año. En 1919 obtuvo la plaza de médico de Maeztu (Araba). El mismo año de se casó con la vitoriana Luisa García de Andoin, con la cual tuvo dos hijas. Su interés por el anarquismo, como tal, parece provenir de dos encuentros: el primero con el poeta vitoriano Alfredo Donnay, a cuya esposa atendió en el pueblo de Birgara. El segundo encuentro fue con Daniel Orille, miembro destacado de la CNT de Gasteiz, el cual visitó Maeztu con el propósito de repartir propaganda entre los trabajadores que construían el ferrocarril vasco-navarro. A partir de ese momento entró en contacto con la CNT y comenzó a colaborar en revistas anarquistas como Generación consciente y Estudios, donde estableció un consultorio sexológico por correspondencia. También escribió en diversas publicaciones médicas como La medicina íbera, La medicina argentina, La revista de medicina de Alava y Alava médico-farmacéutica. Su mayor actividad política y militante la desarrolló entre los años 1930 y 1936. En 1930 y tras el final de la dictadura de Primo de Rivera, Isaac Puente fue nombrado diputado provincial de Araba, al haber sido elegido por el Colegio de médicos de Araba. Dentro de su cargo, fue elegido miembro de las comisiones de Montes y Caminos, de Instrucción Pública, de las Juntas de Ferrovías Alavesas, de la Lucha Antituberculosa, del Instituto Provincial de Higiene y de la Comisión Provincial de Sanidad. Dos meses después dimitía de su cargo aduciendo escrúpulos de conciencia para colaborar con un gobierno dictatorial que no había cumplido sus promesas de restituir los derechos constitucionales y mantenía la censura de la prensa. Asimismo, achacó a la Diputación el recibir influencias exteriores en sus decisiones. Isaac Puente fue detenido por primera vez en Maeztu el 16 de abril de 1932. La detención fue debida a la decisión de la CNT de boicotear los actos públicos organizados para celebrar el aniversario de la República, hecho que provocó incidentes en los que murió en Gasteiz un guardia municipal afiliado a la UGT que trataba de arrestar a un joven. Tras éstos sucesos la represión fue grande, siendo clausurada la sede del sindicato y detenidos sus dirigentes y despedidos todos los afiliados a la CNT que trabajaban en obras dependientes del Ayuntamiento de la capital alavesa. Ante su injusta detención, Puente se declaró en huelga de hambre el día 2 de mayo, siendo liberado diez días más tarde. Su segunda detención y encarcelamiento se produjo en Zaragoza el día 16 de diciembre de 1933. Unas semanas antes los partidos de derecha habían ganado las elecciones y Puente se incorporó al comité revolucionario de la FAI para preparar el movimiento anarcosindicalista regional de Aragón, Rioja y Nafarroa. Ante la dura represión ejercida, Puente escribió desde la cárcel de Burgos, a donde fue trasladado en enero de 1934:
Aprovechando éste estado de opinión que la prensa contribuye sin escrúpulo a formar, se cometen impunemente y ante la indiferencia y encanallamiento de las gentes los mayores excesos gubernamentales, los más repugnantes abusos de poder y mando. Los atropellos que ocurrían en la monarquía ya han vuelto a ocurrir en la República porque son consustanciales con el Estado e independientes de la forma de gobierno.
Isaac Puente fue puesto en libertad en mayo de 1934 al afectarle una ley de amnistía y debido a la desaparición del sumario judicial, que había sido robado a mano armada el día 24 de enero de 1934 por un comando anarquista que penetró en los Juzgados de Zaragoza y lo hizo desaparecer. Su tercera y última detención de produjo el 28 de julio de 1936 en su casa de Maeztu. Puente, ante el cariz que estaba tomando la situación, decidió esconderse en el monte Arboro, cercano al pueblo, pero tuvo que volver a su casa, avisado por su mujer, para atender a un muchacho herido de bala. Una vez curado el muchacho, decidió quedarse en casa. A las tres de la madrugada la casa fue rodeada por guardias civiles y falangistas al mando del sargento del puesto de la Guardia civil, los cuales procedieron a su detención. Fue trasladado a la prisión de la calle La Paz en Gasteiz y obligado a construir trincheras en el frente del monte Gorbeia. Existieron dos intentos de liberar a Puente, ambos por parte de la CNT. El primero fue la formación de un comando que se encargaría de sacarlo de su pueblo. Esta acción fue frustrada por su detención. El segundo consistía en canjearlo por los industriales Arangiz y Ajuria, detenidos en Donostia. Todo ello fue en vano ya que la intención de los militares era suprimirlo físicamente. Días antes de su desaparición se incrementaron las medidas represivas para con los encarcelados, como la supresión de comidas, de comunicaciones y de correspondencia. Finalmente, en la madrugada del día 2 de setiembre de 1936, el oficial de prisiones Galo Zabalza se presentó con uniforme falangista en su celda y le obligó a ponerse la gabardina encima del pijama. Fue subido a un camión y desapareció. Probablemente fue asesinado en las cercanías de Pancorbo (Burgos). Casi un año después, su compañera recibió una carta desde Barcelona, imitando la letra de Isaac, lo que produjo cierta confusión sobre la muerte del médico anarquista, cuyo cadáver jamás fue recuperado. Es de señalar que el sargento de la Guardia civil que lo detuvo, un tal Vitorino, odiaba profundamente a Puente ya que se da la circunstancia de que los obreros de las minas de asfalto del cercano pueblo de Corres se declararon en huelga, de la cual la Guardia civil le hacía responsable a él, sin ningún motivo. Durante esta huelga, la hija del tal Vitorino se fracturó un hombro y acudió a Puente para que se lo curase. Este le cobró trescientas pesetas por su trabajo, una cifra, a todas luces, desorbitada. Una vez el dinero en su poder, lo entregó el sindicato para mantener la huelga y acto seguido le comunicó al guardia civil: Yo no he tenido parte en éste conflicto, que es producido por el hambre y las pésimas condiciones de trabajo de esos obreros, mas puesto que usted quiere hacerme responsable, hágalo con razón. Sus trescientas pesetas han servido para mantener la huelga un día más.
El día 2 de septiembre de 1936 la compañera de Puente fue a llevarle comida a la prisión y le dijeron que no estaba, que se había marchado. Al día siguiente, el cura Primitivo Ibáñez les dijo que había muerto y que tenían prohibido celebrar los funerales. Incluso después de muerto, sus propiedades fueron confiscadas, su familia tuvo que pagar multas y fue condenado a muerte por el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Burgos. Tras el fusilamiento, su compañera recibió una notificación firmada por Rafael Aparicio prohibiéndole su vuelta a Maeztu.
Isaac Puente fue un hombre profesionalmente serio y honrado. No era necesario preocuparse por llamarle tras la primera visita ya que si consideraba necesaria su presencia iba por propia iniciativa. Visitaba gratis a los necesitados, les pagaba las medicinas e incluso les dejaba algo de dinero debajo de la almohada. Para satisfacer las necesidades de otros, él sufría apuros económicos.
Era, igualmente, una persona deportista: buen nadador y esquiador, vegetariano por convencimiento y amante de la naturaleza ya que gustaba de recorrer el monte.
Su fama de buen médico se extendió rápidamente. Un día llegaron a su puerta dos autobuses repletos de enfermos. Después de enterarse de sus intenciones, Puente les despidió sin atenderles diciéndoles: Yo sabré curar, lo que no sé ni puedo es hacer milagros, soy un médico, no un mago. Para ir en procesión a curarse, vayan a la ermita de cualquier santo, que les será tan beneficioso como la visita en procesión al mago más grande de la medicina.
El pensamiento de Isaac Puente, reflejado en sus escritos, abarcó una serie de temas, tales como política, medicina, educación, naturismo, etc. En cuanto a su pensamiento médico, su programa consistía en la educación sexual, abolición de la prostitución, lucha antivenérea, matrimonio en compañía, divorcio, libertad sexual de la mujer, control de la natalidad, desintoxicación religiosa del sexo y medicina naturista y preventiva.
fuente: http://www.euskaldunak.info/memoria/?p=30
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