LIBRO TRIGO TRONZADO (La represión franquista 1936 en San Fernando –
Cádiz)
Autor: JOSE CASADO MONTADO
CUARTO Y QUINTO FUSILAMIENTO
CUARTO FUSILAMIENTO
¡Que hermoso es vivir. Dios mío!
dijo la risa al surgir; y dijo el
llanto sombrío:
¿Hay castigo más impío que el
castigo de vivir?
Cerón
Estas “saca” tuvo lugar unos días
antes, el día once de agosto, algo que todo el mundo ignoraba, porque
creyeron que los habían trasladado a
otra prisión. Más a fuerza de visitas e insistencias, se supo la verdad. Fueron
llevado al Puerto de Santa María y allí reposan en la fosa común los siete
siguientes mártires:
❖ Eduardo Díaz Delgado. Concejal.
❖ Antonio Ferrer. Concejal.
❖ Eduardo Naranjos Gago. Concejal.
❖ Carlos Ortubey Rebollo. Médico.
❖ Esteban Zalamero. Sastre. Fue culpado
injustamente de encubrir a los asesinos del cardenal Soldevilla. Arzobispo de
Zaragoza.
❖ Manuel Ruiz Espinosa. Practicante
civil. Vivía en la calle Real, 54.
❖ Marciano González Medina. 32 años.
Soltero. Hijo de Marciano y Mercedes. Concejal. Escribiente del Arsenal de La
Carraca. Vivía en calle San Bernardo, 26
El Teniente Coronel o General
(todo lo que querían ser, porque entre ellos, se ascendían y se entre
condecoraban) Ricardo Olivera Manzorro, estaba satisfecho del desarrollo de los
acontecimientos, claramente a su favor, puesto que por aquí, no habían tenido
ni la más mínima oposición. Apresados sin armas, todos iban al paredón en
silencio y bajo la égida del Rvdo. Castrense, confesados y comulgados…
aparentemente, postura póstuma y postrera esperanza de utilizar la influencia
de aquellos clérigos sin corazón.
El magistrado Monzón, histérico y
alcohólico, con cara de besugo rojo, junto al policía Sufo, deleznable con su
odio declarado a los salineros, porque
las propiedades de sus familiares y amigos se veían “amenazadas por tantas
reclamaciones “injustificadas” de aquellos miserables salineros, descalzos que…
“ya pretendían llevar zapatos como dueños”, algo que, según aquellos
cavernícolas, no se podía tolerar. Torturaron y asesinaron con alevosía y se
reunían para decretar las sentencias de muerte. Aquella terna criminal,
traidora, desleal y alevosa, ya
preparaba la matanza siguiente.
QUINTO FUSILAMIENTO
Vida. Constante anhelar, Que
sediento el hombre bebe;
¿Cómo se te puede amar, Si no se
puede apreciar
Si eres larga o eres breve?
Cerón
Presos estaban en el Penal de
Cuatro Torres, cuando llegó de madrugada Don Recaredo, el cura unánimemente
odiado, a obligarles a confesar. ¡Cuántos hubiera podido salvar este cura
inquisidor y fanático si hubiese querido! Pero no, era un sicópata y dio
pruebas de ello. Ya he referido en otro libro como le dio con el crucifijo en la boca al hermano mayor
de los Cereceda, que se negó a confesar
y besarlo. En un Arrebato de ira inquisidora le dio con el en la boca y lo
hirió, y así fue al paredón, mejor dicho, al caño de “La Jarcia”, muy cerca del
Penal de La Carraca.
Fueron once los que cayeron
fusilados esa mañana del 28 de agosto.
❖ Don Antonio García Molés. 38 años.
Contador de la Armada. Jefe. Vivía en un chalet contiguo al puente de San
Severiano, en Cádiz.
❖ Don Virgilio Pérez. 39 años. Casado
con Doña María
González de La Torre. Capitán de
Corbeta de La Armada. Dejó cinco hijos.
❖ Don Manuel Sacha Morales. Natural de
San Fernando. 55 años. Casado con doña Adelina García Fontela.
Comandante de Infantería de Marina. Dejó ocho
hijos. Murió como un héroe gritando ¡Viva España!
❖ Don Javier Biondi Onrubia. Natural de
San Fernando. 37 años. Hijo de Alejandro y Victoria. Casado con Doña Amalia
Portela. Vivía en Cádiz y dejó dos hijos. Aunque en el asiento no lo dice he
oído comentar que era Jefe de la Armada.
❖ Don Antonio Zambonino Cano. Oficial
primero de Sanidad de la Armada. 54 años. Hijo de Antonio y Josefa. Casado con
Doña Carmen Lluch. Dejó dos hijos.
❖ Don José Lucas Velázquez. Natural d
San Fernando. 27 años. Hijo de Luís y de Ines Sufo Sarriá. Maestro Nacional con
Colegio propio. Casado con María del Carmen Luque. Dejó un hijo póstumo. Vivía
en la calle Real.
❖ Don Cesar Muñiz Fernández. Natural de
El Ferrol. 30 años.
Hijo de Guillermo e Isabelina.
Casado con María del Carmen Martínez Fraga. Maestre de Artillería. Dejó un hijo
llamado César. Vivía en Ceuta.
❖ Cándido Fernández Paz. Cabo de
Artillería de la Armada.
❖ Antonio Tuso Arenas.
❖ Ángel Guerrero Pérez. Natural de los
Barrios (Cádiz). 28 años. Marinero de primera. Se negó a confesar y segundos
antes de morir gritó valientemente y con rabia ¿Viva el comunismo! Como
expresión de bravura ante aquellos verdugos.
❖ Agustín García Conde. Marinero de
segunda.
Recuerdo a Don Virgilio Pérez
cuando se reunía con sus colegas y amigos en la Casa de la República, sita en
la calle Calderón de la Barca. Tenían un hermoso perro pastor alemán, al cual daban todas las tardes unas
hermosas tortillas de huevos y patatas.
Se la colocaban en un plato de aluminio en el suelo del cierro que daba a la
calle. Yo le cogía las vueltas al perro y a los amos, la sustraía, me la
llevaba corriendo hasta el callejón del Arenal y allí me la comía. Me sabía a
gloria… y eso que aún no habían llegados los años del hambre.
Abro paréntesis para dejar
constancia de estas crónicas desgranadas de notas y recuerdos. Desearía que
sirviesen de recordatorio útil para los que padecen de amnesia crónica sobre
temas isleños y personajes a los que habían pretendido, sin conseguirlo,
enterrarlo definitivamente, apartándolos de la Historia nuestra de La Isla,
pueblo nuestro.
Ya con esta última “saca”, los
malignos aquellos iban adquiriendo prácticas, puesto que habían efectuado
varias. El dolor del La Isla se generalizaba y los lutos se extendían y un
dolor inconmensurable, a la vez, reflejábanlo los familiares que salían a la calle enlutados y
tristes intentando sobrevivir. Pero me consta y es notorio en La Isla que
algunas esposas y madres no salieron más de sus casas, el dolor las postró, las
mató, sus corazones quedaron atrofiados, sus mentes desequilibradas y sólo
salieron para el cementerio, abatidos y agotados sus cuerpos y quebradas sus
resistencias. Y he de anotar también las opiniones reflejadas en La Isla, de
siempre, con más o menos miedo, oídas en muchos lugares diferentes, incluidos
los militares, hace un mes, un año, diez, cuarenta años… “¿Cómo fue posible que
aquellos militares golpistas llevaran al paredón tan fácilmente a compañeros
suyos, a los cuales conocían y con los cuales estaban relacionados
familiarmente? Esto da mucho que pensar, mucho que derribar, mucho que
aborrecer… sobre todo si eran más antiguos que ellos en el escalafón.
Continua…..
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