CCOO despide trabajadores con una
Ley contra la que convoca huelga general
Redacción. El sindicato de Comisiones Obreras (CCOO)
presidido por Ignacio Fernández Toxo aplica un expediente de regulación de
empleo o ERE a su propio personal en una de sus empresas de Galicia (FOREM),
haciendo uso de una normativa que sin embargo considera tan inmoral como para
constituir otra huelga general en plena crisis. ¿Falta de coherencia?
Comisiones Obreras ha ofrecido el
mínimo a los trabajadores que ha despedido de 20 días por año trabajado,
mientras ha mantenido en su puesto a todos los cuadros directivos.
Según denuncia el diario La
Razón, María Díaz, uno de los cinco delegados sindicales que «negoció» las
condiciones de despido y que finalmente quedó incluida en el ERE, denuncia que
los dirigentes de CC OO y de FOREM «se comportaron como verdaderos cerdos».
«Nuestro propio sindicato nos ha tratado peor que la patronal más rastrera»,
«Nos negaban que estuvieran aplicando la reforma laboral porque nos daban un
mes para negociar, pero es algo que contempla la nueva ley. Pero, además,
esgrimieron pérdidas futuras, cosa que hace un año (sin la reforma) no hubieran
podido hacer».
La negociación iniciada el pasado
3 de septiembre, prosigue la delegada sindical, “fue un paripé. No hubo
posibilidad de negociar nada. Nos anunciaron el cierre de dos centros de
trabajo gratuitos, que no le costaban nada al sindicato. Presentaron dos
informes de auditoras, pagados, para justificar los despidos, de los que, para
comprarnos, los cinco delegados sindicales quedábamos excluidos”.
«Cuando comunicamos esto, la
asamblea decidió que 20 días por año trabajado era miserable». Es
incalificable. Realmente tenemos unos sindicatos a juego con nuestros peores
políticos.
En Cruz de San Andrés se puede firmar una Carta dirigida al sindicato
del Sr. Toxo, que dice así:
Sres. de CCOO:
El sindicalista de verdad, era
una persona, un trabajador, que deseaba defender a sus compañeros, que
normalmente no tenían la capacidad o suficientes conocimientos como para
defenderse de las múltiples presiones laborales. Juntos hacían fuerza,
amparados en su “sentimiento de clase”.
Esos sindicatos ya no existen.
Han muerto.
Sin embargo y aunque no hay
verdaderos sindicatos, ustedes han conservado su nombre. En realidad es lo
mismo que estamos viviendo en muchos ámbitos: cerveza sin alcohol, turrón sin
azúcar, café descafeinado y, por último, sindicatos sin sindicalismo y "democracia"
sin democracia.
El “sindicato” de ahora que
ustedes representan y salvo pequeñas y muy honrosas excepciones, es diferente,
especialmente cuando hablamos de sus “peces gordos”. Su nivel de estudios es
universitario. Sus ingresos son razonablemente altos y ven a la estructura
sindical como una especie de “empresa de servicios”. Esa “empresa” (pedimos
perdón a todos los empresarios por utilizar su nombre) es una estructura que
gestiona seguros, planes de pensiones, el uso del ocio, la búsqueda y la consecución
de un empleo (lo cual llevará al agradecimiento eterno), planes de formación y
un largo etc.
Dicho de otra forma, el
sindicalista de antes veía en la organización el lugar para conseguir
reivindicaciones colectivas. Existía realmente un sindicalismo sano que,
buscaba el “bien común”. El sindicalista de ahora (al menos el que ustedes y la
UGT representan), en general ve en la organización laboral la manera de
satisfacer sus necesidades individuales: ascender en la empresa, ganar más
dinero, tener un mejor coche, una mejor consideración social…
Sin embargo ustedes, que son
sindicatos políticos o como mucho, "de casta", tienen en realidad muy
pocos afiliados. Parece que las cifras oscilan entre el 15 y el 17% de los
trabajadores, en el mejor de los casos. El dinero de sus afiliados supone,
aproximadamente, el 25% de sus ingresos. Por contra, la mayoría de los ingresos
de UGT y de CCOO, provienen de un largo capítulo en el que se incluyen Unión
Europea, Administración Estatal, Administraciones Autónomas, Diputaciones,
Ayuntamientos…..Esas ayudas tan diversas se otorgan por muy diferentes motivos
como son la representatividad, la acción social de las organizaciones, la
formación y hasta la cooperación internacional.
Estas estructuras (los grandes
sindicatos) son, en realidad, opacas a procesos electorales y su poder de
representación viene de una visión muy particular de la ley. Una ley que los
transforma en interlocutores válidos y, al mismo tiempo, en un apéndice de la
administración, pues de allí obtienen la mayoría de sus ingresos. Realmente han
logrado el objetivo final de cualquier tiranía: ser al mismo tiempo gobierno y
oposición. Realmente, cobran del Estado porque son realmente, una parte del
mismo.
Siendo así ¿No les parece inmoral
convocar huelgas generales contra quien les de de comer (el Estado), mientras
aun conservan el nombre de sindicatos?
Seguramente me dirán que es que
son sindicatos y se preocupan de los trabajadores ¿Verdad?
Pero entonces ¿Cómo es que están
mandando al paro a los suyos, aplicándoles la nueva legislación (y de la forma
más injusta posible), mientras convocan
una huelga general para que las empresas no apliquen dicha normativa?
¿Es esa su forma de entender el
sindicalismo?
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