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miércoles, 11 de abril de 2012

EMILIANO ZAPATA REVOLUCIONARIO Y GUERRILLERO


Emiliano Zapata
El 10 de abril de 1919 es asesinado a Chinameca (Morelos, México) el revolucionario y guerrillero Emiliano Zapata Salazar, uno de los caudillos combatientes más importantes durante la Revolución mexicana, conocido como el Caudillo del Sur. Había nacido el 8 de agosto de 1883 en San Miguel Anenecuilco (Morelos, México) en una familia de origen indio de humildes propietarios de tierras, que, ante la pobreza, tuvo que diversificar sus actividades, encaminándolas a la pequeña ganadería. Casi no recibió educación, sólo las primeras letras en la escuela de la villa regentada por el juarista Emilio Vera. Cuando tenía 16 años perdió su madre (Cleofas Salazar) y 11 meses después, su padre (Gabriel Zapata). El patrimonio que heredó fue exiguo, pero suficiente para no tener que hacer de peón en las ricas haciendas que rodeaban Anenecuilco. Se dedicó sobre todo a la cría de caballos, de la cual resultó un eminente especialista. Encarnó bien pronto la reacción de los peones indios frente a los hacendados. En 1902 ayudó a los labradores de Yautepec que tenie problemas con el hacendado Pablo Escandón y Barrón, acompañándolos en la ciudad de México para exigir justicia. En 1906 asistió a una asamblea campesina a Cuautla, para discutir la forma de defenderse frente a los hacendados vecinos que amenazaban la propiedad comunal, por lo cual fue encarcelado en 1908 y movilizado como soldado en el IX Regimiento de Caballería de Cuernavaca. En septiembre de 1909 fue nombrado presidente de la Junta de Defensa de las Tierras de Anenecuilco y organizó en Ayala una partida de guerrilleros, la mayoría de ellos indígenas de Morelos, que hostilizaba los hacendados, dirigidos por el gobernador Pablo Escandón.


 En 1910 se añadió a la revolución proclamada por el maderista Pablo Torres Burgos en el Centro-Sur, que pretendía acabar con el régimen de Porfirio Díaz. El marzo de 1911 su guerrilla luchaba en Morelos junto a la de Genovevo de la O y Gabriel Tepepa, con los cuales ocupó Tlaquiltenango, Jojutla y Jautepec. A raíz de los acuerdos de mayo de 1911 en Ciudad Juárez entre federales y maderistas, licenció provisionalmente, y en contra de su opinión, sus tropas, pero se negó a secundar las órdenes del presidente León de Barra, las fuerzas del cual lo rodearon en las montañas de Puebla. Elegido Madero, tampoco reconoció su presidencia, acusándolo de no querer aplicar la prometida reforma agraria y de intentar sofocar la revolución popular. El noviembre de 1911 proclamó el Plan de Ayala, el cual, redactado por Otilio E. Montaño, denunciaba la traición maderista, exigía una serie de medidas agrarias radicales, renovaba la lucha popular, bajo el lema libertario magonista «Tierra y Libertad», y declaraba ninguno de la revolución Pascual Orozco. En 1912 las campañas de los generales maderistas Casso López, Juvencio Robles y Felipe Ángeles colocaron los agraristas en una difícil situación, pero la deposición de Madero en febrero de 1913 y el desorden en las filas gubernamentales del nuevo presidente, Victoriano Huerta, a quien siempre combatió, lo permitieran retomar la revolución agraria a Morelos, los campesinos del cual tomaron en marzo de 1914 posesión comunal de las tierras y, a partir de julio de aquel año, asumieron directamente la dirección.

 El marzo de 1913 rechazó el Plan de Guadalupe, de Venustiano Carranza, y se alió con Pancho Villa y otros carrancistas en la Convención de Aguas Calientes de octubre de 1914. La Convención, presionada por el militante anarcosindicalista magonista y principal ideólogo del movimiento zapatista Antonio Díaz Soto y Gama, insistió en las reivindicaciones agrarias del Plan de Ayala. Carranza se retiró en Veracruz y el 6 de diciembre de 1914 los dos caudillos revolucionarios ocuparon México capital. A pesar de todo, este mismo mes se produjo la rotura entre Zapata y Villa debido a ciertas brutalidades villistas contra los hombres de Zapata y el incumplimiento de varios compromisos por parte de Pancho Villa. Carranza aprovechó esta coyuntura y Obregón derrotó completamente Pancho Villa al Norte, quedando aislado Zapata a Morelos y zonas limítrofes. Estableció provisionalmente su cuartel general en Tlatizapán y administró el territorio con independencia del Gobierno central, en un tipo de comunalismo libertario agrarista basado en el calpulli, la ancestral propiedad comunal indígena. El zapatismo, agrarista y armado, tuvo claras concordancias con el proyecto libertario magonista, teórico y obrero. A Morelos, aplicó la reforma agraria --fundamentada en el principio anarquista de «La tierra para quién la trabaja»--, confiscando las haciendas y distribuyéndolas entre sus seguidores, aunque de una manera no muy ordenada. A la vez se esforzó para crear una red de escuelas y de servicios públicos y acuñó moneda, pero no pudo evitar que sus fuerzas se dedicaron con frecuencia al puro bandidage. Cuando vio que sus intentos de romper el círculo carrancista eran inútiles, lanzó una proclama a todos los labradores y todas las clases trabajadoras de México para que se añadieran a la revolución.

 El programa revolucionario exigía la igualdad social para los indios y la concesión de amplias ventajas para el proletariado urbano, el reparto comunal de las tierras según los intereses de los campesinos, la dimisión de Carranza y, en su lugar, la creación de una república democrática que atendiera las libertades de los mexicanos, etc. Pero el proletariado, afectado ya por el reformismo de Carranza, no lo secundó. El general Pablo González, encargado de la represión revolucionaria, ordenó al coronel Jesús Guajardo la eliminación del Caudillo del Sur. Emiliano Zapata murió el 10 de abril de 1919 en la hacienda Chinameca (Morelos, México) en una emboscada montada por Guajardo, que había simulado pasarse a sus filas. Este asesinato causó una enérgica condena de la opinión pública y de gran parte de los propios sectores constitucionalistas. A la muerte de Zapata, los zapatistas eligieron a Gilbardo Magaña Cerda, ninguno del Ejército Llibertador del Sur, pero el movimiento perdió mucha fuerza a consecuencia de las medidas de Carranza y la intervención norteamericana, y varios dirigentes se aliaron con el Gobierno, muchos de los cuales acabaron asesinados por las fuerzas gubernamentales. Genovevo de la O cohesionó nuevamente los zapatistas, hasta que en 1920 se fusionaron con el ejército regular, pero en 1940 volvió resucitar el ideario zapatista con la creación del llamado Frente Unido de Morelo, el cual animó hasta su muerte en 1952. Un nuevo movimiento neozapatista surgió en 1994 con la insurrección de la Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), acaudillado por el subcomandante Marcos, pero de clara influencia guevarista.

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