Comenzaron seis, pero uno se descolgó pronto de la lucha. Una inesperada oferta de trabajo le sacó de su papel de desempleado. Distinta suerte se les presenta a sus otros cinco compañeros, que ya han cumplido una semana en huelga de hambre para reivindicar un empleo y ni siquiera han logrado que los políticos se hayan querido hacer la foto con ellos. Ante tal fracaso, ayer buscaron una caja de resonancia: las decenas de personas que esperaban ver la salida de la Sagrada Cena de Santo Domingo. Pero su ruido fue pronto silenciado por la Policía Local, que les impidió que sacaran sus protestas en plena procesión.
«Nadie se ha interesado por nosotros y lo único que pretendíamos es que la gente supiéramos que estamos encerrados allí. Queríamos que nuestros vecinos sepan que hay cinco gaditanos en una situación límite y sólo queríamos que nos oyeran». Quien habla es Isaac Pantoja, uno de los cinco hombres que han hecho de su hogar un garaje que hay en las dependencias del convento de Santo Domingo, con el beneplácito, eso sí, de la congregación dominica.
Sin salir del garaje
Justo cuando el cortejo comenzaba a salir del templo, los parados desde el interior comenzaron a aporrear la puerta y hacer ruido. Su idea, como reconocía Isaac, era salir a la calle y continuar con los pitos y las bocinas «para llamar la atención del público». Pero una patrulla de la Policía Local se acercó a ellos y les cerró el paso hacia el exterior. «No nos dejaron porque decían que íbamos a molestar a muchas personas. No hubo malos modos, pero también íbamos con cámaras para grabar y fotografiar todo lo que sucediera. Me imagino que eso nos ayudó».
Llevan entre dos y tres años en paro y la mayoría, salvo uno de ellos que presenta una minusvalía, procede del sector de la construcción. Pese a que estas actividades han sido de las más tocadas por la situación económica actual, ellos sostienen que hay trabajo de lo suyo en una ciudad como Cádiz, precisamente conocida por todo lo contrario: «La ciudad está levantada y hay multitud de obras en marcha. Lo que ocurre es que están contratando a empresas de fuera, en lugar de ofrecer ese trabajo a los gaditanos que tanto lo necesitan».
Dicen no estar vinculados a la plataforma que ya ocupara Santo Domingo el año pasado y cuyo encierro acabó con sus 35 integrantes empleados en una escuela taller, tras un acuerdo a tres bandas entre Ayuntamiento, Junta y Diputación. Esa victoria recibió también alguna crítica de quien lo consideraba un peligroso precedente, teniendo en cuenta que hay muchos más parados a la espera de una oportunidad. «A ellos les fue bien y nosotros sólo esperamos que alguien nos eche una mano».
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