LIBRO TRIGO TRONZADO (La represión franquista 1936 en San Fernando –
Cádiz)
Autor: JOSE CASADO MONTADO
VIGESIMOPRIMERO FUSILAMIENTO
Es un hombre, el que siente
rebeldía ante el lucro, la injusticia e impostura y preclaro de razón y de
cordura,
los combates, con fervor y
valentía. Cerón
También el día 21 de mayo de de
1940, sacaron a fusilar del Penal de La Carraca al siguiente militar
republicano:
❖ Juan Serrano García. Natural de Paretón de Totana (Murcia). Hijo de Ginés y Jamilla. 26
años. Casado civilmente con Josefa Cánovas Invenon. Marinero fogonero del buque
“Almirante Valdés. Dejó una hija, Francisca, de tres años. Vivía en El Paretón
de Totana. Confesó.
El cura que lo confesó… ¿vivirá
tranquilo después? Es lo más seguro porque la consigna de Don Recaredo, el cura
castrense, era exterminar a todo el que oliera a rojillo y no fuera a misa y
todos los curas de San Fernando estaban bajo las órdenes directas de él,
inquisidor terrorífico. Era tanto el miedo implantado que algunas personas iban
a dos misas diarias, procurando que lo viese el cura. Estos eran pusilámines
que desgraciadamente, en La Isla los había también. A veces he preguntado a mí
mismo el porqué el cura no ponía el mismo interés en convencer a los
fusiladotes de no llevar a cabo sus ejecuciones, con la influencia y el poder
que tenían, en vez de convencer al reo para que confesase.
VIGESIMOSEGUNDO FUSILAMIENTO
No es un hombre… Quien lacayo
cerril, atropella al miserable, con vil afán y espíritu ambicioso; y cobarde y servil, disculpa al poderoso, a
pesar de saber a éste culpable.
Cerón
Otro paripé trágico de Consejo de
Guerra tuvo lugar el día doce de junio de 1940, que condenó a la pena máxima a
otro pobre mártir:
❖ José
Ginés Fernández. Natural
de la Línea
de la Concepción. 32 años. hijo
de Manuel y de María. Casado con Luisa Pérez Navarro. Auxiliar de Radio de la
Armada. Vivía en Panificadora Santa Bárbara, en Cuevas de San Marcos (Málaga) y
en Bolín, 20. Algeciras. Confesó y comulgó. Dejó dos hijas, Angelita y María
Dolores, 7 y 4 años.
El horror continuaba más de un
año después de calladas las armas. ¡Qué frialdad de corazones, que inhumanidad
manifiesta de señores que asistían a oficios religiosos, a diario, en el
Arsenal de La Carraca, confesaban y comulgaban! ¡Que fanatismo más cínico! ¡Qué
hipocresía!
El odio, silenciosa oposición o
forma de hacer justicia personal contra tanta podredumbre revestida de falso
patriotismo y religiosidad falsa; comedia, que se puede percibir en escritos de
la época y que ahora nos parecen monstruosos de mojigatería y sádico
refinamiento. Más a pesar de ello, todavía aparecen ahí nostálgicos alabando
aquellos años y aquellos hechos, aquellos intercambios de medallas de oro de
ciudades, de condecoraciones… “hoy por ti, mañana por mí”, entre los
vencedores, situados ya, sin ética ni valor aprovechable a la sociedad o
para gobernarnos, sólo
eso, lo que
hicieron y sostuvieron por la fuerza, el esparadrapo en la boca y la
amenaza constante de cárcel o campo de concentración.
Y la pregunta nos la hacíamos
todos… ¿pero hasta cuando van a seguir fusilando?, si ya ha terminado la guerra
y ya están haciendo lo que les da la gana, enviando trenes cargados de
alimentos para los nazis con los cuales estábamos endeudados para su victoria,
en detrimento de la salud de los españoles que nos moriríamos de hambre y
miseria. Sin duda estábamos ante una faceta desconocida para aquella nueva
generación, la de que existían hombres y, además, españoles, insaciables de
sangre y víctimas, para obtener el poder, sin escrúpulos ni piedad. Unos
desconocidos, que habían llegado con el zarpazo de un golpe bajo, a una
República legal.
Continua……
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