EL VIVO LEGADO DE JOSE LUIS
GARCIA RUA
El pasado 6 de Enero de 2017
falleció, en Granada, José Luis García Rúa, a la edad de 93 años. Estaba ya
cansado y quería morir, y finalmente murió, con total serenidad y entereza. De
su vida se han escrito ya varios artículos y hasta un libro, Un sendero de
lucha, de Leonardo Borque1, centrado en su paso por la lucha antifranquista en
Asturias. El propósito de este texto no es tanto presentar sus datos
biográficos o personales, sino exponer, resumidamente2, su obra y pensamiento,
su perfil y significado social, que era lo que más interesaba al propio Rúa, no
muy amigo de periodistas que hacían demasiadas preguntas personales, cuyo
cometido no era muy bien comprendido por el veterano anarquista, más preocupado
en lo que pasaba a su alrededor y por el mundo, de lo que se podría sacar, en
literatura algo rosa, sobre su vida.
Con un gran sentido del deber y
del esfuerzo, la coherencia en el pensamiento y en la vida de Rúa era un
elemento fundamental. El anarquismo de Rua era un anarquismo en continua
profundización y con ello, radicalización. Ante un mundo cada vez más
autoritario y capitalista, solo se opone un anarquismo más opositor. Más
adaptado solo supondría ceder terreno en la lucha social contra el estatismo y
el liberalismo. Era necesario intentar, en la medida de lo posible, tener cada
vez más una mayor coherencia posible, siendo comprensivos, en una especie de
pedagogía de la vida y de un anarquismo nunca definitivo, pero clarividente en
su rechazo contra toda forma de autoritarismo y por donde debían ir los
esfuerzos. Esta descripción nos da siempre una imagen de García Rúa como
alguien grave, duro, fuerte y lejano. Pero en realidad, todo era mucho más
natural: tenía un perfil bondadoso, entrañable y humilde que sorprendería a
alguien que solo lo ha conocido por lo que se ha escrito o dicho sobre él.
De él hay hasta numerosas
leyendas y habladurías, que le dibujan normalmente como alguien que desafiaba
los límites de su edad así como de su supuesto perfil teórico, cosas que
realmente desafiaba, pero a veces llegan unos relatos que, confundidos con el
entusiasmo y las “transmisiones libres” de la gente, puede que no todo sea
correcto o tal como se cuenta. Sería muy oportuno reunirse mucha gente que le
conoció y vivieron esos hechos, e intentar discernir qué fue cierto y qué fue
inventado, o simplemente no correctamente relatado. De esas leyendas, hay mucho
de cierto, uno que escribe lo ha visto personalmente, pero no vamos a
profundizar en ellas. Solo comentar que son un vestigio de algo que era
fundamental en José Luis: la importancia de materializar las ideas que uno
profesaba, la continua auto-superación, desafío de los límites, continuo
autoaprendizaje vital y reflexivo. Todo ello conllevaba irremediablemente a la inspiración,
y es normal que se haya convertido a García Rúa en una especie de referente, de
maestro, cuando él solo quería ser tu compañero. Alguien, que al más nuevo de
la asamblea, cuando le notaba intimidado por su fuerte presencia, le decía: “En
CNT el que lleva un día afiliado, el más nuevo y el más joven, es tan compañero
como los demás, incluidos los más mayores y veteranos.” Palabras que además de
José Luis, lo ha dicho más de un “viejo de la CNT”, cargado de luchas a sus
espaldas, que notan esa admiración-intimidación en los jóvenes que llegan, esos
jóvenes que son la alegría y esperanza de la CNT y del anarquismo, y que deben
desprenderse de ese sentimiento para desarrollar todo su potencial, que tan
bueno puede ser en el movimiento libertario.
La insistencia entre acción y
pensamiento, la ética en la vida cotidiana, y la preocupación por lo que pasaba
en la calle y los tajos, hizo que José Luis no fuese muy amigo de escribir. En
general escribió poco, y lo que escribió fue, en la mayoría de los casos, por
deber o peticiones de otros. Hay algunos escritos, muy pocos, que lo hizo de
corazón, como Aquellos hombres, aquellas mujeres3, donde quiso recordar a todos
esos humildes militantes de la CNT que conoció entre los años sesenta y
ochenta, casi todos ellos desconocidos, pero con una lucha que no se puede
encontrar en ningún libro de historia ni biografía. No tanto porque saliesen
con una pistola en mano y eliminasen a cien enemigos, sino más bien porque
asumían las ideas en su vida cotidiana de tal forma que desarrollaba unas
peculiaridades únicas. En tal sentido, solía recordar con profunda admiración a
quien fue su maestro cuando niño, e incluso durante la Guerra Civil, donde
mostró una entereza e integridad que marcó vitalmente a José Luis hasta el
último día de su vida: hablamos de Eleuterio Quintanilla4. Algo que inspiró
muchísimo a José Luis, que consideraba sus vidas mejor enseñanza que lo que
veía en la Universidad, donde, como muchos sabemos llegó a ser catedrático de
Filosofía.
José Luis tampoco fue amigo de
las biografías. Más que nada, porque existía una tendencia a interesarse por
los aspectos privados, que consideraba irrelevantes, innecesarios y hasta
perjudical, porque desviaban la atención a lo que debería ser importante. En
realidad, José Luis no se negaba a hablar de su vida y de sí mismo, siempre y
cuando fuese por algún interés social, público o práctico. Era un rechazo a las
revistas del corazón, al sensacionalismo y al amarillismo, y una afirmación de
todo aquello que podría servir a todos y a las Ideas.
A raíz de su muerte se ha escrito
bastante sobre él. En general, hablando de esa biografía suya, y
afortunadamente, la importante, lo que él solía comentar cuando se daba el
caso: todas aquellas partes que han tenido una influencia sobre él y cuyo
conocimiento puede contribuir a los procesos sociales y pueda ser de algún
interés colectivo. Es recurrente escuchar en estas versiones que nació en Gijón
el 31 de Agosto de 1923, hijo de Emilio García, carpintero, y voluntario de
bombero (por entonces, no era una profesión), y Pilar Rúa, que llevaba una
tienda que, en sus momentos, se usará como punto logístico en apoyo a las
huelgas mineras de Asturias. Los distintos informes de la policía que se
hicieron sobre José Luis no suelen coincidir en la fecha de nacimiento5, así
como de otros datos personales, sin que afectara el objeto de sus
investigaciones ni la propia actividad de Rúa. Quizás por ello Rúa entendió
rápidamente que esas cosas son secundarias y hasta obstáculos para lo realmente
importante. En estas biografías también se relata su formación académica en la
Universidad de Oviedo y la de Salamanca, conociendo a Agustín García Calvo
(amistad que durará hasta el fin de sus días), Rafael y Chicho Sánchez
Ferlosio, Aranguren, Gustavo Bueno, etc. Alli colaborará en la revista poética
estudiantil Los Trabajos y los Días (en referencia a una obra clásica de
Hesíodo). Aprovechará una beca para ser lector en la Universidad de Maguncia.
En Alemania Occidental es testigo del control y represión que ejercen las
autoridades, y que no es algo que solo ocurría en la Alemania Oriental, eso le
hace reflexionar y es cuando va leyendo la obra de Marx, Rosa Luxemburg,
Pannekoek y otros teóricos marxistas. Cuando vuelve a España, no es comunista
pero tampoco es hostil a ellos, hasta tal punto que algún militante de Madrid
le ofrece formar parte de la dirección del PCE, que obviamente Rúa no acepta,
porque ni es militante, ni se siente comunista. En Gijón lo que promueve son
iniciativas autónomas, y en las biografías se destaca la creación de una
escuela obrera y gratuita en la calle Cura Sama en Gijón, donde también se
realizaban conferencias, que atrajo el interés de la policía. El proyecto
cultural de GESTO, en torno al teatro, que fue también punto de encuentro del
antifranquismo asturiano. Y la creación de un proyecto político, una especie de
plataforma antifranquista con numerosas peculiariadaes, de la CRAS, las Comunas
Revolucionarias de Acción Socialista, muy inspirada por el consejismo, la
autonomía obrera y el anarcosindicalismo. La CRAS nació bajo la hostilidad de
un Partido Comunista que quería absorberlo todo y hacer que todo fuera como
ellos quisieran, por lo que fue pronto las tensiones entre CRAS y el PCE. Con
el tiempo, la CRAS se irá posicionando políticamente y tomará partido hacia la
CNT. Por estas fechas José Luis expulsado de varias universidades donde ejercía
la docencia, abandona Asturias, visitando entonces Córdoba y Jaén, donde
también es expulsado, pero acaba en Granada, en su universidad, por el
entusiasmo y apoyo de varios profesores, entre ellos, y destacando, Pedro
Cerezo. Allí conoce al cenetista Carlos Soriano, ferroviario, muy importante en
la organización confederal granadina de esos años. Para Rúa fue una de las
personas clave en su vida. Dentro de la CNT, García Rúa destaca por su gran
formación y cultura, participando en la reorganización confederal, y
aprovechando sus enormes dotes oratorias, participará, tras la muerte de
Franco, en numerosos mítines por España organizado por la CNT6, en compañía de
personas como Federica Montseny o Juan Gómez Casas, dos militantes que serán
referentes fundamentales en José Luis, como lo fue Soriano. Hasta tal punto que
en el entierro de Montseny es José Luis quien, en representación de CNT, da el
discurso fúnebre por Federica.
Para José Luis, Montseny fue
alguien muy importante en la CNT, especialmente porque entendía que fue la
principal protagonista en mantener a la organización fiel al anarquismo y
alejar a los grupos politizantes y progubernamentales -del exilio y del
interior- que querían llevar a la CNT hacia nuevos caminos de participación en
el gobierno republicano en el exilio, o incluso con el franquismo (lo que fue
el cincopuntismo). Con sus errores y aciertos, la esencia de la labor de
Federica fue, para José Luis, mantener el anarquismo en la CNT, y él siempre
quiso seguir esa trayectoria. Es por ello que, cuando se acerca el V Congreso
de la CNT, en 1979, se opone a quienes proponen las elecciones sindicales como
mal menor y con una supuesta táctica de “vaciarlas desde dentro”. En 1983
aparece otro sector parecido, más importante numéricamente, pero también se
queda en minoría, pero queda claro que sus impulsores tienen el apoyo del PSOE:
así por ejemplo, Bondía, que antes rechazaba las elecciones sindicales, las
apoya repentinamente, y acabará en un importante cargo en el Quinto Centenario
de la masacre de América, impulsado por el PSOE en 1992 desde el gobierno.
Junto a los montajes policiales del Estado (donde el Scala solo fue uno de
ellos), la escisión empujó al fracaso el intento de echar atrás la imposición
del nuevo modelo sindical de elecciones sindicales, y ese modelo deja atrás y
margina a todos los proyectos sindicales genuinos que dan voz a los propios
trabajadores y permiten realizar una lucha eficaz, y no simples pactos de
despachos, en lo que queda reducido el nuevo sindicalismo, incluido el de los
mencionados escindidos, que crearán, con el tiempo, la CGT. A partir de ahí,
Rúa asume diferentes cargos dentro de la CNT, su periódico y la AIT, impulsa la
creación de la Fundación Anselmo Lorenzo junto a Gómez Casas, siendo su hijo,
Emilio José García Wiedemann, el primer presidente, y procura llevar a la CNT a
la práctica del anarcosindicalismo como ejemplo de la lucha que tiene que
seguir la clase trabajadora, frente a la continua claudicación sindical que se
vive desde 1980. Pero la socialdemocracia y el estado social que se vive hace
que los trabajadores busquen adaptarse en el nuevo sistema sindical de servicio
jurídico y de competencia de favores, al individualismo y consumismo, y la
apuesta libertaria queda en un segundo plano. Pero José Luis, y la CNT, sabe
que esa situación no puede perdurar, y que debe seguir su propia labor
libertaria y sindical, para mostrar dónde están las posibilidades emancipadoras
y transformadoras. Durante todos esos años, se han vivido magníficas
experiencias, quedando totalmente enamorado José Luis de la impresionante lucha
de los trabajadores de Astilleros, donde él acudió personalmente a Puerto Real.
Allí trazó amistades eternas, de las más sentidas por José Luis. Pero también
se encontrará con quienes, desesperanzados en unos casos, en otros con peores y
más inconfesables intenciones, quieren una CNT más “adaptada a los nuevos
tiempos”, léase más adaptada a la ideología dominante y la mentalidad
generalizada en la sociedad de consumo. Es lo que, desde varias vertientes, se
denomina como “reformismo”, y lo que José Luis denominó como “euroanarquismo”7
(en comparación con el eurocomunismo y la omni-socialdemocracia) y que en
general pretenden una adaptación mayor a las instituciones y a la mentalidad de
la gente, cortando o limitando el contenido revolucionario, fresco y nuevo de
la CNT, de la AIT8 y del anarquismo, que pretende destruir esas instituciones y
que la gente cambie de esa mentalidad consumista, competitiva, autoritaria,
machista, egoísta y convenida, hacia una mentalidad solidaria, libertaria,
justa y basada en el esfuerzo y la libertad.
Esa es la trayectoria vital de
José Luis, a grandes rasgos.
De su pensamiento, vamos a
exponer lo escrito, si bien, como ya hemos dicho, José Luis no era amigo de
escribir9, pues se preocupaba más bien en la acción, preocupándole el
pensamiento solo en cuanto su correspondencia a las posibilidades de
interactuar con la realidad.
Sus primeros textos importantes
se publicaron en revistas académicas: De los matices del interés existencial
romano hasta el siglo I de Cristo10, Los matices de la interiorización en la
historia helénica11, Sobre animus/anima (a propósito de un texto de Séneca)12…
Más otros textos en obras colectivas: ¿Senequismo español?13, escritos que irán
derivando en su tesis doctoral, El sentido de la interioridad en Séneca14, y ya
en un articulo posterior, de los años 90, y a modo de reflexión y epílogo, uno
que se tituló Grecia y Roma en la configuración de la cultura europea, en la
revista Euroliceo nº 3, 1991, pp. 73-77. La mayor parte de estas
investigaciones buscaban mostrar ciertos vestigios de “modernidad”, y con ello,
de la conciencia individual que existía en el mundo antiguo, pues el ambiente
académico de la filosofía del siglo XX consideraba que el individualismo, como
tal, es un fenómeno reciente, de la historia contemporánea, que se fue
construyendo con el cristianismo y su idea de la salvación del alma individual
frente a un mundo perdido, pecador y corrupto. No se negaba que en la
Antigüedad se entendiera lo que era el individuo, sino que por entonces no se
comprendía la diferenciación entre lo colectivo y lo individual, y la toma de
conciencia propia frente al resto del mundo. Con los estoicos, José Luis
procuró mostrar unos precedentes muy claros, la “interioridad”, que adelantó al
cristianismo al respecto.
Sin embargo, en su tesis
doctoral, ya mencionada, sobre Séneca, lo que muestra es la conciencia, y cómo
esta asume el deber. García Rúa estudió también el pensamiento de Epicuro, que
en un principio puede parecer muy opuesto al estoicismo de Séneca, y publica El
Sentido de la Naturaleza en Epicuro15, donde habla sobre todo de vida, ética y
libertad. Pero existe una compatibilidad y es lo que fue definiendo la base del
pensamiento de José Luis: en un mundo donde la libertad es negada, y ésta es
necesaria para el verdadero desarrollo de la vida, es el deber y la toma de conciencia
lo que facilita el camino para tomar esa misma libertad y el protagonismo en tu
propia vida. Cierto también es la fuerte insistencia en la ética tanto en
Séneca como en Epicuro16. Quizás sin darse cuenta, Rúa ya estaba expresando el
pensamiento libertario de acción directa, coherencia ética y emancipación, y es
que sus años de juventud y el ser hijo de quien era, sin duda influyó
enormememente, sin desmerecer los méritos propios de García Rúa para llegar a
esos planteamientos.
Sin salir de los clásicos de la
Antigüedad, García Rúa redactó un pequeño texto17 sobre el Critón de Platón,
famosa obra del filósofo griego en torno a la figura de su maestro, Sócrates,
poco antes de morir por orden de las autoridades de Atenas, que le han
sentenciado a muerte. Aunque le dan facilidades para “escapar”, tanto por sus
amigos que le quieren ayudar, como por sus enemigos que le quieren desacreditar
denunciando su huida, Sócrates acepta su sentencia y se dispone a cumplirla
envenenándose. En este clásico de la Antigüedad, lo que muestra Platón con el
ejemplo de su maestro es la importancia de la aceptación de la autoridad, por
injustas que parezcan sus decisiones y sentencias. Siendo un texto académico,
José Luis no se posiciona expresamente. Pero en su lectura nos da la impresión
que las bases filosóficas del autoritarismo no ha sido específicamente tratadas
por los teóricos del anarquismo.
Otro pensador que resultó muy
interesante e importante para García Rúa fue Ludwig Feuerbach. Además de
realizar algunas de las traducciones al castellano más importantes de este
filósofo y preparar unas introducciones para ediciones de editoriales como
Alianza18, escribió un extraordinario artículo titulado Las ideas socialistas
en Feuerbach19. Se contextualiza la Alemania del siglo XIX que produce esa
serie de pensadores repartidos entre el hegelianismo, su rebelión denominada la
“izquierda hegeliana”, el nacionalismo con personalidades como Fitche, y ese
incipiente socialismo (“utópico”) con nombres tan desconocidos como brillantes
en casos como el de Weitling. Un panorama que desembocará en el socialismo de
la segunda mitad del siglo XIX, con la figura de Marx siempre presente.
Feuerbach, sin ser un militante, se sentía socialista y apoyaba el “comunismo”
(tal como se entendía por entonces) y ayudó a desarrollar la teoría socialista
en aspectos tan importantes como el materialismo, el papel del individuo y la
conciencia junto al resto del mundo, etc.
Tradujo también Los caminos de la
interpretación (Anthropos, 1991) de Paul Ricoeur; Leer a Platón de Thomas
Schlezák (Alianza, 1997); y A ti te llamo, joven de Kropotkin (CNT-AIT Granada,
2010).
Como vemos, estos textos de
filosofía académica tiene siempre un reflejo social o moral, que tiene mucho
que ver con la aplicación de la vida cotidiana de todas las personas. Es
natural que escribiese un texto donde habla de la relación entre este
conocimiento académico y el conjunto de la población: Filosofía y Sociedad,
publicado en el libro de homenaje a María Josefa Canellada “Sin Fronteras” (1994),
editado por la Universidad Complutense. Todo esto le llevará a pensar cómo los
sistemas políticos que emanan de determinados principios filosóficos afectan en
la vida de las personas, y notará claramente el aspecto formal de las
democracias parlamentarias occidentales, alejadas de un verdadero modelo de
libertad y autonomía20.
A partir de su militancia en CNT,
va redactando numerosos artículos de actualidad y análisis social, que se van
publicando normalmente en el periódico CNT, El País o Archipiélago. La
recopilación de casi todos ellos se publicará posteriormente bajo el título de
Reflexiones para la Acción, cuya primera parte se presenta como un análisis del
proceso conocido como la Transición que se desarrolla políticamente en España,
dando paso de la dictadura franquista al sistema parlamentario burgués y
capitalista de carácter tecnócrata. Aunque de muy variados temas y situaciones,
se entrevé un claro fondo teórico e ideológico que da cohesión a toda la obra,
y es la presentación de un proceso político que pretende controlar a la
población para que pueda desarrollarse sin obstáculo la apertura económica
capitalista que viene desde Europa, y que se traduce por los principios de
mediación, profesionalización y consumismo, que debe inyectarse en lo más hondo
de las mentes del conjunto de la sociedad. A ello opone José Luis los
principios de Acción Directa, asamblearismo y activismo, para que las personas
tomen la iniciativa y dirijan sus propias vidas, siendo partícipes de las
decisiones que le afectan. En el primer tomo, que abarca los años 80
principalmente, se expone la lucha de los Astilleros, la de los campesinos de
Pedrera y el corazón de Andalucía, el conflicto de RENFE, Iberia o en el
Ayuntamiento de Córdoba, etc. Hay un seguimiento del proceso de la escisión que
sufre la CNT y que vive en primera línea Rúa, donde profundiza el impacto sobre
los trabajadores el modelo sindical que ofrece el Estado por medio de las
elecciones sindicales, las subvenciones y la representatividad por medio de los
comités de empresa, elementos que rechaza José Luis, así como la CNT clásica,
de plano. Analiza asimismo el hundimiento de la Unión Soviética, intentado dar
explicación a sus causas. Sin embargo, la otra parte central del libro, junto a
la Transición en sí, abarca el triunfo del PSOE, su corrupción interna bajo el
Poder, y cómo impone en España el modelo de la socialdemocracia como
herramienta del capitalismo para domesticar a la clase obrera y rendirlar a sus
intereses. El segundo tomo de las Reflexiones para la Acción abarca
fundamentalmente los años 90, cuando se desarrolla en España el triunfo del
capitalismo y el progresismo burgués, mientras levanta cabeza el liberalismo
capitalista y el partido de la derecha española, aprovechando el aburguesamiento
de la clase obrera y su pasividad política por simple comodidad consumista,
actitud que le costará muy caro porque dará lugar al aplastamiento contínuo de
sus derechos desde el gobierno. Esta situación da facilidades a quienes quieren
domesticar el anarcosindicalismo y asumir un nuevo modelo más adaptado a la
ideología hegemónica en la sociedad, y es así como se consolida lo que es la
CGT, que se va manifestando internacionalmente, y el surgimiento de
organizaciones reformistas y posibilistas, mientras que la larga lista de las
revolucionarias que existían a la muerte de Franco van desapareciendo. Sin
embargo, el potencial de los trabajadores sigue estando ahí, y las
posibilidades de cambiar la situación radicalmente son una preocupación
constante entre los poderes fácticos. No deja de lado el análisis de la
macropolítica, entrando en temas como la guerra de Bosnia. El tercer tomo21
abarca la década del 2000 y el proceso omnipresente de la globalización, que
solo una organización internacional revolucionaria la puede hacer frente, para
que ésta no cumpla su objetivo de dominar y homogeneizar el mundo bajo el
mercado capitalista. Ve a Latinoamérica como una de las más firmes esperanzas
para salir de la próxima crisis capitalista que se avecina (y que finalmente
llegó), escribe unos párrafos dedicados a Carlo Giuliani, habla de la Memoria
Histórica, la corrupción como preocupación política de la actualidad, y el
recorrido de la correlación de las fuerzas políticas en España, que transmite
en los tomos anteriores. Reproduce finalmente sus artículos en La Protesta que
se edita desde Granada, así como en otras publicaciones, abarcando muy diversos
temas.
Pero si las Reflexiones son la
exposición documental de lo que se redactaba en cada presente, José Luis
redactó un relato contínuo y coherente de lo que fue la Transición hasta
nuestros días (por 2013), que se publicó en el libro Siempre volviendo a
empezar22, cuya otra parte, la del exilio durante el franquismo, redactó
Floreal Samitier.
Hay un cuarto y último tomo de
las Reflexiones para la Acción23, que uno duda si el título es el más adecuado,
pues si bien es una recopilación de distintos textos militantes o culturales de
José Luis, el perfil es ya muy distinto: ya no son artículos, sino trabajos más
extensos, algunos de ellos trabajos académicos, borradores de clases en la
universidad, entrevistas largas y en general unos textos más profundos, que no
necesitan mucha contextualización de su presente, porque habla de cuestiones
que abarcan procesos muy extensos. De tal modo analiza el pensamiento de su
amigo Agustín García Calvo, del que se pregunta si es el Nietzsche español (en
referencia a su vitalismo filosófico y sus análisis culturales donde la duda en
un tono nihilista asoma siempre la cabeza); el desarrollo -más bien negativo-
del joven Marx hacia el posterior y definitivo marxismo; la pedagogía libre; el
15-M; el papel de los medios de comunicación como nuevo Poder hegemónico… Y así
con muchos temas. Presenta una última entrevista, que define como una especie de
“testamento político”, pues José Luis ya se sentía débil. Es muy probablemente
el texto más interesante de José Luis García Rúa.
Entre sus escritos, especialmente
en las Reflexiones, podemos ver el interés de García Rúa en la Historia. Aunque
estudió Filosofía, gastó mucho de su tiempo en el estudio histórico.
Seguramente la filosofía le interesaba por el estudio de la razón y de las
posibilidades que ésta presenta, mientras que le interesó la historia por
presentar los hechos, es decir, experiencias, que en un filósofo de la acción
es algo primordial, ya que muestra cómo son los resultados independientemente
de los aciertos o errores de los análisis previos que se dieron, en las
limitaciones que tiene cada ser humano. Pero, para dar uso de la Historia para
los acontecimientos del presente o del futuro, ésta debe ser igualmente
analizada por la razón. Es por ello que ambas facetas se entremezclan
alimentándose mutuamente.
Finalmente José Luis tuvo interés
en la poesía. No en vano fue un gran admirador de Antonio Machado24, al igual
que su hijo Emilio José García Wiedemann (y en general el conjunto de su
familia), del que extrajo no solo su grandeza literaria, sino sus reflexiones y
enseñanzas, que eran muchas. Bajo el título de Mis Ciudades (En la marea del
Siglo), publicó la dedicada a Gijón25 y a Salamanca26. Parece que no llegó a
publicar ninguna más, aunque se esperaba que aparecieran. Un autor ha estudiado
la poesía de José Luis extrayendo su sentido y profundidad27.
José Luis ya sintió haber
cumplido con todo lo que podía ofrecer al mundo, y por eso se fue sereno y
satisfecho. No obstante su muerte, es su pensamiento y las consecuencias de su
acción lo que perdura y vive aún. Era lo que quería decir y ofrecer en las
entrevistas que se le realizaba, y no sus datos personales, que ciertamente
morirían en un momento dado. La figura de García Rúa perdura en esa
contribución que se hace, a su entender, por la lucha y búsqueda de la
liberación del ser humano. Sirva este pequeño texto como homenaje de quienes aprendimos
de él en todos los órdenes de la vida, y se comprenda mejor por aquellos que no
han tenido acceso a sus obras ni al trato personal con él.
1Leonardo Borque: Un Sendero de
Lucha. J. L. García Rúa en la Academia de Cura Sama, GESTO y CRAS. Ed. Llibros
del Pexe, 2002.
2Está en proyecto un trabajo
semejante a este, pero de mayor extensión, con más detalles sobre su
pensamiento y argumentos.
3José Luis García Rúa: Aquellos
hombres, aquellas mujeres. En Retratos de la resistencia: Carlos Soriano, un anarquista
en la posguerra española. Ed. La Isleta del Moro, 2005, pp. 15-37.
4José Luis ha dejado varios
escritos y, sobre todo, entrevistas donde habla de este gran maestro libertario
(grande en todos los sentidos, por cierto). Pero quizás resulte muy interesante
una reciente publicación (2016) del Aula Popular García Rúa: Memoria de
Eleuterio Quintanilla, escrito con Chema Castiello y Yolanda Díaz.
5En realidad, y como aclaración
por si hubiera curiosidad, nació efectivamente el 31 de Agosto. El 15 de Septiembre
fue el día en que se registró.
6El primero de ellos fue en
Gijón, cercano a unas fiestas. Del primero que tenemos fecha exacta es en La
Felguera, el día 26 de Agosto de 1976.
7José Luis García Rúa:
Reflexiones para la Acción IV. Ed. Centre d´Estudis Llibertaris Federica
Montseny, 2003, p. 450.
8De ahí su importante y famoso
escrito: La Internaconal Paralela. En CNT nº 267, mayo 2001, p. 3.
9José Luis García Rúa:
Reflexiones para la Acción I. Ed. Fundación Anselmo Lorenzo, 1997, p. 11.
10José Luis García Rúa: De los
matices del interés existencial romano hasta el siglo I de Cristo. En Boletín
Informativo del Seminario de Derecho Político. Ed. Universidad de Salamanca,
1956, pp. 281-313.
11José Luis García Rúa: Los
matices de la interiorización en la historia helénica. En Revista de Filosofía.
Ed. CSIC, 1956, pp. 49-71.
12José Luis García Rúa: Sobre
animus/anima (a propósito de un texto de Séneca). En Emérita, XXIV, 1956, pp.
150-158.
13En Homenaje a Alonso Zamora
Vicente. Ed. Castalia, tomo III, 1991, pp. 25-29.
14José Luis García Rúa: El
Sentido de la Interioridad en Séneca. Ed. Universidad de Granada, 1976.
15José Luis García Rúa: El
Sentido de la Naturaleza en Epicuro. Ed. Comares, 1996.
16Otro texto de José Luis, en la
revista Archipiélago nº 34-35, 1998, pp. 135-143: Algunos rasgos del discurso
ético de Epicuro.
17José Luis García Rúa: El
Discurso de las Leyes en el Kritón. En A vueltas con la ley. Ed. Iralka, 1995,
pp. 23-35.
18Ludwig Feuerbach: Pensamientos
sobre muerte e inmortalidad. Ed. Alianza, 1993. Abelardo y Heloísa. Ed.
Comares, 1995. En este último incluye también, traducido del latín, De Ratione,
una, universali, infinita.
19José Luis García Rúa: Las ideas
socialistas en Feuerbach. En Revista de Filosofía nº 8, 1985, pp. 41-62.
20José Luis García Rúa: Las Dos
Caras de la Democracia. En Archipiélago nº 10-11, 1992, pp. 141-150.
21José Luis García Rúa:
Reflexiones para la Acción III. Ed. Fundación Anselmo Lorenzo, 2008.
22Floreal Samitier Arroyos y José
Luis García Rúa: Siempre volviendo a empezar. Ed. Centre d´Estudis Llibertaris
Federica Montseny, 2011.
23José Luis García Rúa:
Reflexiones para la Acción IV. Ed. Centre d´Estudis Llibertaris Federica
Montseny, 2003.
24José Luis García Rúa: Mis
primeros encuentros con Antonio Machado. En Per Antonio Machado. Ed. Bulzoni,
1994.
25José Luis García Rúa: Mis
Ciudades. Gijón. Ed. Trea, 1993.
26José Luis García Rúa: Mis
Ciudades. Salamanca. Ed. If y Ateneo Obrero de Gijón, 2006.
27Javier Bascuñana Soler:
Tragedia y vida en la poesía de García Rúa. En Alfa. Revista de la Asociación
Andaluza de Filosofía nº 2, 1997, pp. 127-142.
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