Respetables, pese a todo,
señorías:
La verdad es que enterarse de
estas cosas, con la que está cayendo, da un poco de vergüenza ajena; abochorna
saber que cobran por un reglamento que ustedes mismos se dieron un puñado de
euros que, como queda claro, no les corresponde. El hecho de que sean ustedes
40 no deja de tener su punto de tentación facilona para recomendarles que
formen dentro del Congreso un grupo que bien pudiera llamarse Alí Babá. Pero
tampoco conviene caer en la chabacanería porque la cosa no tiene ni pizca de
gracia.
Lo peor es la pátina de legalidad
con que se pinta lo que no es sino un atropello al sentido común y una ofensa
Naturalmente, señorías, que ustedes no solo no
incumplen ninguna ley, sino que, aunque quisieran, por lo visto, no podrían
renunciar a esos privilegios, pero tiene que ser muy difícil cobrar, además de
su sueldo, una "indemnización" libre de impuestos de 1.823,86 euros
para los diputados de circunscripciones distintas a Madrid y de 870,56 euros
para los electos por la capital. ¿Indemnización? ¿Por qué? ¿Libre de impuestos?
¿Por qué?
Pero si ya resulta inaceptable
desde una elemental moralidad lo anterior, ustedes, señorías –y me refiero a la
banda de los 40, dicho sea con todos los respetos–, tienen casa en Madrid,
viven en Madrid, pero cobran como si se alojaran en la Pensión Mari Gran
Confort, Viajeros y Estables, que fue donde yo vivía de estudiante eterno.
Ustedes están cobrando por la cara y por la ley algo que no les corresponde,
una mentira consentida y consensuada, una falacia tan grande que el propio
Congreso trató de disimular para que no se notara demasiado y, así, donde se
decía que ese dinero era para cubrir "los gastos de alojamiento y
manutención en la capital que origine la actividad de la Cámara", se
cambió en la X legislatura por un nada comprometido "los gastos que les
origine la actividad de la Cámara".
¿Qué gastos, señorías, si hasta los cubatas
les salen por cuatro perras? Ya sé que no son ustedes los culpables, que tienen
explicaciones para todos los gustos, desde la callada por respuesta a que donan
ese dinero al partido o a una ONG. Da igual. Incluso les avala un auto del
Supremo. Y tal vez, señorías, eso es lo peor: la pátina de legalidad con que se
pinta lo que no es sino un atropello al sentido común y una ofensa a la
ciudadanía mientras ustedes, desde la tribuna, predican la transparencia. No den
explicaciones de lo que hacen con ese dinero, señorías; son ustedes 26 del PP, 6 del PSOE, 6 de Unidos Podemos y 2 de
Ciudadanos: digan a sus partidos que cambien las reglas porque pasan vergüenza
cada fin de mes.
Sin muchas esperanzas, Andrés
Aberasturi
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