Recuerdos de Felipe
González: “Gracias por lo que hicieron, gracias por España”
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MADRID// 15 de julio de 1997. Hotel Miguel Ángel de Madrid. El salón está a
rebosar. José Barrionuevo, exministro de Interior, presenta su libro 2001
días en Interior. A su izquierda está el expresidente Felipe González. Y
llega su turno. Con mirada retadora y subiendo el tono de su voz se dirige a
todos los presentes, pero especialmente a aquellos que estuvieron a su servicio
durante la guerra sucia contra ETA, en los años del plomo, en los
momentos en que los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) llevaron a cabo
28 asesinatos contra algunos militantes de ETA y otros que fueron confundidos
como terroristas o que pasaban por allí cuando las bombas y balas de los
mercenarios buscaban víctimas.
Felipe González, que perdió las elecciones generales de marzo de 1996 a
manos del popular José María Aznar por la corrupción y los GAL, sabe que
es su momento. Las cámaras de televisión, muchas, y las de los fotógrafos,
muchas más, buscan al dirigente socialista. Se acerca al micrófono y sin
titubear lanza su proclama:
“Pepe [se refiere a Barrionuevo], Rafa [en alusión a Vera], señores
generales [examina con sus ojos a Emilio Alonso Manglano, José Antonio Sáenz de
Santamaría y Andrés Casinello], gracias, por lo que hicieron. Gracias, por
España. Y hoy me toca decirles con claridad que hoy estoy aquí para dar la cara
y querría darla por ustedes, para que ustedes no tuvieran que darla porque no
lo merecen”.
A continuación se producen cinco retadores segundos de silencio, de
silencio sepulcral en la sala. Barrionuevo mira a González, no sabe qué hacer,
y el expresidente retoma la atención del público asistente y sentencia:
“Gracias”.
El acto ha acabado. Y en las caras de Pepe, Rafa, Emilio, José Antonio y
Andrés se siente, se aprecia un gesto de satisfacción y de complicidad con su
exjefe, Felipe González.
Pepe era ministro de Interior cuando el 15 de octubre de 1983 los GAL
secuestraron en Bayona (Francia) a los presuntos etarras José Antonio Lasa y
José Ignacio Zabala, los torturaron en el cuartel de Intxaurrondo, les pegaron
dos tiros y los enterraron en cal viva en Bussot (Alicante). El jefe era el
coronel Rodríguez Galindo y tras esas acciones
fue ascendido a general.
Rafa ejercía de secretario de Estado, controlaba los Fondos Reservados de
Interior y en 1998 fue condenado a 10 años de cárcel por el secuestro del
súbdito francés Segundo Marey a manos de los GAL.
Emilio Alonso Manglano, general y director del Centro Superior de Información de la Defensa (CESID, actual CNI).
Bajo su mandato, y Felipe González como presidente, se puso en marcha lo que se
conoció como el caso Escuchas, donde políticos, periodistas y jueces
eran controlados telefónicamente por los servicios secretos. También se
descubrieron los Papeles del CESID, donde se reflejaron las actuaciones de
los espías españoles contra los terroristas de ETA y la puesta en marcha del GAL
marrón de los militares.
José Antonio Sáenz de Santamaría, teniente general y exdirector de la
Guardia Civil. Fue imputado por el juez Baltasar Garzón por su posible intervención
en el asesinato de Ramón Oñaederra, que fue tiroteado el 19 de diciembre por
cuatro mercenarios de los GAL en el bar Caiette de Bayona (Francia).
Y el general Andrés Casinello, más conocido en La
Casa de los espías por El Gran Rubio, fue un hombre todoterreno.
Sirvió a Franco, al almirante Carrero Blanco, Adolfo Suárez y Felipe González.
En 1968, coincidiendo con el mayo francés, montó la Organización Nacional
Contrasubversiva (ONC) para luchar contra la subversión de los estudiantes en
las universidades españolas, antesala del SECED y del CESID. Casinello estuvo
imputado por Garzón por haber participado, presuntamente, en la creación del GAL
verde de la Guardia Civil.
En octubre de 1986 el general Casinello, que era jefe del Estado Mayor de
la Guardia Civil, escribió un artículo en el diario ABC que título “A la
señoría que corresponda”, en el que descalificaba a jueces, parlamentarios y
periodistas.
Tuve el honor de ser uno de esos periodistas a los que se refería El
Gran Rubio. Por aquellas fechas revelamos en la revista Interviú que
existía un GAL verde cuya madriguera estaba en el cuartel de
Intxaurrondo y que Rodríguez Galindo y el jefe de Estado Mayor sabían mucho de
ese asunto. “Cada vez que sale un alumno de la Escuela de Periodismo, con el
cascarón pegado a donde su señoría sabe, se le ocurre hablar del general
Casinello (…) pensando que así van a echar otra vez a Nixon”, escribió. Felipe
González dejó de ser presidente en marzo de 1996, unos diez años después del
artículo de Casinello y de las revelaciones del GAL verde.
En aquel artículo del diario ABC, El Gran Rubio se desnudó y
mostró sus convicciones: “Dicen que no soy un demócrata y lo dicen tan
enfadados que a lo mejor tienen razón…¿Para qué querrán un demócrata en la
Guardia Civil?”.
Once meses más tarde de haber hecho de presentador del libro 2001 días
en Interior y de haber dado la cara por sus amigos, servidores y
correligionarios, Felipe González vuelve a convertirse en actor principal, pero
en otro escenario, el Tribunal Supremo. Declara como testigo y en el banquillo
de los acusados están sentados José Barrionuevo y Rafael Vera.
El 29 de julio de 1998, la Sala Segunda del Tribunal Supremo dicta
sentencia y condena a José Barrionuevo y a Rafael Vera a 10 años de cárcel por
el secuestro de Segundo Marey. El 10 de septiembre, el trío formado por
Barrionuevo, Vera y González se encamina hacia la puerta de la cárcel de
Guadalajara, donde cumplirán condena. Unas 7.000 personas les vitorean,
insultan a la prensa y Barrionuevo, con una rosa roja en la mano, se abraza a
su jefe, mientras Vera hace el signo de la victoria.
El pasado 27 de julio se cumplieron 29 años del último asesinato de los
GAL. Juan Carlos García Goena, un objetor de
conciencia que se negó a hacer la mili, voló por los aires al poner en marcha
su vehículo. Su mujer, Laura Martín, escuchó la explosión, bajó a trompicones
la escalera de su casa y se encontró con su marido, muerto.
El caso García Goena, el último atentado de los GAL, todavía permanece vivo
gracias a la tenacidad de esa esposa que quiere saber la verdad: “Tengo la
convicción moral de que Felipe González es la X de los GAL y que él fue el
principal responsable del asesinato de mi marido, Juan Carlos”.
Hoy, de nuevo, recuperamos aquellas palabras de agradecimiento del que
fuera líder socialista a sus subordinados: “Pepe, Rafa, señores generales,
gracias por lo que hicieron. Gracias, por España”.
Antonio
Rubio es periodista de investigación, profesor
de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y director del Máster El Mundo
de periodismo.
Fuente: http://www.lamarea.com/2016/12/17/recuerdos-de-felipe-gonzalez-gracias-por-lo-que-hicieron-gracias-por-espana/
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