Hallados los primeros cuerpos de
la represión franquista
Los trabajos que comenzaron en
noviembre para delimitar en el cementerio de San Fernando las fosas comunes
donde fueron arrojados los fusilados en el año 36 -y en años posteriores: 38,
39, 40, 41...- han permitido encontrar por el momento cuatro cuerpos con claros
signos de violencia. Una vez la dirección de obra emita su informe, será la
Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía la que decida
cómo proceder en la siguiente fase, la exhumación de los cadáveres.
El responsable de la obra, el arqueólogo Jorge Juan Cepillo, explicaba
ayer durante la visita que realizó la alcaldesa, Patricia Cavada, cómo se están
desarrollando las tareas. Hasta siete zanjas se han abierto para comprobar la
existencia de restos pertenecientes a represaliados de la Guerra Civil y del
franquismo. Tres se han acometido en el último espacio que quedó como
cementerio civil. En el primer sondeo no se encontró nada, ni en el tercero
planteado para comprobar si la cimentación de una pared de nichos posterior a los
sucesos habían afectado a la fosa. Tampoco en el segundo donde se sigue
trabajando, de hecho dos voluntarios faenaban ayer en ese punto.
En la zona del patio sí hay
resultados. "Cuando Casado [en referencia a José Casado, el autor de Trigo
Tronzado, libro que narra los fusilamientos en la ciudad] habla de dos fosas
señala una llena y otra que se abre para seguir enterrando. Está hablando del
cementerio para herejes, que ocupaba también esta zona, comentó Miguel Ángel
López Moreno, encargado de la investigación previa sobre la que se basa este
proyecto de localización que se está ejecutando. Señalaba a parte del lugar
donde un parterre ha indicado hasta hace poco la existencia de la fosa común.
Es donde se arrojaron los cuerpos de quienes murieron en los numerosos
fusilamientos que se sucedieron en el año 36, en lo que se denomina
"terror caliente".
En el sondeo 4 se encontraron en
una capa muy superficial otros enterramientos. Pero hay un relleno abajo y el
arqueólogo espera que aparezcan restos de represaliados a más profundidad, a
pesar de que han alcanzado los 2,20 metros bajo la cota actual. Dos cuerpos son
visibles en la zanja 5, que corresponde con el límite de una de las fosas (a
tenor del corte del terreno). "Uno de los cuerpos está apoyado sobre su
pecho. Se ve la espalda y la cadera, asoma un codo, una pierna está hacia un
lado", describía Cepillo. Tiene cal viva encima y se apoya sobre otro
cuerpo. En una de las esquinas se aprecian trece casquillos, ocho de mauser -un
fusil- utilizado en los fusilamientos; y cinco de arma corta, usadas para los
tiros de gracia. El antropólogo forense del proyecto, Juan Manuel Gijo, ya ha
estado en el lugar y ha certificado la evidencia de signos de violencia que
pueden corresponder con las personas que se buscan, además de incidir en la
ausencia de un tratamiento respetuoso en el enterramiento. En la cata número 6
también se han encontrado dos cuerpos con claras señales de represión,
"agarrados por los miembros y lanzados de cualquier manera, con fracturas visibles",
abundó el arqueólogo.
En el punto 7 hay, según los
estudios de López Moreno, personas ajenas a estos dramáticos sucesos, puesto
que se trataba también de una fosa común para personas sin recursos. Sí consta
que están enterrados seis personas que tuvieron un juicio en Grazalema y
sentenciados a muerte. "Las diligencias de enterramientos son claras:
quién está dispuesto hacia el norte, quién hacia el sur... Se indica que se
entierran en la fosa 4 de la manzana A de Santiago", advertía Miguel Ángel
López Moreno.
Esta actuación se produce gracias
a la lucha de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Democrática
(Amede) de San Fernando, que defendió la necesidad de dar descanso a los
fusilados ante las administraciones, primero el Ayuntamiento; luego la Junta, a
través de la Dirección General de Memoria Democrática. También, la Diputación.
De la entidad forman parte otras asociaciones, ciudadanos particulares y sobre
todo familiares de represaliados, responsables del impulso definitivo a este
accción para dignificar a las víctimas. Algunos -a pesar de su avanzada edad-
son voluntarios que participan en las excavaciones. En turnos de mañana y
tarde, junto a estudiantes de historia o integrantes de otras entidades, se
afanan en rastrillar la tierra para retirarla y buscar los cuerpos.
Cuando el informe esté listo,
será el momento de una nueva tramitación para la exhumación. Se profundizará
más entonces, lo que implica una gran dificultad por el volumen de tierra que
tendrá que sacarse. "Técnicamente pediría que fuera en verano, para evitar
las lluvias", solicitó el arqueólogo, por lo que las diligencias deberán
acelerarse. El Ayuntamiento está dispuesto a ello. "Había llegado el
momento de empezar a actuar y hacer justicia con las personas y familias que
sufrieron la represión franquista", reconoció la regidora.
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