Por si os olvidabais: los
sindicatos se enriquecen con los EREs
Dentro del inmenso teatro en que
se ha convertido en este país, regido por chorizos hablantes de la neolengua,
quizás uno de los más sangrantes vodeviles es el de lo sindicatos y y su
defensa de los trabajadores.
No basta ya con la acusación de
que para un sindicato la definición de trabajador pasa por aquel empleado que
da derecho a la parte proporcional de un liberado, sino que resulta que cuando
hay despidos masivos los sindicatos se enriquecen en la misma y justa medida en
que aumentan esos despidos.
La cosa funciona del siguiente
modo: cuando se plantea un ERE, los trabajadores acuden al servicio de ayuda
jurídica del sindicato, y allí se les cobra una cantidad fija de entre 150 € y
400 € por gestionarles su casa, y además se firma una cláusula por la que el
sindicato se llevará entre el 10% y el 15 % de la indemnización que reciba el
trabajador por encima de los 20 días por año trabajado.
En principio, se trata de un
incentivo para que los sindicatos consigan indemnizaciones mayores, pero en la
práctica se trata de un modo de engrosar las arcas del sindicato, puesto que
las empresas ya dan por hecho que tendrán que pagar cantidades superiores. Así,
cuando se ha acordado por ejemplo una indemnización de 35 días pro año
trabajado, el sindicato va a ganar mucho más dinero si los despedidos son 500
que si son 300. Y hablamos de cantidades realmente abultadas.
Este mecanismo lleva a que los
sindicatos, es cierto, se partirán la cara por aumentar las indemnizaciones,
peor no moverán un dedo, antes lo contrario, por reducir el número de despidos.
Con esta jugada los sindicatos se han
embolsado desde 2007 alrededor de 400 millones de euros. ¿Cómo demonios puede
esperar nadie que haya más movilización social de la que hay en estas
condiciones?
Un caso: en el ERE de Telefónica,
la empresa propuso inicialmente despedir a 6400 trabajadores. ¿Y qué ocurrió?
Que aumentó las indemnizaciones y acabó despidiendo a 8500.
Cuando se pregunta sobre esto a
los sindicatos responden, cómo no, que el procedimiento no afecta para nada a
su voluntad de defender a los trabajadores, pero creo que ya estamos mayores
para escuchar chorradas. Si el que te
tiene que defender gana más con tu despido que con tu permanencia, ponte en lo
peor. ¿O no?
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