Atentado contra Varela
El 25 de enero de
1923 --algunas fuentes citan erróneamente el 27 de enero-, en la calle Fitz Roy
del barrio de Palermo de Buenos Aires (Argentina), el militante anarquista y
pacifista tostoià alemán Kurt Gustav Wilckens ejecuta el teniente coronel
Héctor Benigno Varela, responsable directo del asesinato de 1.500 obreros
agrícolas en huelga en Santa Cruz (Patagonia) a finales de 1921, perpetrado por
el Regimiento 10 de Caballería de Línea de Húsares de Pueyrredón que comandaba.
A las 7 de la mañana
de ese día, cuando Wilckens está a punto de lanzar una bomba de mano --que le
había proporcionado Andrés Vázquez Paredes, vinculado con los grupos
«expropiadores» - contra Varela, una niña de 10 años, María Antonia Palazzo,
atraviesa la calle y Wilckens frena la acción y asusta la niña para que huya
(«alerta el coche!»), lo que alerta Varela y obliga Wilckens a tirar la bomba
sin protegerse, resultando herido en una pierna. Varela, con 12 heridas
producidas por la explosión, intenta desenvainar su sable y Wilckens le dispara
cinco disparos con su colt matando el verdugo.
Entorpecido con las
heridas de la metralla en la pierna, el anarquista intentó llegar a la avenida
Santa Fe, a pocos metros del lugar. Los curiosos y vecinos no osaban detenerlo
ya que todavía llevaba el revólver, hasta que dos vigilados (Díaz y Serrano) le
apuntaron con sus armas reglamentarias. Wilckens las entregó el colt mientras
decía: «He vengado a mis hermanos.» El agente Nicasio C. Serrano le arrió unos
golpes, mientras de un regimiento situado casi enfrente, se acercaron oficiales
y soldados con la intención de linchar la anarquista.
Un oficial de
escribanía de la policía frenó la embestida y con firmeza señaló que el
detenido era responsabilidad suya. Detenido, Wilckens sólo dijo: «Yo no soy
necesario en la vida, he cumplido con mi deber, pueden matarme.»
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