Histórica huelga internacional de empleados de cadenas de
comida rápida
Trabajadores y simpatizantes de una campaña para exigir
mejores salarios y el derecho a la sindicalización para los millones de
empleados de las principales cadenas de comida rápida, realizaron paros y
mítines en más de 150 ciudades de Estados Unidos, y en otras 80 localidades de
30 países, según organizadores que afirmaron que se trata de la movilización
laboral más grande de este tipo.
Aquí y en Los
Ángeles, Atlanta, Chicago, Filadelfia, Milwaukee y decenas de ciudades más,
trabajadores, sindicalistas, líderes comunitarios, defensores de derechos
laborales y organizaciones inmigrantes realizaron acciones frente a franquicias
de McDonald’s, Burger King, KFC, Wendy’s y otras de las grandes multinacionales
de comida rápida, al tiempo que sus contrapartes en otras ciudades del mundo
hacían lo mismo. Huelga por $15, $15 y un sindicato y Valemos más se leía en
las pancartas. En Chicago, la marcha arrancó con mariachi.
La principal exigencia en Estados Unidos es elevar el
salario a 15 dólares la hora, ya que gran parte de los trabajadores en este
sector gana el mínimo federal, de entre 7.25 dólares y 9 dólares.
El movimiento nació en 2012 con una serie de paros en las
franquicias de comida rápida en Nueva York, algo que se expandió en los últimos
meses por el país con la realización de varios paros de un día. Aunque el
movimiento aún no puede calificarse de masivo –las acciones de hoy convocaron
en algunos casos a unas 200 personas, y en otras sólo decenas–, ambos lados, el
laboral y el empresarial, entienden que puede ser apenas el inicio de un
movimiento con enorme potencial ante la realidad de la histórica brecha entre
ricos y todos los demás, en cada vez más países.
Las matrices de estas empresas, asociaciones empresariales
de la rama y centros de análisis conservadores, han descalificado la
importancia y dimensión de estas acciones, y acusado que son fabricadas por
sindicatos para uso mediático, sin contar con gran participación de los empleados.
A la vez, advierten que aceptar la demanda para elevar los salarios implicaría
eliminar miles de empleos y elevar los precios al consumidor. Más aún, insisten
en que ya ofrecen salarios competitivos y oportunidades de avanzar para
millones de trabajadores de bajos ingresos.
Pero el movimiento de fast food, apoyado por algunos
sindicatos, sobre todo el Internacional de Empleados de Servicios (SEIU),
continúa exigiendo el incremento, así como el derecho de sindicalización. Las
acciones de hoy inauguran una nueva estrategia de internacionalizar el
movimiento para contar con el apoyo de movimientos sindicales mucho más fuertes
en otros países, así como para enfrentar a estas empresas multinacionales a
escala global.
Los organizadores afirman que se realizaron protestas de
apoyo y solidaridad en por lo menos 80 ciudades de países como Japón, Gran
Bretaña, Suiza, Brasil, India, Italia, Panamá, Corea del Sur, Argentina,
Marruecos, Nueva Zelanda e Irlanda, entre otras.
De hecho, para coordinar el esfuerzo de esta jornada de
protesta, la federación sindical internacional de Asociaciones de Trabajadores
de Alimentos, Agrarios, Hoteles y Restaurantes, que representa a más de 12
millones de trabajadores en 126 países, sostuvo una reunión en esta ciudad la
semana pasada con representantes sindicales de unos 25 países.
Para algunos, esto
implica internacionalizar la lucha laboral en el contexto de la llamada
globalización, con McDonald’s y otros ofreciendo un enemigo común por su
presencia mundial (McDonald’s tiene casi 2 millones de empleados en 118 países,
y en el sector privado sólo le gana Walmart).
Investigaciones recientes citadas por el movimiento revelan
que más de la mitad de las familias de los trabajadores en las franquicias de
comida rápida dependen de programas de asistencia pública porque no cuentan con
un ingreso suficiente para necesidades básicas, empezando por la comida; eso
tiene un costo a las arcas públicas de casi 7 mil millones de dólares al año. O
sea, que el pago tan inferior a los trabajadores de estas empresas implica que
sus costos laborales son esencialmente subsidiados por el público, argumentan
dirigentes de este movimiento.
Fast Food Forward, la entidad del movimiento en Nueva York,
argumenta que la industria de comida rápida es de unos 200 mil millones cada
año, y que el salario anual promedio de un trabajador en ese sector es de 11
mil dólares, mientras el salario diario promedio de los altos ejecutivos es de
25 mil (más del doble del salario anual de sus trabajadores). Según CNN-Money,
el pago medio para un trabajador del sector es de poco más de 9 dólares la
hora, o 18 mil 500 dólares anuales, unos 4 mil 500 por debajo de la línea de
pobreza oficial para una familia de cuatro personas.
Esta campaña forma parte de un movimiento diverso para
elevar los salarios mínimos tanto en otros sectores (un enfoque ha sido
Walmart) y que ha logrado, junto con fuerzas políticas, triunfos significativos
a escala municipal y estatal (por ejemplo, California aprobó elevar el salario
mínimo a 10 dólares por hora, el alcalde de Seattle promueve una alza a 15
dólares, entre otros, y 21 estados más ahora gozan de un salario mínimo
superior al federal). Este movimiento también ha contribuido a que el
presidente Barack Obama recientemente haya propuesto elevar el salario mínimo
federal a 10.10 dólares la hora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario