Carta de un usuario del Hospital Niño Jesús a
Fernández-Lasquetty
Despreciable y ponzoñoso mercachifle:
Te escribo con el
mayor ánimo del mundo de ofenderte. Quisiera causarte el daño personal que con
tu actuación nos causas tú a los demás. Quisiera que sintieras la humillación
que he sentido yo esta mañana, cuando he llevado a mi hijo a una revisión
medica rutinaria al Hospital Niño Jesús y me he topado, por primera vez y cara
a cara con vuestros putos recortes. Este es el objetivo principal, y no otro,
de esta carta que escribo presa de la ira más violenta. Aunque supongo que no
la leerás. Eres un cobarde por no acudir a los centros de salud y a los
hospitales a dar la cara y a explicarnos a los madrileños y a las madrileñas
que los usamos lo que nos estás haciendo, y el mal que nos estas causando. Ya
me he calmado un poco, pero esta mañana, en el Hospital, si te hubiera visto,
habríamos tenido un problema. Tú de salud, y yo legal, porque no habría dudado
en caer sobre ti hecho una hidra. Tus decisiones políticas, tu ánimo de
enriquecer a tu despreciable clase social, están causando graves perjuicios a
muchas personas. Debes saber que he pasado la mañana en el Hospital Infantil
Niño Jesús, un hospital público, orgullo de la ciudadanía madrileña, por la
calidad de sus servicios y por sus médicos, que si no son autoridades
científicas de reconocimiento internacional en una cosa, lo son en la otra.
He pasado toda la
mañana esperando a ser atendido en una consulta de revisión para la que tenía
cita mi hijo. Durante horas, he deseado fervientemente que te pille el peor de
los ébolas catalogados y conocidos. La cita era a las 10 de la mañana. Nos han
atendido a las 12:00 y es la una cuando escribía estás líneas, sentado en una
sala de espera masificada, presa de la ira más destructiva. Y ahora, tras la
consulta, me queda al menos otra hora de espera, nada menos que para pedir cita
para la próxima visita. Desde que mi hijo Artur vino a España, tras el proceso
de adopción en Rusia, está sometido a controles médicos periódicos en el
Servicio de Pediatría Social de dicho hospital. No tiene nada grave, pero como
seguro que sabes, los niños y niñas adoptados en Madrid son asignados a uno de
los servicios de Pediatría Social, donde son especialistas, entre otras cosas,
en el tipo de trastornos que suelen traer quienes han sufrido abandono y han
pasado por un periodo más o menos largo de institucionalización antes de la
adopción.
En los tres años que
llevo acudiendo varias veces al año a este servicio no he tenido mayores
problemas ni molestias que alguna espera moderadamente larga. Nada grave, en
cualquier caso. Esta mañana, sin embargo, he percibido hasta qué punto están
afectando a la calidad del servicio y de los cuidados que reciben nuestros
hijos e hijas los recortes en las políticas sociales que estáis llevando a cabo
vosotros, ponzoña que sobra en el mundo, con el único objeto de robar el dinero
que la sociedad invierte en su sistema sanitario público. Y he percibido
también el desprecio con el que vosotros, partida de malnacidos pijos peperos
de mierda, tratáis a los usuarios de la sanidad madrileña. No puede explicarse
de otra forma la nueva política de solicitud de citas que habéis implantado,
que más parece un castigo al usuario de la sanidad pública que otra cosa.
Cuando llegamos al hospital sobre las 9:45 y anunciamos que vamos al servicio
de Pediatría Social, nos encontramos con que les han desalojado del edificio
principal y les han mandado a un barracón prefabricado que hay en el patio.
Es que hay obras, nos
aseguran, avergonzados, los empleados a los que preguntamos. Llegamos al
barracón y segunda sorpresa: no hay personal auxiliar. Sólo una administrativa
para atender a varios médicos, y no da abasto con el teléfono, las citas, las
idas y venidas de historiales…. Pero no sólo ella está agobiada: según podemos
comprobar, el número de médicos del servicio es ahora menor, y el que nos
atendía habitualmente ya no está. Nos va a atender otro doctor. La confianza en
los médicos del Hospital Niño Jesús es absoluta, eso no me preocupa demasiado,
lo que me preocupa, nos preocupa, es que ahora, la mitad de médicos tengan que
atender a los mismos pacientes. Dos horas más tarde de la cita que nos dieron,
pasamos a ver al médico, que nos atiende estupendamente, aunque, como no
conocía a Artur, nos dedica casi una hora, para leer su historia, reconocerle y
hablar con nosotros. Lo dicho: los médicos son estupendos. Nos pide que le
hagamos al niño una radiografía, cosa que hacemos en el momento, y que pidamos
cita con él en 20 días para ver el resultado. Tercera sorpresa: ya no se puede
pedir cita por teléfono, ni por correo electrónico, ni mediante ninguna web.
Sólo se puede pedir cita de manera presencial. Es decir, que si trabajo y mi
hijo necesita ir al médico, tengo que pedir permiso en el trabajo, y perder al
menos dos o tres horas en desplazarme al hospital para allí, de manera
presencial, pedir la cita, y echar la mañana en ello, porque para pedir cita,
hay que hacer cola, y una cola muy larga.
Cuando llegamos a
admisiones, que es dónde se pide cita, nos encontramos con que tenemos el turno
91. Por delante de nosotros hay 82 personas: van por el 9. La sala de espera es
minúscula, y sólo dos personas atendiendo a la gente, y en muchos casos,
especialmente para las primeras visitas, repitiendo el indignante mantra que
les mandáis desde el PP: “hay una espera de tres meses. Si quiere usted, le
podemos derivar a una de estas clínicas“… y recitan un listado de clínicas
privadas. Un médico, después, nos aseguró que es mentira, y que algunos
servicios sólo están masificados como consecuencia de la desaparición de
facultativos.
Si de mí dependiera,
os lanzaba vivos al Océano Pacífico desde un avion militar. ¿Cómo tenéis la
desfachatez de destrozar un hospital público que era una referencia, para
mandar a los pacientes a clínicas privadas, de los que probablemente sois
accionistas vosotros o vuestros testaferros?¿Pero qué tipo de mangantes sois?
¿Es que no tenéis vergüenza, ponzoña? Sois peores que los terroristas. Mucho
peores. Término con un deseo: que sufras en la enfermedad las mismas
humillaciones y padecimientos físicos que estáis causando a los usuarios de la
sanidad madrileña, que son muchos… Me despido manifestándote mi mas absoluto
desprecio, y te advierto que por desprecio no debes entender ignorancia, sino
odio. Ricardo Royo-Villanova Usuario de la sanidad pública madrileña. - See
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