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jueves, 15 de marzo de 2012

HORACIO BADARACO ANARQUISTA ARGENTINO


El 14 de marzo de 1901 nace en Buenos Aires (Argentina) el destacado militante anarquista Horacio Gregorio Badaraco, que usó el pseudónimo Orazio Vadarazco. Hijo de una familia de banqueros enriquecidos con el negocio familiar de astilleros de La Boca que vivía en el barrio de Congreso. Desde muy joven empezó a interesarse por la cultura libertaria y a partir de los 11 años sus padres siempre lo encontraban en la librería Perlado hojeando libros de temática anarquista. En 1915, mientras observaba los anarquistas que se reunían al café Gaumont del barrio de Congreso, el dramaturgo Rodolfo González Pacheco lo invitó a formar parte de la tertulia; fue este mismo escritor que le propuso colaborar en el periódico anarquista La Obra cuando sólo tenía 16 años y la repercusión de sus escritos hizo que aconteciera redactor.
Además de escribir para las publicaciones anarquistas, participó activamente en la agitación revolucionaria, en unos años marcados por la represión contra el movimiento obrero impulsada por el gobierno radical y sus grupos parapolicíacos (Liga Patriótica Argentina) y los ecos de la Revolución rusa, que dividió al movimiento libertario entre anarquistas puros, línea a la cual se sumó Badaraco, y los anarcobolcheviques, que apoyaban el leninismo. Un hecho que lo marcó bastante fue la represión del Ejército contra la rebelión libertaria de los obreros de la provincia de Santa Fe, a la Patagònia argentina, en 1921. Cuando llegó la hora de hacer el servicio militar, en vez de negarse a hacerlo desertando, huyendo en el Uruguay o cambiándose el nombre, decidió que lo cumpliría para hacer agitación y propaganda revolucionaría del militarismo reaccionario argentino. El 25 de enero de 1923, ante el cuartel de Palermo, donde hace de recluta, un anarquista alemán, Kurt Wilckens, mata con una bomba y una pila de disparos el teniente coronel Héctor Benigno Varela, represor de la «Patagònia rebelde»; Badaraco repartirá inmediatamente panfletos al cuartel recordando las matanzas del militar.


 Detenido, fue acusado de señalar a Wilckens quién era Varela y, después de terribles torturas, fue encarcelado ocho meses en la celda contigua donde seria asesinado el anarquista alemán. En la prisión escribió artículos, que fueron sacados de varias maneras, para el periódico anarquista La Antorcha, además de defender los presos del régimen carcelario. Al salir de la prisión, se casó con la española y obrera del vidrio Ana Romero, a la vez que rechazó la herencia familiar y se puso a hacer trabajo como rentador de coches. En su tiempo libre escribía para La Antorcha, especialmente sobre sus temas preferidos: el antimilitarismo, la defensa de la mujer y la educación antiautoritària y racionalista. Se mostró mucho llevar con los asesinos que, en nombre de la civilización, asesinaban impunemente los nativos de los pueblos oriundos del Chaco y de Formosa. A mediados de los años veinte participó activamente en las campañas de apoyo a Sacco y a Vanzetti, con huelgas, manifestaciones y atentados a las embajadas de los Estados Unidos.
Fue detenido con Alberto Bianchi, también miembro de La Antorcha, en una manifestación en la plaza Congreso acusados de «traición a la patria» para quemar una bandera norteamericana y encarcelados. Badaraco empezó una huelga de hambre y dos semanas después se añadieron todos los presos del Departamento Central de Policía, obligando los jueces a liberar los dos anarquistas. Seis meses después, fue detenido nuevamente un año, esta vez acusado de hacer «apología del delito» para publicar un artículo que había escrito sobre Wilckens donde justificaba la acción del vengador. En la prisión puso en marcha una campaña por la liberación de Simón Radowitzky responsable de la muerte del policía Ramón Lorenzo Falcón, autor de la brutal represión de la «Semana Roja» de 1909 en Buenos Aires. Con su apoyo, el 18 de enero de 1926 el grupo de acción catalán «Los Solidarios» (Buenaventura Durruti, Gregorio Jover, Antonio Rodríguez, y Francisco y Alejandor Ascaso), exiliado en Argentina, atraca la sucursal de San Martín del Banco Nación y la estación Primera Junta del metro Línea A.

 En 1930, cuando se instauró el golpe militar de José Félix Uriburu, el movimiento obrero estaba dividido y más preocupado al luchar entre si que al hacer frente común contra el enemigo, hecho que le quitó el sueño muchísimo, y la represión contra este fue durísima (censura, clausura de locales, prohibición de periódicos, expulsión de militantes extranjeros, encarcelamientos, etc.). Detenido el 2 de octubre de 1930 como organizador de la resistencia contra el golpismo, lo trajeron en el Chaco --transporte con capacidad para 150 personas--, que iba pleno con 850 presos políticos (anarquistas, trotskistes, socialistas, comunistas, etc.) y comunes, hacia el penalti de Ushuaia a la Tierra del Fuego. Después de un año y medio a base de brutales palizas y sin poder recibir ni enviar cartas a su familia, fue liberado, llegando el 2 de marzo de 1932 en Buenos Aires desde Tierra de Fuego a bordo del barco «Pampa».
En 1932 participó en el II Congreso Anarquista en representación de La Antorcha, donde apoyó la postura de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) que se oponía a la creación de una organización específica anarquista; la derrota de esta propuesta tuvo como consecuencia directa la creación del Comité Regional de Relaciones Anarquistas (CRRA), que en 1935 se transformaría en la Federación Anarco Comunista Argentina (FACA). A la colonia penitenciaria de Ushuaia conoció compañeros de diferentes ideologías y simpatizó con la estrategia del  espartaquismo alemán, basada en lucha conjunta entre obreros, labradores y soldados, y con los compañeros anarquistas Ernesto Romano, Domingo Varone, Mario Anderson Pacheco, César Balbuena y Antonio Cabrera fundó en 1934 la Alianza Obrera Spartacus (AOS). A partir de este año editó también su órgano de expresión Spartacus. Obrero y Campesino. Comunista Anárquico, con colaboradores que provenían de La Antorcha. La gran victoria de Spartacus se verá en la gran huelga general de la construcción mantenida entre octubre de 1935 y enero de 1936, que encara el Sindicato de Albañiles estaba dirigido por los comunistas, la clave del triunfo de aquellas movilizaciones se fundamentó en la unión de los trabajadores; pero pronto empezaron nuevamente las divisiones y las disputas. La predisposición a actuar en conjunto con los comunistas de los espartaquistas, así como la acentuación de la heterodoxia anarquista de Baradaco, que lo había traído a reivindicar figuras del marxismo latinoamericano como por ejemplo Julio Antonio Mella y José Carlos Mariátegui, marcó definitivamente la ruptura con Alberto Bianchi y Rodolfo González Pacheco, dos de los principales animadores de La Antorcha, que se mantenían inflexibles por el que hacía la colaboración con los comunistas y no se añadieron al AOS. En esta época colaboró en el periódico Claridad.

 El mayo de 1936 publicará en Spartaco una dura crítica a la FORA en respuesta a un artículo publicado en La Voz del Chauffeur, el órgano del «Unión de Chauffeurs» adherida a la FORA, que significará la ruptura estratégica definitiva. Poco después, Badaraco marchó a Barcelona (Cataluña) para luchar contra el fascismo, se afilió a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y se alistó en la columna de su amigo Buenaventura Durruti, además de colaborar en los periódicos Solidaridad Obrera --bajo el pseudónimo Ariel, el nombre de su hijo--, Tierra y Libertad y Juventud Libertaria y de enviar crónicas sobre la guerra civil española para la revista Spartacus. A principios de 1938, después de ver en persona la contrarevolución estalinista surgida a raíz de los hechos de mayo de 1937, volvió de Cataluña más convencido aunque hacía falta la unión proletaria para ganar y criticó la participación anarquista en los gobiernos republicanos en varios artículos.
Sin embargo intentó marchar nuevamente a la Península con documentación falsa, pero fue detenido por la policía antes de embarcar. Creó la filial argentina de Solidaridad Internacional Antifascista (SIA), encargado por los grupos anarquistas ibéricos. Después de un primer infarto, continuó concretando la idea de la unión obrera desde Spartacus, que a veces fue criticada por la FORA que la consideraba una «desviación», aunque él pertenecía, con Joaquín Basanta, a la «Fracción Spartacus de la Unión de Lavadores de Autos y Limpiabronces», adherida a la FORA. En esta época se le ofreció la dirección del periódico argentino Crítica, cargo que rechazó. Mientras trabajaba en los talleres gráficos Standard, se solidarizó con los trabajadores que estaban en huelga y por eso fue secuestrado y apaleado salvajemente. En 1939, en plena lucha contra la guerra y desvinculado del grupo del AOS, que acabará autodisolviendose e integrándose en el Partido Comunista, empezó a participar con el medio estudiantil a través de la Federación Universitaria de Buenos Aires. En medio de esta lucha por la unidad de los movimientos obreros y estudiantil, el 17 de octubre de 1945 irrumpe el peronismo. Poco después, Horacio Badaraco murió el agosto de 1946 al Hospital Salaberry de Mataderos (Buenos Aires, Argentina). En 2001 Juan Rosales publicó la biografía novelada Badaraco, el héroe prohibido. Anarquismo y luchas sociales en tiempos de infamia.

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