Siempre valoraré la coherencia ideológica, evidenciada por los grandes luchadores defensores de la justicia y la igualdad y Juan Alarcón López es un ejemplar referente. Huérfano de Pedro Alarcón Guerrero que sólo por la valiente defensa de sus ideas ácratas fue encarcelado y ejecutado en 1936.
Sufrió la represión y la cárcel, él y su hermana Isabel durante la aún para muchos apacible dictadura, queriéndosele aplicar una ley de tristísimo recuerdo ya en 1974 de oprobiosa denominación (vagos y maleantes).
Su impecable trayectoria, por las conquistas sociales de la ciudadanía fueron siempre su mejor carta de presentación. No es lo mismo un honestísimo político y sindicalista como Juan Alarcón López, que quienes hacen carrera política, dándose la vida padre, a costa de lo que sea, que la llevada a cabo por la austera existencia de este ya octogenario puertorrealeño a través de los años; su proverbial hombría de bien, le granjearon la gratitud y la admiración de los que tenemos un alto concepto de la ética, esa que llega a la entraña misma del pueblo, harto de oír ampulosas chilindrinas.
Alarcón López destacó además como relevante figura desde hace cerca de ¿30 años! en el PTE en las primeras elecciones libres tras la ominosa dictadura para el Congreso de los diputados, cuyas listas honraba Alarcón con la sola mención de su nombre.
Recordamos un día que íbamos por la calle y se encontró con un antiguo compañero del trabajo éste le dijo “ Juan amigo mío, para mi serás siempre “el charla” te acuerda cuando te subía a la tarima de la Fabrica de San Carlos dirigiéndote a los trabajadores para luchar contra las injusticias de la patronal.
Era tan grande el compromiso con la organización que no fallaba en el pago mensual de la cuota sindical hasta sus últimos días, falleció con 82 años llevando en el corazón el rojo y negro de la CNT.
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