Felipe González aprobó los privilegios a los expresidentes y
Rajoy llama "acontecimientos" a los casos de corrupción
Cada semana el nivel de mierda aumenta y salen casos de
corrupción que superan muchas veces a los ya sufridos. El penúltimo, el de
Jordi Pujol, tiene pinta de convertirse en uno de los más vergonzosos. Tras
dejar la Generalitat, el capo catalán ha estado disfrutando de unos privilegios
que aprobó el mayor embustero del socialismo español, Felipe González, cuando
vio que le quedaba poco para dejar la Moncloa. En la rueda de prensa de este
viernes, Rajoy a llamado "acontecimientos" a los casos de corrupción,
un término, el de 'corrupción', que ha evitado pronunciar.
El Gobierno de Felipe González aprobó en 1992 un denominado
Estatuto para los expresidentes del Gobierno, que contenía una serie de
prerrogativas y privilegios para los 'elegidos', más propias de un régimen
autocrático. Una pensión de 71.000 euros anuales más otros 74.000 como miembros
del Consejo de Estado, dos personas a su servicio, coche oficial con conductor
o viajes gratis en compañías regulares del Estado son algunas de ellas. Pero
hay más.
Se adscribirán a su servicio dos puestos de trabajo, uno de
nivel 30 y otro de nivel 18, que serán cubiertos, a su propuesta, mediante el
sistema de libre designación, con la consideración de personal eventual de
gabinete y, si fuesen funcionarios, pasarán a la situación de servicios
especiales.
Una dotación para gastos de oficina, atenciones de carácter
social y, en su caso, alquileres de inmuebles, en la cuantía que se consigne en
los Presupuestos Generales del Estado. Se pondrá a su disposición un automóvil
de representación con conductores de la Administración del Estado.
Gozarán de los servicios de seguridad que Interior decida.
Disfrutarán de libre pase en las Compañías de transportes terrestres, marítimos
y aéreos regulares del Estado así como dietas por asistencia a actos en los que
representan a la Comunidad
Además, los
expresidentes del Gobierno cobran una pensión que ronda los 71.000 euros a los
que pueden sumar, si así lo desean, a una paga como "consejero nato y
vitalicio" del Consejo de Estado de 74.264 al año.
Los expresidentes,
además, forman parte del 0,01% de españoles que pueden compatibilizar pensiones
públicas y retribuciones privadas. De ahí que Felipe González y José María
Aznar suman a sus pensiones los 126.000 euros y 200.000 euros, respectivamente,
que cobran de Gas Natural, el 'socialista', y de News Corporation y Endesa, el
'popular'.
El 'molt honorable'
Pujol cobraba hasta ahora una pensión de 86.418 euros al año, gracias a la ley
que él mismo aprobó ocho meses antes de finalizar su mandato, disponía de una
oficina de 191.000 euros de alquiler anual, con una jefa de gabinete y dos
secretarias, cuyos salarios suman los 114.000 euros, además de coche oficial y
conductor.
Además, si Pujol falleciese, su viuda también tendría
derecho a una paga de por vida, aunque en este caso equivalente a la mitad de
la que cobraba su marido. Y si ésta también muriese, los beneficiarios serían
los hijos menores, si los tuviese.
De todos los expresidentes autonómicos, solo dos han
renunciado a estos privilegios: Juan Carlos Rodríguez Ibarra, de Extremadura, y
José María Barreda, de Castilla-La Mancha, ambos del PSOE. El resto se llevó
las prerrogativas a casa tras dejar sus gobiernos, una prerrogativas pagadas
con dinero público especialmente vergonzosas en los casos de Cataluña, País
Vasco y Andalucía.
En su intervención
sobre los casos de corrupción, sobre los que
le había planteado una periodista, Mariano Rajoy ha evitado pronunciar
esa palabra y ha calificado de "acontecimientos" los casos de corrupción
que se producen en el país (a partir del minuto 2:00).
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