Recordando a Juan Gómez Casas y la revista libertaria
"Adarga"
Conocí a Juan Gómez Casas, en la calle de la Libertad de
Madrid, la víspera del inicio del V Congreso de la CNT en diciembre de 1979.
Un día después volví a hablar con él en el Pabellón de la
Casa de Campo de Madrid, donde se celebraba el Congreso, entrevistándolo para
Solidaridad Obrera. Pronto deslumbré en su personalidad, marcada por un aire de
timidez y de humildad, una gran humanidad.
Para mi generación, Juan Gómez Casas, era un maestro,
leyendo sus magníficos libros descubrimos la "verdad" que nos había
robado el franquismo. Su historia del anarcosindicalismo español y el de la
primera internacional, representaban una puerta abierta a la memoria colectiva
de los españoles.
La admiración que sentía por Juan, al poco tiempo resultó
mutua, él en Madrid, yo en Barcelona, la correspondencia trazó líneas de
fraternidad. Sus cartas que ahora he revisado hablan de proyectos, de ilusiones
y de consejos hacia un joven historiador: "Sigue por este camino y
profundiza en tus planteamientos históricos, el resultado será la obra bien
hecha..."
Juan Gómez Casas, había sufrido prisión en los años del
franquismo, su militancia en la Confederación le obligó a muchas renuncias y
sacrificios. Tenía alma de poeta, destacó como escritor de cuentos sociales,
fue un buen periodista confederal, pero se ganaba la vida como pintor de
paredes.
Lo volví a encontrar en Barcelona durante la Conferencia de
la CNT del año 1980, Juan, que había luchado para conseguir la unificación
confederal, le entristecía la nueva situación de la Organización entre crisis y
escisiones.
Recuerdo, en otra ocasión, un paseo por el barrio del Raval,
en el que hice de cicerone de Juan Gómez Casas y de José Luís García Rúa,
después de una conferencia en San Medir. Paseando por aquellas calles cargadas
de historia, nos detuvimos en el cruce de San Rafael y Cadena, donde mataron a
Salvador Seguí, Gómez Casas, me comentó que el Noi del Sucre representaba el
ideal más auténtico del cenetismo. Luego estuvimos cenando en la Fragua con Pep
Castells de anfitrión y Miguel García nos cantó un tango de Gardel.
Continuamos la amistad a través de la revista Adarga que
salió a la luz, por primera vez, en junio de 1980. No solamente fui colaborador
de la revista sino distribuidor en Barcelona.Adarga, se presentaba como una
revista cultural de opinión libertaria y con una visión universal del mundo. La
revista fue de corta vida, la crisis del movimiento libertario se dejó notar...
Pero, una vez pasado el tiempo y analizado su contenido, Adarga, quizá, sea uno
de los proyectos libertarios "frustrados" más interesantes de los
años ochenta. La revista que pretendía ser escudo y también lanza "en la
defensa de nuestras ideas", sucumbió muy pronto por falta de recursos
económicos.
Entre los colaboradores de la publicación hay una larga
nómina de periodistas y escritores libertarios, Juan Gómez Casas, alma de la
revista, apostó por los escritores jóvenes: Ferran Aisa, Josep Alemany, Antonio
Artero, Pep Castells, Dolores Domingo, José Luis González Coronado, Gerard
Jacas, Luciano Lanza, Fernando Montero, ... Y colaboraron también los
experimentados: Benjamín Cano Ruiz, Angel J. Cappeleti, Noam Chomsky, Juan Gómez
Casas, Fidel Gorrón, Antonio Zapata, Sara Guillén, Federica Montseny, Abel Paz,
Carlos Peregrín-Otero, Carlos M. Rama, Fernando Savater...
Poco tiempo después de esta experiencia periodística, Gómez
Casas fue responsable del periódico CNT. Nuevamente me invitó a colaborar en el
periódico confederal.
Gómez Casas fue convocado a participar, en uno de los actos
del Certamen Internacional que organizó el Ateneo Enciclopédico Popular,
precisamente, en el coloquio sobre "Nacionalismo y Federalismo". Por
razones de salud no pudo participar en el Certamen, pero en su
libroRelanzamiento de la CNT, cita el coloquio de l'AEP como un hecho
importante del movimiento libertario de los años ochenta.
Proseguimos nuestra amistad a través de la correspondencia
hasta que el tiempo y su enfermedad nos fue distanciando. Un día me enteré que
Juan había muerto...
Juan Gómez Casas queda en mi recuerdo como una persona
buena, citando a Machado, en el buen sentido de la palabra. Gómez Casas fue
para mí un maestro, y, a través de sus libros, aprendí una bella lección: que
la historia y la cultura son necesaria para andar por la vida.
Extraído de:
Ferran Aisa-Pàmpols.
Butlletí de la Fundació d’Estudis Llibertaris i
Anarconsindicalistes, FELLA, núm. 4, 2002.
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