Embriagados por el renacimiento del mas puro de los obreriles pensamientos, grito adormecido en la profundidad de nuestra santa mansedumbre. Siendo por ello uno de los principales argumentos del alma Obrera sedientos de lux solar.
Nos ha sorprendido gratamente el poder oír a ese buen amigo, tan ingratamente olvidado y arrinconado en lo más profundo de nuestro vergonzante vivir obrero. Ese viejo concepto tan mimado y adorado por nuestros abuelos en el yunque golpeado de sus vidas.
Convencidos estamos de que es, sin duda, la dignidad de los hombres la que da noble sentido al concepto “decencia” y que al pronunciarlo, primero, “hay que merecerla” para poder poseerla. Sin embargo, el tiempo y el tener que vivir sin poder cultivar tan hermosa flor, hace que se pierda el sentir honorable mas hermoso de esta sencilla compañera de nuestro vivir.
Pedir una cosa tan delicada como la decencia, es deseable como justo el interrogar a nuestros interiores, si es que lo merecemos.
Pues son muchísimas veces, y muchísimos años, las que nuestra decencia de hombres trabajadores no ha sido nunca defendida, soportando y padeciendo mil y una felonía en el pasado y en el presente, llegando tal cúmulo de mansedumbre a tener que perder frutos conquistados en mil batallas por nuestros padres y nuestros abuelos. Ellos supieron que sus decencias no fueron nunca otorgadas, sino conquistadas y, por lo tanto, merecidas.
Es por ello que, al estar orgullosos de su tesoro, siempre estuvieron pendientes para defender aquello a lo que tanto valor le concedieron.
Para ver el articulo completo pinche en el enlace: http://puertoreal.cnt.es/es/denuncias/883-queremos-trabajos-decentes.html
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