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jueves, 18 de mayo de 2006

Derecho a techo

Derecho a techo.
enviarSecretaría Acción Sindical F.L. de Madrid
Gallardón, ¡esto no es un botellón¡ Con cánticos como este, millares de jóvenes pasaban el domingo día 14 de mayo a la Plaza de la Villa. La manifestación que comenzó en la Puerta del Sol con un pequeño equipo de megafonía, por medio del cual pudimos escuchar las reivindicaciones de todos/as los/as que quisieron hacerlo utilizando el micrófono. Después de esperar a los que aún no habían llegado nos dirigimos a la Plaza de las Cortes, (Congreso de los Diputados) donde nos estaban esperando unos cuantos policías. Durante aproximadamente media hora, los manifestantes coreamos consignas como: ¿Que pasa que pasa, que no tenemos casa!!¡¡El capitalismo es terrorismo!! ¡¡Lo llaman democracia y no lo es!!.
Lo que en Sol era una concentración, en las Cortes se había convertido en una manifestación con los ingredientes necesarios como para empezar a inquietar a las autoridades, que empezaron a enviar más y más policía, policía que si al principio se dedicó a ir cortando el tráfico para dar paso a los manifestantes, mas tarde se empleó en cruzar los furgones para cortar el paso de los y las manifestantes. Algunos/as compañeros/as propusieron: vamos a Cibeles y todas/os nos pusimos es marcha. Conforme avanzaba la manifestación, el número de manifestantes era mayor, unos que seguían llegando y otras que se iban sumando ante la actitud pacifica y arrolladora de miles de personas. Que no dejaban de gritar consignas por el derecho a tener un techo. Ahora la propuesta era ir a Gran Vía.
¿Que pasa, que pasa? ¡Que no tenemos casa! Si alguien desconocía los motivos de la protesta, al instante no le quedaba ninguna duda y seguían sumándose manifestantes al acto, que cada vez era más numeroso.
En Gran Vía la parada fue espectacular, a los sones de una animadísima charanga, se mezclaron los bailes con las consignas que sin desmayo gritaba una multitud enfebrecida, por el “derecho a un techo”. A continuación, nos dirigimos a Plaza de España. Tras nosotros se acercaba otro numerosísimo grupo de manifestantes, con ellos venía las charangas que se habían quedado bastante rezagados.
Cómo ya se había hecho costumbre, la propuesta de marcha se volvieron a escuchar, ¡¡a Moncloa que regalan casas!!. A poco de habernos puesto en marcha, vimos como la madera montaba la barrera que nos haría desistir en la visita a Moncloa, durante un espacio de tiempo la indecisión se hizo dueña de los/as manifestantes. Primero intentamos pasar por las aceras, pero también nos cortaron el paso, fueron instantes de nervios, tan pronto hacíamos una sentada, como nos poníamos en pie y con las manos en alto gritábamos: “¡¡estas son, nuestras armas!!”. Una vez más la cordura demostró que lo que menos convenía era caer en la provocación de enfrentarnos con los guardianes de la injusticia, y una vez más, el sentido común despejó el camino y con silbidos y gestos de mofa y desprecio nos dimos la vuelta.
Los que en ese momento criticaron la actitud de las mayorías, que fueron muy pocos, pronto reconocieron que era lo mejor.
Entre Bailen con Ferraz se formó un sonoro lío: se produjo el encuentro entre coches y manifestantes, las protestas no dejaron de sonar, se produjeron sentadas como venía siendo habitual, pero nadie perdió la calma y los manifestantes continuaron su camino hacia el Palacio Real. Se podía asegurar, sin lugar a dudas, que los secretas viajaban en el mismo compartimento porque la madera llegaba a nuestro lugar de destino al tiempo que lo hacíamos nosotros. Aunque llegamos gritando: ¡¡este palacio lo vamos a ocupar!! esta vez no pudo ser y con las mismas nos dirigimos, (por la única salida que nos quedaba) Jardines de Sabatíni, Plaza de Ópera, Mayor, San Ginés y por fin después de pasar por las estrechas calles, atestadas de terrazas llenas a rebosar de público al que invitábamos a seguirnos al grito de ¡¡”vosotros también estáis hipotecados”!! O ¡¡”que pasa, que pasa? ¡¡Que no tenemos casa”!!, a nuestro siguiente destino: la Plaza Mayor. Y a quien diréis que nos encontramos en la plaza... allí estaban, esperándonos como de costumbre los chicos de Rubalcaba. ¡¡“Estas son nuestras armas”!!, gritábamos. Nos despedimos de la policía como ya se había hecho costumbre con pitos, abucheo y desprecio, para dirigirnos a nuestro siguiente destino. No es extraño que algunos/as empezaran a abandonar, yo mismo pensé que aquella manifestación no se terminaba pero no sé que me decía que debía seguir y enseguida estuvimos en el mismísimo Ay-untamiento de Madrid, la Plaza de la Villa.
Reiteradamente se reclamó la presencia del alcalde, pero lo de que están al servicio de los ciudadanos, quedó claro, es otra de sus mentiras. A esas horas es posible que sus especulaciones fueran por otra parte. Al igual que en anteriores ocasiones, tuvimos que seguir, cruzando callejones, esta vez para dirigirnos al final de una jornada llena de ilusiones. Otra vez estábamos en la calle Bailen, pero ahora en San Francisco el Grande, aquí también nos esperaba la madera, tanto tiempo debió ser mucho para lo que están acostumbrados y decidieron disolvernos. Nos recibieron a tiros, tiros que pegaban al aire (les debió sensibilizar lo de: ¡¡”vosotros también, estáis hipotecados”!!). Hubo algunas carreras y algunos porrazos, todo leve y no hubo ninguna detención, cosa que yo mismo comprobé.
Esto ocurrió en Madrid. Pero no solo. En casi todas las capitales de provincia de todo el Estado se multiplicaron las movilizaciones. Y confiemos en que no se trate de un espejismo, que sea el germen de una lucha que nos afecta a todos y a todas.

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