LOS PRESOS DE ASTURIAS ¡ACUSAMOS!
1935
Histórico documento elaborado por
los presos políticos asturianos en la Cárcel de Uviéu, en el que narran las
torturas sufridas en los últimos meses de 1934 y primeros de 1935.
El original permaneció escondido
y olvidado en un hórreo del concejo de Riosa durante tres cuartos de siglo.
A continuación transcribimos la
introducción. Para leerlo completo:
PINCHAR EN EL ENLACE PARA VER EL
HISTORICO DOCUMENTO: http://cosal.es/wordpress/wp-content/uploads/2015/10/Los-presos-de-Asturias-ACUSAMO-Desconocido.pdf
Los presos de Asturias
¡Acusamos!...(1935)
“Publicamos a continuación un
documento sensacionalmente terrorífico.
Las páginas más escalofriantes de
“El Jardín de los Suplicios” de Mirbeau no son nada más que una débil sombra al
lado de lo que aquí se cuenta, de lo que aquí se dice, de lo que aquí se prueba.
No se trata de invenciones
macabras hijas de una fantasía enfermiza a lo Edgard Poe, sino de hechos
lacónicamente expuestos, con la frialdad de una noticia telegráfica.
Es la exposición breve, sumaria,
de los crímenes cometidos en Asturias, con los presos revolucionarios.
No habla, describiendo la
tragedia, un “espectador imparcial”. Hablan 547 presos que han podido salvarse
-algunos de ellos momentáneamente, tan solo- de las sádicas torturas aplicadas
especialmente por el comandante Doval, en las Adoratrices, y por el capitán
Nilo Tello, en la Cárcel. Exponen lo que han visto, horrorizados, lo que han
sentido en sus carnes desgarradas y maceradas, en sus articulaciones
descoyuntadas, en sus huesos fracturados y molidos con las culatas de los fusiles.
Los presos de la Cárcel de Oviedo
relatan lo que han hecho con ellos y lo realizado con aquellos otros que
cayeron muertos, que no pudiendo resistir más se suicidaron o, en estado de
locura, tuvieron que ser recluídos para siempre en el Manicomio.
El relato de este crimen jamás
igualado culmina, llegando al paroxismo horripilante de la bestialidad más
desenfrenada, en el asesinato en masa de los veintisiete presos que sacados, la
noche del 24 al 25 de octubre de la Cárcel de Sama de Langreo, son apuñalados,
mutilados, destrozados y luego enterrados, algunos con vida aún, en el lugar
llamado la “Coraxona” de los montes de Carbayín.
En estas páginas sombrías de
‘torturas y suplicios no se hace hincapié en las fechorías del Tercio y
Regulares, “los bravos soldados de la patria”, perpetradas en toda la región
asturiana. Los asesinatos de hombres, mujeres, ancianos y niños, la violación
de muchachas, los robos desenfrenados de aquellas hordas de forajidos que el
gobierno de Lerroux-Gil Robles condujo a Asturias “para salvaguardar la
civilización” no son señalados aquí. Los presos únicamente se refieren a lo que
han hecho con ellos, a lo que se está haciendo todavía. Es una simple prueba
testifical ante el Tribunal de la clase trabajadora de todo el mundo.
La represión llevada a cabo en
Asturias supera a las mayores que recuerda la historia moderna. Ha ido más allá
que la ferocidad de Mussolini e Hitler. Sólo puede ser parangonada, aunque
quizá sea más intensa la española, a la que ejecutaron los sanguinarios Thiers
y Gallifet cuando cayó la “Commune” de París. Thiers dió entonces la orden de
que se “exterminara a los lobos, a las lobas y a los lobeznos”. Exactamente lo
mismo que Lerroux y Gil Robles mandaron hacer en Asturias.
Después de las sangrientas
jornadas de últimos de mayo de 1871, las hienas de la burguesía francesa
paseaban por las calles de París, y con la contera de sus sombrillas arrancaban
los ojos a los cadáveres de los heroicos “communards”.
La burguesía española ha llegado
en su refinamiento y en su perversidad a más aún. La tarea de ensañarse con los
cadáveres de los revolucionarios dejaron que lo efectuaran los legi-onarios y
los moros. Ellos han caído, sádicamente, sobre los heridos y enfermos. Un
periódico reaccionario de Madrid publicó, en enero el siguiente telegrama
procedente de Oviedo, que luego a título de reproducción pudieron publicar
algunos diarios de Madrid y Barcelona:
“Las damas católicas de Oviedo
hemos creado un cuerpo de enfermeras para acabar con los heridos
revolucionarios que se hallan en la Cárcel o en el Hospital. Para ello, o se
equivocan los medicamentos o se ponen inyecciones con dosis elevadísimas”.
¿Es posible imaginar criminalidad
mayor?
Cuando las primeras noticias del
crimen permanente que el gobierno de Lerroux-Gil Robles comete en Asturias
fueron publicadas por la prensa extranjera, las agencias oficiosas trataron de
desmentir tal información. Sin embargo, posteriormente la verdad no ha podido
ser ocultada.
El informe de Fernando de los
Ríos, ex ministro de la República, que publicó “Le Populaire”, de París y
reprodujo “Acción’, periódico del B.O.C., causó una sensación tan enorme que el
Gobierno fué impotente para seguir silenciando lo ocurrido, y no tuvo más
remedio que ordenar al Fiscal General de la República que hiciera las
correspondientes averiguaciones.
Los presos de la Cárcel de Oviedo
se apresuraron a mandar al Fiscal de la República el documento que sigue como
un simple avance de lo que se ha hecho con los presos.
En las prisiones de Asturias y en
las de todo el país hay miles y miles de presos sufriendo atrozmente los
rigores de un régimen criminal que sintiéndose en estado agónico, hace
esfuerzos inauditos para sobrevivirse torturando y asesinando sin cesar.
Los trabajadores de Cataluña, de
España entera, emocionados, han visto el heroísmo de los trabajadores
asturianos durante los días rojos de octubre y ven ahora sus sufrimientos
atroces “.
La gloriosa COMMUNE asturiana es
para todos los obreros una lección transcendental. Ha demostrado que cuando el
proletariado está fuertemente unido es invencible. Si el Proletariado astur es
martirizado se debe a que la clase trabajadora hispana no supo seguir su
magnífico ejemplo, esto es, constituir una poderosa Alianza Obrera y luego
combatir hasta triunfar.
Esta poderosa lección no puede,
no debe ser olvidada. Precisa superar la situación actual para sacar a los
camaradas presos de las garras de la justicia burguesa y para continuar la
gesta de octubre hasta el triunfo definitivo, hasta la victoria de la segunda
revolución que implante la dictadura del proletariado.”
LOS PRESOS DE ASTURIAS
¡¡¡ACUSAMOS…!!!
Cárcel Modelo de Oviedo, a 24 de
enero de 1935.
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