Fallece Manuel Fornés, uno de los
últimos maquis contra el franquismo
Fue uno de los últimos maquis
anarquistas que luchó contra el franquismo. Manuel Fornés Marin (1930), que
residía en Segur de Calafell, falleció el pasado 16 de abril a los 85 años en
Barcelona. Fornés era, junto a Joan Busquets ‘El sencillo’ y Ángel Fernández,
de los pocos maquis que quedaban.
Nacido en Can Tunis, una zona
obrera de Barcelona, era hijo de un metalúrgico anarquista de la CNT y una
madre católica que limpiaba casas. En su juventud Fornés militó en la
Federación Ibérica de las Juventudes Libertarias (FIJL) con la que comenzó
distribuyendo propaganda.
El 9 de octubre de 1949 fue uno
de los integrantes del grupo que asaltó el burdel de La Casita Blanca de
Barcelona, de donde se llevaron 37.000 pesetas y documentación de los clientes
adinerados que eran habituales en el local.
‘Darles miedo’
En una entrevista en 2012
recordaba que «era un prostíbulo muy frecuentado por la alta burguesía
catalana. Más que una acción económica, se trataba de darles miedo, de hacer
saber a los ricos que eran vulnerables, además, seguramente no denunciarían los
hechos».
Relataba que «aunque no era una
acción política, les quitamos 37.000 pesetas, objetos de valor y documentación
de los clientes. Me dieron el arma allí, yo me quedé en la puerta y ni la
utilicé. Me entraba risa cuando les veía muertos de miedo. Yo no tenía miedo,
pero era la inconsciencia de la edad». En aquella acción participaron también
Julio Rodríguez Fernández, Pere Adrover, Miguel Garcia, José Corral Martín,
Francisco Martínez o Cèsar Saborit.
Pocas horas después fueron
detenidos muchos de los miembros del grupo. Manuel Fornés fue arrestado junto a
otros 30 miembros de los grupos de acción y cayó, con 19 años, en 1949.
Recordaba en la entrevista que
«de mi grupo murió Martínez, a quien remataron de mala manera. A mí no me
mataron porque no llevaba armas». En aquellos juicios se impusieron nueve penas
de muerte, de las que cinco fueron ejecutadas en el Camp de la Bota. Fornés fue
juzgado en un consejo de guerra el 6 de febrero de 1952 por ser miembro de la
Junta de Defensa de Barcelona y fue condenado a 30 años de prisión, que cumplió
en Valencia y Burgos.
Se le acusó de ser responsable de
la junta de la CNT, lo que siempre negó y decía que fue una falsa acusación de
otro miembro al que torturaron para obtener un nombre. Fornés explicaba que él
sólo «era un militante más».
Anarquismo vigente
En la cárcel, Fornés aprendió
inglés, francés y contabilidad, hasta que salió en libertad condicional en
1960. En 2012 explicaba que el anarquismo aporta hoy «el cuestionar las cosas.
Poner en duda todo. Eso es un gran avance. Para construir algo hay que dejar
bien firme la base. Además, falta sensatez y generosidad. Y esas cosas las
tenía la CNT».
Joan Busquets, autor del libro El
Sencillo. Guerrilla y prisión de un maqui, destacó que «Manolo Fornés tenía una
gran facilidad para los estudios y destacó como buen jugador de fútbol», otra
de sus pasiones. «Tenía un estilo elegante y eficaz. Muchos amigos suyos
futbolistas, como Manchón, jugador del Barça, eran un recuerdo pleno de
nostalgia y tristeza al pensar que él habría podido llegar a jugar en un club
importante».
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