El joven que quiere acabar con
los notarios
Por Lucas de la Cal
Luis Iván Cuende montó su primera
empresa a los 12 años y fue nombrado mejor hacker de Europa con 15. Ahora,
acaba de diseñar un nuevo sistema en el que cualquier persona podrá registrarse
como autor de una propiedad intelectual por 20 céntimos sin necesidad de pasar
por el notario.
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Todas las tardes, en el madrileño
parque del Retiro, hay un joven de 19 años que pasea con su patinete entre la
multitud de gente pasando desapercibido. Nadie sabe que este chico, de media
melena repeinada para atrás y gafas de pasta, es uno de los mejores
programadores de Europa. Le encanta hacer skate por las calles de la capital.
Pero le gusta aún más crear empresas. Ya lleva cuatro relacionadas con el
software.
Se llama Luis Iván Cuende, es de
Oviedo y vive solo desde hace un año en un piso alquilado junto al parque. Luis
es un ejemplo claro de un joven que decide emprender. Una moda empujada por la
crisis que en nuestro país cada vez más se está convirtiendo en una cultura.
Nos invita a subir a su casa, su
santuario intelectual y centro de operaciones, donde aplica ese genio al estilo
Beethoven: «Dos por ciento de talento y un noventa y ocho de perseverante
aplicación».
Tiene su lugar de trabajo a
escasos metros de su cama. Y eso le entusiasma. Es capaz de contestar a las
preguntas del periodista mientras trabaja con tres ordenadores a la vez en el
nuevo proyecto que acaba de sacar. Junto a sus socios, Tommaso Prennushi,
Daniele Levi y Néstor Palao, han lanzado Stampery, un nuevo servicio online
para, como dice su lema, «mandar de vacaciones a los notarios».
«Quiero acabar con el antiguo
modelo de copyright. Acabar con los notarios y las oficinas de registro. Estoy
diseñando una herramienta con la tecnología bitcoin (moneda digital) para que
cualquier persona pueda subir un archivo de música, una obra creativa y
verificar automáticamente que es el autor de la propiedad intelectual sin
necesidad de recurrir a una tercera persona que lo confirme. Quiero poner fin
al monopolio innecesario de estos funcionarios de lujo creando un registro
legal y barato de documentos online. Un notario te puede cobrar 200 euros y
nosotros lo haremos solo por 20 céntimos», cuenta Luis, que tiene claro que en
España va a ser complicado implantar este modelo.
«Un notario me dijo una vez que
el poder de su gremio se lo da el Estado. Va a ser difícil porque aquí tenemos
una actitud más conservadora que en los países anglosajones. Creo que pasará
como con Uber y los taxistas. Haremos mucho ruido pero mucha gente nos odiará»,
afirma el joven, que acaba de ganar el premio Madrid Music Days a la mejor
aplicación tecnológica para el beneficio de los artistas.
La tarde va pasando y los dos
móviles que tiene Luis no paran de sonar. Le llaman de EE UU, el prestigioso
Wall Street Journal quiere hacerle una entrevista. Pese a vivir solo y ganar
dinero, Luis asegura llevar una vida normal como cualquier chico de su edad.
«Tengo 19 años y monto empresas.
Pero también hago fiestas en casa y salgo con mis amigos», dice este prodigio
de la informática, que con solo 12 años creó Asturix, un sistema operativo. A
los 15 fue nombrado mejor hacker europeo menor de edad. En la pared de su piso
en Madrid tiene colgado el cheque del premio dotado de 5.000 euros a su nombre.
Un año más tarde le llamaron para
ser asesor de la entonces vicepresidenta de la Comisión Europea, Neelie Kroes.
«A los políticos no se le da bien legislar sobre tecnología. Iba varias veces
al mes a Bruselas para criticar el sistema y dar soluciones en aspectos
tecnológicos», afirma.
El joven también publicó en
septiembre del año pasado su primer libro: Tengo 18 años y ni estudio ni
trabajo ¡Monto empresas y vivo haciendo lo que me gusta! «Es una especie de
parodia del típico nini. Hoy en día el mundo ha cambiado tanto que sin llegar a
trabajar en una gran empresa puedes alcanzar el éxito. Yo acabé bachillerato y
dejé de estudiar. El colegio me aburría. Todo lo he aprendido buscando en
internet. El sistema educativo te marca un camino muy lineal. Estudiar, seguir
estudiando, trabajar, tener hijos… y no tiene por qué ser siempre así».
A Luis ya le llaman el «Bill
Gates español». Aunque él prefiere ser un nini reconvertido a empresario. Un
chaval que se fía más de un algoritmo matemático que de un banco. Triunfe o no
su idea de sustituir a los notarios, su mirada adelantada continuará encajando
piezas para lograr que sus ideas sirvan como un innovador ente funcional.
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