Una dieta rica en aceite de oliva puede disminuir la incidencia de la obesidad, la diabetes y la hipertensión arterial, algo que ponen de relieve numerosos estudios experimentales, epidemiológicos y clínicos, como destacó el el doctor Federico J. C-Soriguer Escofet, que moderará el simposio 'Aceite de oliva, obesidad, síndrome metabólico y diabetes' en el marco del II Congreso Internacional Aceite de Oliva y Salud (CIAS 2008) que se celebrará del 20 al 22 de noviembre en Jaén y Córdoba.
La organización del encuentro recordó en un comunicado que la prevalencia de estas enfermedades aumentan año tras año hasta alcanzar el carácter de una gran epidemia mundial. "Aunque hay un componente genético, el factor más importante de esta alta prevalencia son los cambios en los hábitos de vida, especialmente el sedentarismo y la dieta", explicó C-Soriguer Escofet.
Según añadió el especialista, miembro del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Carlos Haya de Málaga, en lo que respecta a la dieta probablemente el factor más importante ha sido el aumento de las grasas, especialmente de las grasas saturadas, y también el disbalance entre las grasas polinsaturadas: por un lado, el aumento de los ácidos grasos n-6 (los que proceden de semillas), y por otro, la disminución de los ácidos grasos n-3, procedentes de algunos vegetales y de los pescados.
"En este contexto, el descubrimiento del valor biológico del tercer grupo de grasas, las monoinsaturadas, como el aceite de oliva, están ocupando el interés creciente de la comunidad científica", apuntó. De hecho, numerosos estudios experimentales, epidemiológicos y clínicos han corroborado que una dieta rica en aceite de oliva, como la mediterránea, puede disminuir la incidencia de algunas patologías como la obesidad, la diabetes mellitus tipo dos o la hipertensión arterial, así como reducir la resistencia periférica a la acción de la insulina.
Este y otros asuntos se tratarán en el II Congreso Internacional Aceite de Oliva y Salud (CIAS 2008), donde C-Soriguer Escofet moderará un simposio sobre aceite de oliva, obesidad, síndrome metabólico y diabetes en el que los diferentes ponentes expondrán cómo la dieta mediterránea puede atenuar el crecimiento de estas patologías.
"La clave radica en que una dieta rica en aceite de oliva puede disminuir la respuesta inflamatoria, que hoy se considera parte del origen de estas enfermedades y por tanto disminuir la incidencia de la obesidad y de la hipertensión arterial, además de mejorar la hiperlipidemia postpandrial, el exceso de grasas en la sangre después de la ingestión de un nutriente".
LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN
Actualmente se trabaja en cinco grandes líneas de investigación relacionadas con estas patologías: aceite de oliva e inflamación; aceite de oliva y metabolismo postpandrial (la concentración de triglicéridos en sangre después de las comidas); aceite de oliva y resistencia periférica a la acción de la insulina; aceite de oliva y expresión de genes relacionados con el metabolismo de los carbohidratos y las grasas; y por último, el estudio del papel de los componentes menores del aceite de oliva virgen sobre el metabolismo intermediario. Sus últimas aportaciones se expondrán en CIAS 2008.
"El aceite de oliva virgen es el denominador común de todas las dietas de los países mediterráneos, sin embargo, no debe considerarse como un fármaco sino contextualizarlo en esa dieta. Una dieta mediterránea no es concebible sin el aceite de oliva pero debemos conseguir imponer en nuestras sociedades uno de los valores más importantes de la dieta mediterránea: la frugalidad, es decir, la moderación en la comida y en la bebida", afirmó.
La organización del encuentro recordó en un comunicado que la prevalencia de estas enfermedades aumentan año tras año hasta alcanzar el carácter de una gran epidemia mundial. "Aunque hay un componente genético, el factor más importante de esta alta prevalencia son los cambios en los hábitos de vida, especialmente el sedentarismo y la dieta", explicó C-Soriguer Escofet.
Según añadió el especialista, miembro del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Carlos Haya de Málaga, en lo que respecta a la dieta probablemente el factor más importante ha sido el aumento de las grasas, especialmente de las grasas saturadas, y también el disbalance entre las grasas polinsaturadas: por un lado, el aumento de los ácidos grasos n-6 (los que proceden de semillas), y por otro, la disminución de los ácidos grasos n-3, procedentes de algunos vegetales y de los pescados.
"En este contexto, el descubrimiento del valor biológico del tercer grupo de grasas, las monoinsaturadas, como el aceite de oliva, están ocupando el interés creciente de la comunidad científica", apuntó. De hecho, numerosos estudios experimentales, epidemiológicos y clínicos han corroborado que una dieta rica en aceite de oliva, como la mediterránea, puede disminuir la incidencia de algunas patologías como la obesidad, la diabetes mellitus tipo dos o la hipertensión arterial, así como reducir la resistencia periférica a la acción de la insulina.
Este y otros asuntos se tratarán en el II Congreso Internacional Aceite de Oliva y Salud (CIAS 2008), donde C-Soriguer Escofet moderará un simposio sobre aceite de oliva, obesidad, síndrome metabólico y diabetes en el que los diferentes ponentes expondrán cómo la dieta mediterránea puede atenuar el crecimiento de estas patologías.
"La clave radica en que una dieta rica en aceite de oliva puede disminuir la respuesta inflamatoria, que hoy se considera parte del origen de estas enfermedades y por tanto disminuir la incidencia de la obesidad y de la hipertensión arterial, además de mejorar la hiperlipidemia postpandrial, el exceso de grasas en la sangre después de la ingestión de un nutriente".
LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN
Actualmente se trabaja en cinco grandes líneas de investigación relacionadas con estas patologías: aceite de oliva e inflamación; aceite de oliva y metabolismo postpandrial (la concentración de triglicéridos en sangre después de las comidas); aceite de oliva y resistencia periférica a la acción de la insulina; aceite de oliva y expresión de genes relacionados con el metabolismo de los carbohidratos y las grasas; y por último, el estudio del papel de los componentes menores del aceite de oliva virgen sobre el metabolismo intermediario. Sus últimas aportaciones se expondrán en CIAS 2008.
"El aceite de oliva virgen es el denominador común de todas las dietas de los países mediterráneos, sin embargo, no debe considerarse como un fármaco sino contextualizarlo en esa dieta. Una dieta mediterránea no es concebible sin el aceite de oliva pero debemos conseguir imponer en nuestras sociedades uno de los valores más importantes de la dieta mediterránea: la frugalidad, es decir, la moderación en la comida y en la bebida", afirmó.
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