Las ratas invaden otros dos inmuebles de Barquillas de Lope (Cadiz)

Cuando Encarnación Aragón camina por su casa y ve una zapatilla desparejada, se estremece de pies a cabeza. Teme encontrarse de cara con el problema que le atormenta desde hace dos semanas. En este segundo piso, del número 9 de la calle Barquillas de Lope, las ratas recorren el techo de la vivienda y parte del descansillo. La familia Aragón prefiere no pensar cuántos vecinos tienen encima.La finca, rehabilitada hace diez años, se ubica cerca de una casa abandonada. Ahí se encuentra el foco principal de infección, en el portal número 5. Al principio, Encarnación no sabía qué producía ese chirrido continuo detrás de las paredes. Tanto de día como de noche. Hasta que descubrió defecaciones de roedores en una trampilla del rellano. El pasado martes, técnicos de Sanidad repartieron pastillas de veneno para envenenar a los animales. Aún no ha surtido efecto. En unos diez días, el hedor hará de indicativo para el desalojo final. «Porque no tenemos otro sitio donde ir, si no ya me habría llevado mi familia y las cosas de casa bien lejos», exclama.SoluciónLa solución ha salido de su bolsillo. Esta vecina espera en su casa la factura de dicho servicio, «al cual no habría tenido que acudir si se mantuvieran en esta zona unas mínimas condiciones de higiene», critica.Aún más cerca del problema vive la familia inquilina del número 3 de Barquillas de Lope. El susto de hace semanas aún se comenta por el barrio. Una de las huéspedes, enferma de alzheimer, «sintió caer un peso, desde arriba, en la colcha de la cama», relata una vecina de la calle Doctor Marañón. No fue un sobresalto propio del sueño. Se trataba de una rata que había ido royendo la escayola del techo.La problemática de cuidar a un familiar dependiente con escasos medios y sin garantías de salubridad, irrita aún más a los vecinos de El Balón, que esperan una respuesta y ayuda municipal.